Aurelio Marín Luna
Title
Aurelio Marín Luna
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Aurelio Marín was born on July 27, 1941, in Tepechitlán, Zacatecas, México; he is the eldest of his five brothers and two sisters; he was formally educated for six years, and during that time he helped his father work the land and care for the animals; his father and two of his uncles worked as braceros; at the age of eighteen, he decided to follow in their footsteps with the hopes of earning enough money to return to México and buy land; as a bracero, he worked in Arizona and California, picking grapes, lettuce, and tomatoes; after the bracero program finished in 1964, he came to the United States as an undocumented worker; later in 1967, he was able to emigrate, and he was ultimately able to help the rest of his family do the same.
Summary of Interview: Mr. Marín recalls his father and uncles working as braceros; they would often tell him what life was like in the United States; at the age of eighteen, he decided to follow in their footsteps with the hopes of earning enough money to return to México and buy land; after receiving his military ID card and the required letter of recommendation, he went to Empalme, Sonora, México, but he had to pay money and pick cotton before being able to begin the contracting process; there were thousands of men waiting for a contract; the men were examined while there, but they were also given more comprehensive assessments upon arriving in the United States where they were consequently deloused; as a bracero, he worked throughout Arizona and California, picking grapes, lettuce, and tomatoes; he goes on to describe his various worksites, duties, housing, provisions, payment, treatment, remittances, and recreational activities; oftentimes, he was transferred to different locations, but he maintained employment with the same company; after the program ended, he was an undocumented worker for a few years, and he comments on how it was easier to work illegally than as a bracero; in 1967, he was able to emigrate to the United States, and he helped the rest of his family do the same.
Summary of Interview: Mr. Marín recalls his father and uncles working as braceros; they would often tell him what life was like in the United States; at the age of eighteen, he decided to follow in their footsteps with the hopes of earning enough money to return to México and buy land; after receiving his military ID card and the required letter of recommendation, he went to Empalme, Sonora, México, but he had to pay money and pick cotton before being able to begin the contracting process; there were thousands of men waiting for a contract; the men were examined while there, but they were also given more comprehensive assessments upon arriving in the United States where they were consequently deloused; as a bracero, he worked throughout Arizona and California, picking grapes, lettuce, and tomatoes; he goes on to describe his various worksites, duties, housing, provisions, payment, treatment, remittances, and recreational activities; oftentimes, he was transferred to different locations, but he maintained employment with the same company; after the program ended, he was an undocumented worker for a few years, and he comments on how it was easier to work illegally than as a bracero; in 1967, he was able to emigrate to the United States, and he helped the rest of his family do the same.
Creator
Velasquez, Steve
Marín Luna, Aurelio
Date
2006-05-13
Subject
Bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Aurelio Marín Luna
creator (Spanish)
Velasquez, Steve
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini Disc
Duration
52:11
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Aurelio Marín Luna
Fecha de la entrevista: 13 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Steve Velázquez
My name is Steve Velázquez. We are here at the National Center for Preservation of Democracy. I am here with Aurelio Marín Luna, 13th of May, 2006.
SV: Buenas tardes, señor. Dígame, señor Luna, ¿dónde y cuándo nació usted?
AM: Pos buenas tardes, mi nombre es Aurelio Marín Luna. Yo nací en un pueblo que se llama Tepechitlán, el estado de Zacatecas.
SV: Zacatecas.
AM: México.
SV: ¿Qué fecha?
AM: Julio 27 de 1941.
SV: Okay, en julio de 1941. Dígame los nombres de sus papás.
AM: Feliciano Marín y Antonia Luna.
SV: Antonia Luna. Y ellos, ¿nacieron ahí también?
AM: Sí.
SV: Y, ¿tiene otros hermanos y hermanas?
AM: Sí, somos siete.
SV: ¿Siete?
AM: Cinco hermanos y dos hermanas.
SV: Y, ¿es del…?
AM: Más grande, mayor.
SV: El mayor, okay. ¿Fue a la escuela ahí en tu…?
AM: Seis años nomás.
SV: Seis años. Y, ¿sí aprendió a leer y escribir ahí?
AM: Sí.
SV: Okay. Y, ¿trabajó ahí en su pueblo?
AM: Sí.
SV: ¿Haciendo qué?
AM: El campo.
SV: ¿El campo?
AM: Sembrando maíz, frijol, garbanzo, arroz, trigo, cuidando animales, vacas, todo lo del campo, rancho.
SV: Y, ¿más o menos cuántos estaban ahí en su pueblo?
AM: ¿En el pueblo?
SV: Yeah.
AM: ¿En el pueblo o en el rancho?
SV: Ambos.
AM: Bueno, en el rancho pues era nomás como cuatro familias, una allá y otra acá, no estaban juntas. El pueblo tiene como unos dos mil habitantes.
SV: Y, ¿cómo supo del programa del bracero?
AM: Yo oía porque venía gente de ahí del pueblo que se vinieron de braceros y mi papá. Yo tenía trece años cuando, me acuerdo que ya se vino él y este, él pues se venía pa acá, me escribía, platicaba de Estados Unidos y pues así es como supe yo de, por mi papá, mis tíos, hermanos de mi papá venían también.
SV: Pero, ¿cuándo era eso?, ¿qué años?
AM: [El 19]56, [19]57, [19]58, [19]59, [19]60, hasta el [19]60 me vine yo.
SV: Okay. Y, ¿cuántos tíos tenía que…?
AM: ¿Que vinieron para acá? Dos, hermanos de mi papá.
SV: Y de lo mismo, por lo mismo.
AM: Sí.
SV: Y, ¿había gente antes de eso de su pueblo que vinieron?
AM: Sí, vinieron antes. Y mi papá empezó a venir ya como el [19]55 y hubo gente que se vino como el [19]50, [19]51, yo ya sabía de muchos que venían. A unos les iba mal, a otros bien, pero yo de todos modos ya sabía de los braceros. Pero yo quería ir a estudiar a la universidad, digo a estudiar pero no, no hubo chance. Entonces ya dije: “Pos si no voy a estudiar, me voy pa Estados Unidos de bracero”. Y así lo hice, nomás cumplí dieciocho años y me vine.
SV: Y vino. Y, ¿estaba pensando que iba a regresar a México?
AM: Sí, sí pensaba. Dije: “Yo nomás voy a juntar un dinero, algo y me vengo de aquí a comprar otro pedazo de tierra”. Porque mi papá compró, cuando estuvo aquí él compró una parte y yo dije: “Yo voy a comprar otra parte y ya me quedo aquí a trabajar”. Y así estuve aquí como por varias veces de bracero y luego después que se acabaron los braceros, [19]64, [en]tonces me vine sin papeles a trabajar aquí a Los Ángeles y me agarraba La Migra y me echaba. Entonces ya traté de arreglar y con la misma idea de regresarme, pero después pensé diferente, ya cuando empecé a ver que la realidad no era así. Cuando yo me casé, pues pensé en mi familia y ya dije: “No, pues mejor, aquí hay más oportunidades para mi familia, para mis hijos, pues”. No, y cuando ya arreglé, tonces ya me traje a mi papá y mis hermanos y todo.
SV: Y, ¿cuándo era eso?, ¿qué año era eso?
AM: El [19]70, bueno, cuando arreglé fue el [19]67 en febrero, 1967, pero no me los traje hasta el [19]71.
SV: Okay. ¿No estaba casado?
AM: Me casé en el [19]71.
SV: Okay, so, después de ser…
AM: Después que ya los pude arreglar a ellos, ya.
SV: Los otros del pueblo, su tío y los otros que estaban como braceros ahí en su pueblo, ¿ellos regresaron de los Estados Unidos?
AM: Sí, ellos allá están ellos.
SV: Y, ¿todavía están allá?
AM: Allá están, bueno uno.
SV: ¿Nadie más?
AM: Unos ya murieron, pero uno todavía está, él nunca, nunca se quedó aquí. Mi apá tampoco quería quedarse aquí, pero pues es que cuando yo me vine, él ya no vino. Se quedó allá y en el rancho y cuidando. Pero después yo le dije: “No, pues véngase porque le voy a arreglar migración, pues mica”. Y nomás, siempre con la idea de estar allá. Y yo también decía: “Me gusta allá, estar allá”, porque estaba creado en el rancho, hasta la edad de dieciocho años y venirme aquí pues es otra cosa diferente. Pero luego que me casé y todos mis hijos empezaron a ir a la escuela y todo eso, tonces dije: “Pues si me voy, ¿qué les voy a dar allá?”. O a la mejor y luego ya, ya nacidos todos aquí, tonces pues me pensé quedar aquí.
SV: Cuando estaba pensando irse por primera vez, a venir aquí como bracero, ¿qué estaba diciendo su familia de eso?
AM: Pues me decían que no, que no estaba tan fácil.
SV: ¿En qué sentido?
AM: Porque muchos, muchos braceros se venían y ya nunca regresaban. No, no sabían qué pasaba, se morían o los mataban o equis, ¿vedá? Y nada, pues que: “No te vayas”, y que no. Pues yo les dije que si no me iba a estudiar, yo me voy de bracero o pa Estados Unidos y así, de todos modos el permiso que me viniera de bracero.
SV: Y, ¿qué tuvo que hacer para tener permiso?
AM: No, nomás decirles que quería venir y que le dije a mi papá: “Pues mira, yo quiero ir también, usted ya estuvo por allá varios años. Yo quiero ir porque quiero a ver si me va, a ver si… Pues allá estábamos trabajando ya con un rancho con nosotros pero no, siempre pensaba uno: “No, aquél fue y que, ganó más dinero que yo había ganado aquí en un año, él allá en dos meses lo ganó”, y cosas así. Tonces yo le decía a mi apá: “No, déjeme ir, voy a ir”. Pero eso fue la idea de ayudar siempre a la familia.
SV: ¿Qué tipo de papeles tenía que conseguir para venir?
AM: No, teníamos que conseguir, primero tener dieciocho años, la cartilla militar y una carta de recomendación del pueblo, de la presidencia que dijera que eras una persona que no habías dado problemas a nadie. Y luego este, no, que tener la capacidad pa trabajar. Pues cuando llegabas a… Yo la primera vez llegué a Empalme, Sonora y era la contratación allá, 1960. Y ya que te tocaba, esa vez yo pagué $1,000 pesos porque me dejaran, porque me dieran la oportunidad de venirme de bracero. Era contrabando, pues.
SV: ¿Había una mordida?
AM: Sí, otra vez, otra vez tuve que trabajar dos meses en un campo, me pagaban poquito pero a los dos meses cuando juntabas cuatro mil libras de algodón de diario a diario, menos de dos meses las junté. Te la van apuntando cuando las ajustabas, te daban una carta. Esa carta decía que tenías oportunidad de ir a Empalme para que te dieran la oportunidad de venir de bracero y así, así le hice. Ya cuando llegabas a Empalme, que te hablaban, ahí te hablaban por una bocina: “Aurelio Marín”, y voy pa adentro. Habíamos muchos, había como veinte mil ahí.
SV: ¿En Empalme?
AM: En Empalme. Y ya que me hablaron la primera vez, pues ahí vas pa adentro. Y ahí era la primera experiencia, pues de ver. Luego luego te veían las manos.
SV: Oh, yeah.
AM: “A ver las manos, a ver tu cuerpo, que no tengas una quebrada”. Nos quitaban la ropa y un pie quebrado, una mano, los dientes, la vista, eso era en Empalme. Ya te decían: “Bueno, pues sí puedes ir, a ver cómo te va en el centro”. Acá, esa vez vine a Nogales y ya nos venimos a Nogales y ya en Nogales era otra, otra revisión, otro chequeo. Acá era más, más duro, allá te chequeaban más la sangre, el corazón, pulmón, la vista otra vez, a ver si cómo, cómo mirabas y otra vez las manos y las piernas. Y muchos de ahí los regresaban, de, ya del centro, ya de estar aquí en Caléxico, en Nogales, adentro ya. Cuando llegabas ahí también te daban una fumigada por si traías pulgas. Y ya que salías de ahí, te revisaban todo, todo. Y ya si salías enfermo de ahí: “Pues órale, pa atrás. No, no puedes ir de bracero”. Después de que ya habías pasado Empalme, ya habías pasado lo de allá, ya te habías venido a la frontera, ya habías pasado la frontera a El Centro, ahí donde… Y ya si salías enfermo pues ni modo, pa atrás. Pero si salías bien ya de ahí te decían, pues yo digo, en forma que me tocó en la esa vez en Nogales, me dijo, ya me dijo: “Mira, a las tres de la tarde te vas. Se van a ir en un camión, van a Glendale, Arizona”, dijo. Un pueblo que se llama Glendale, está junto con Phoenix, Arizona. Llegamos ahí ya en la noche, oscurito y ya le dicen a uno: “Pues a ver”. Pues llegamos cien esa vez. Ese campo tenía mucha gente, tenía como cinco mil, un gentío. Y llegamos nosotros y yo era la primer vez. Ya nos, pues que sonaron una campana: “Órale”, dicen, “los que llegaron a cenar”. Ya a cenar pues está bien. A veces en Empalme no estaba tan buena, a veces que comías bien, a veces que no y ya no traías dinero y cosas de ésas porque a veces nomás una vez comías. Y ya ahí: “Pues a cenar”, pues vámonos. Y ya cenamos y acabando de cenar nos dijeron: “Mañana todos aquí se paran, los que llegaron, los que llegaron hoy de México”. Y otro día temprano nos salimos todos a almorzar primero y ya nos paramos en un patio grande y ya llegó un mayordomo y uno que se llamaba Tony: “Uy, tú y tú y tú, véngase”. Y a mí me escogió luego luego ese Tony. Y luego ya vino otro y dijo: “Tú y tú y tú, véngase pa acá”. Y así cada quién escogía los que le gustaban y al último le dejaban a uno que le decían Bigotes, era el que traía (risas) lo que le dejaban ya. Y ya de ahí te preguntaban, como yo era la primer vez, me dijeron: “¿Sabes cortar lechuga?”. “No”, le digo, “no sé”. ¿Pa qué voy a echar mentiras? “Porque algunos echan mentiras”, dice, “y a los dos, tres días pues no quieren ya el trabajo, se van porque se hace duro”. “No”, le digo, “yo no sé. Las conozco porque allá hay, pero nunca”. No, empezamos a cortar lechuga. Pues era duro porque para nosotros, como yo estaba impuesto al campo, sabía trabajar, cortar lechuga. ¿Ya sí sabes cómo se corta?
SV: Sí, sí.
AM: Que la agarras así. Estaba así la lechuga al puño de esta mano y el cuchillo abajo, con el mismo cuchillo la volteas, un cuchillo ancho que corta lo de abajo así y así te vas en surcos largos como de una milla.
SV: Una milla, wow.
AM: Largos, largos. Ya así anduvimos días y sí, se me hacía duro, pues dije: “Ni modo”. Y a los poquitos días, ya me dijo ese mayordomo Tony: “Ay”, dice, “¿quieres empacar?, ¿quieres enseñarte?”. “Sí”, le dije. Empacar es echarla a las cajas, ya ves como si es de la grande, nomás son dos, si es de la chiquita son dieciocho. Pues agarras tres, tres y luego otras tres, tres, ya son las doce, llenan la caja. Y atrás viene uno, que viene a cerrarlas con una, le decía veliz. Unas cosas que abren la caja y la engrapan. Ah, pues estaba bien, se me hacía más o menos y ya, a los poquitos días también me dijo: “No este, ponte a clavar”, dijo. “Ándele pues”. Faltaban los lunes, faltaban unos, yo creo se entonaban, se emborrachaban. “Ey”, dice, ya me decía El Ochenta y ocho, porque mi número era el ochenta y ocho. “Ochenta y ocho”, dice, “¿quieres clavar?”. “Sí, ¿cómo no?”. Pues a ver, yo ya había visto cómo le hacían y le agarré más o menos. Y así hasta que un día también, oh, ya le dije, esa vez yo le dije al Tony: “¿Hay disponible, no había chanza de cargar? Dame chanza”. “¿Quieres cargar? Ahí no, ya sabes, ahí sí te sabes estos trabajos pero éste está duro”. “No, no le hace, yo le entro”. Y ya, pues estaba yo fuerte, tenía dieciocho años y dijo: “Ándele pues, en la primer chanza, te doy chanza”. No, pues también un lunes que faltó un señor ya, ya llego ahí con los cargadores, los cargadores son cuatro, dos van abajo de cada lado del tráiler y dos arriba, los de arriba van nomás esquivando, acomodando las cajas y los de abajo se la ponen al gordito del tráiler y el otro la agarra. El de abajo nomás echando y el tráiler va caminando, no se para.
SV: No se para.
AM: Con un, con un y tú pase y pase y pase, las cajas están así de esas pegadas una de la otra. Pues no, sale uno, nomás que tienes un descansito cuando de un tráiler a otro. Son novecientas sesenta cajas por tráiler. Llenas el tráiler y mientras se acomoda el otro, tienes un resello de unos diez minutos. No, y ahí ya me pagaban más. Cuando empecé a cortar, me pagaban $0.40 centavos la hora y cuando empecé a cargar, ya era $0.45. Y daban, una hora daban mientras, no era dada porque cuando llegas al field, no hay cajas.
SV: No hay cajas.
AM: Tonces, ¿qué vas a echarle? Hasta que hay, entonces ya. Y esa hora pues era, de todos modos estabas ganando. Pero después de que se iban los cortadores, a veces tocaba quedarte hasta dos horas, tres horas. Ahí trabajaba uno hasta quince, dieciséis horas más. Te estás a las once de la noche y no, no habíamos acabado porque se quebraba un tráiler, no llegaba y a echarle. Así estuve, estuve en ese pueblo y aprendí lo de la lechuga. Después, esa misma compañía me transfirió con otro, con, no sé cómo estuvo, la misma compañía me puso en otro, en un pueblo que se llama Willcox, un campo que le decían el Campo Blanco. Allá menos que antes, estaba arriba de la sierra en Willcox, Arizona. Allá hicimos tomate, casi se parece. Luego yo, luego luego pedí cargar tomate. Eso está más fácil, el tomate tiene, es de palo, entonces lo puedes agarrar y la lechuga está resbalosa. Ahí anduve viendo otra, otra parte de serían unos dos meses. Entonces me fui para allá, me eché para, me fui, se acabó otro contrato y me fui. Entonces ya vine por Caléxico a Salinas, a la lechuga.
SV: ¿Cuánto tiempo, tenía que viajar desde Arizona hasta regresar a su pueblo?
AM: No, no, nomás a la, nomás a Empalme.
SV: A Empalme.
AM: Entonces fue cuando gané esa carta piscando. Había mandado un dinero a mi papá y por cierto que hasta se perdió el dinero, ni le llegó pronto y después le dije: “No, pues voy a piscar mejor las cuatro mil libras para ganar la oportunidad de venirme de bracero a Empalme”. No, sí, a la otra. Entonces ya como cortador de lechuga me fui a Salinas, Salinas era el famoso de la lechuga; Salinas y Blythe. Yuma es lo más lechuguero, porque esa compañía de Phoenix, de ahí del Glendale llegamos a venir hasta Blythe, no está muy lejos, unas dos horas a Blythe a la lechuga. Porque esa compañía se llamaba Garden Johnson y otra que se llamaba Avarendo, pura lechuga hacían ahí. La del tomate, ahí fue la misma esa de Avarendo, también hizo tomates, pero más lechuga. Y Garden Johnson, como jardín, pura lechuga. Y ya nomás estuve en Salinas, sería, es que dos, dos contratos de cuarenta y cinco días y me fui y ya no pude contratarme.
SV: Hasta que ya…
AM: Estaba muy difícil, entonces se acabaron los braceros y el [19]64, entrando el [19]64 ya no hubo braceros. Entonces me vine a Tijuana y me pasé sin nada. Pero eso de braceros es, yo te digo nomás tres, tres compañías en tomate. Oh, y uva también hice con esa misma de las Salinas acá en Delano. Era de la misma compañía, nos llevaba lejos a la uva cuando o, si había lechuga, pero nomás lechuga, uva y tomate.
SV: Y, ¿le pagaron cuando tenía que viajar entre los tomates y lechuga?
AM: No, no, no.
SV: ¿No?
AM: Hasta que llegabas al field. Salíanos del campo, de ahí de ese campo de Willcox, Arizona, yo te digo que era el Campo Blanco, salíanos hasta las tres de la mañana. A veces llegábamos al field como a las cinco y media, seis. Ya se veía bien, caminaba uno como tres horas, pero esas horas…
SV: No.
AM: Nada, hasta que llegabas al field.
SV: Y, ¿qué hicieron en ese viaje?
AM: Nos dormimos allá, sí era dormir. También cuando salía uno, mientras llegabas al campo, te dormías y luego pues sí iba uno cansado todo.
SV: ¿Todos los días estaban durmiendo?
AM: Sí.
SV: Sí. ¿No tocaban guitarras?
AM: No, no, nada. No, toda la fiesta, sí había unos que, poquita gente que es más chistosa, que iban ahí platicando de que el otro. Y luego llegaban a, como a medio camino llegaba el troque a si alguien quería comprar algo en una tienda. Y ahí a los que les gustaba la cerveza o una soda o un jugo, equis. Yo me compraba un jugo y otros, tenía un amigo que se llamaba Jesús García, él fue el que me ayudó mucho a enseñarme a cargar, porque tenía su maña. Y luego cómo no, porque yo había visto, un día vi que se desmayó uno y estaba más, más bien que yo, más así. Parecía luchador y nomás vi que empezó y ¡pas! Y yo le dije a Jesús: “Jesús, usted lo veo retranquilo”. Pues el calorón como120 grados. Si yo me quitaba la camisa, luego la exprimía y luego me la ponía otra vez. Bien, mucho, mucho es el más calor que yo he pasado en Arizona.
SV: Regresemos a la frontera, regreso un ratito.
AM: Sí.
SV: So, tenían que hacer exámenes médicos. ¿Alguna vez en su vida hicieron cosas así, antes en su vida?
AM: No.
SV: ¿No?
AM: No, ni sabía uno de eso. Todavía ni al, al…
SV: ¿No había hablado de eso los otros braceros de su familia?
AM: Hay algo que decían, como mucha gente era vergonzosos, porque allá se cría uno en otra forma, ¿vedá? Tienes vergüenza de que te quiten la ropa y que te vean todas tus… Y nomás decían: “Hey, que te vas a ir a que te vean allá las nachas, en las nalgas”. Eso era lo que decían muchos, pero yo no sabía qué era todo eso. Te revisaban todo tú, que fueras una enfermedad, ya sea almorranas, o sea una enfermedad venérea, todo eso te revisaban. Entonces era vergonzoso y muchos no decían nada. Yo no sabía, mi apá ya había venido y nunca me dijo. Mis tíos, pero los amigos que mi apá tenía, sí uno me decía: “Hey, ¿ya te quieres ir a que te revisen allá?”. Yo decía: “Ni será cierto”. “Sí es cierto”.
SV: Y cuando fue la primera vez. ¿Salió solo o fue con su…?
AM: Con un amigo.
SV: Con un amigo y él se…
AM: Él luego no se pudo contratar.
SV: No se pudo contratar.
AM: Se regresó de Empalme y allá está todavía.
SV: Allá está.
AM: Después vino sin papeles aquí, por aquí estuvo y nunca pudo, pues ya ven, parece que… No sé si como a los dos, tres años vino una vez de bracero, poquito. Pero esa vez él no puedo, no pudo pasar. Hasta nos venimos caminando porque pues no había camión, salimos caminando de Tepechitlán a otro pueblo y en el otro pueblo sí agarramos el camión, como unas tres horas caminamos.
SV: Tres horas caminando. Y, ¿qué llevaban?
AM: Una mochila. No, pues traía uno nomás poquito.
SV: Y, ¿qué traía?
AM: Nomás un pantalón y una camisa, un cambio nomás.
SV: ¿Un cambio nomás?
AM: Nomás.
SV: Un cambio. Y, ¿su amigo lo mismo?
AM: Igual, igual él también. Sí nos venimos caminando, me acuerdo que se llama Salvador, veníamos caminando y no, llegamos al otro pueblo y sí alcanzamos el camión. Y ya de ahí agarrabas un camión a Guadalajara.
SV: Okay. Cuando llegó al campo, ¿me puede decir un poco de la vida diaria ahí? ¿Cómo era la casa en la que estaba?
AM: Las casas era una, una galera. No eran casas, era, era como, era de lámina, no era, era lámina, lo que es lámina, ya ves como, como los techos.
SV: Sí, los techos, sí.
AM: Una lámina, que ya ves que hay bodegas por ahí que tienen tareas mecánicos y eso, así era de esa, de esa, puro metal de lámina y nomás así. Como un taller mecánico, que veas por ahí grandote, bodegas, igualito y ya adentro estaba la, donde vivía uno, las camas eran… En algunos campos, en ese Campo Trece había barracas, le decían barracas, muy grandes. Yo creo cabíamos en cada una como más de doscientos en cada, porque tenía tres camas.
SV: Tres camas, una sobre otra.
AM: Una aquí y otra y las camas eran de tubos, como esos tubos de…
SV: Oh, pero eran camas propias, ¿no?
AM: ¿Colchón o no?
SV: Colchón.
AM: No una colcha, colchoneta de esas, no colchón, colchoneta y así las ponían y una sábana pa que te acobijaras y una almohada. Y la, sí tenían un sprin [box-spring], un resorte nomás, pero arriba del resorte nomás la… No tenían como ahora los colchones que tienen que el sprin [box-spring] y luego tienen otra cosa arriba, pero dormimos ahí a gusto. Y las camas tenían tubos, las camas eran de tubos, un tubo aquí y llegaba a la cama y un tubo atravesado y de ahí salía otro tubo y allá al lado que…
SV: Y para comer, ¿qué hicieron?, ¿había alguien que lo hiciera?
AM: Sí, yo las veces que estuve de bracero, el campo se encargaba de darte la comida, nomás te cobraban. Nomás que a veces no ganabas ni pa comer. Pues cobraban un dólar diario, todos los días uno, un día, un día. Y eran, pues si estabas, en el domingo a veces no trabajábamos, tonces ahí estabas y comías, pero eso era el mes $30 dólares, treinta días.
SV: Y, ¿quién estaba cocinando? ¿Había braceros también?
AM: No, eran gente de ahí. O quien, yo a la mejor serían, en aquellos años les decían alambres a los ilegales.
SV: ¿Alambres?
AM: Como si uno, le dicen emigrantes ahorita, emigrantes. Y entonces decía uno alambre porque brincabas el alambre, ¿vedá? Y ahorita, yo es que les digo: “No, no se llaman alambres”. “¿Cuáles alambres?”. “Sí, pues así se llamaban”. “¿Te fuiste de alambre?”. “Sí, pues me fui de alambre”. Como ahorita: “Si yo me fui de ilegal”. Y yo pienso que eran personas así, pero personas que ya te sabían bien. Los cocineros hacían unos tambos así de comida, papas con sabe qué tanto. Sí, pasabas, ibas pasando como los, a lo que se me afigura son las cárceles, como las películas de cárceles, ahí que vas ahí con tu plato y ya vas y te sientes allá a comer y allá está el Kool-Aid, unas ollotas de Kool-Aid y luego café, quien quiere café y así era la comida. No eran buenas comidas, pero de todos modos sí daban si querías comer. La mañana, huevos, huevos estrellados ahí en un comal, en muchos. Había cuatro, cinco cocineros, porque te digo que a veces salíamos, a salir en ese campo no era Salinas, tuvimos poquitos en este, en Maricopa, que el condado de Maricopa, que es Willcox. Ahí estábamos también poquitos, pero en ese Campo Trece, pues era un mundo de gente en la mañana. El día que no trabajábamos parecía un pueblo ahí lleno de gente, habíamos como cuatro mil. Los días que pagaban, era una gritadera, unos cantando, otros borrachos, otros jugando, otros… Bueno, era un desastre.
SV: ¿Ahí en el campo?
AM: En el campo, adentro.
SV: So, ¿traían cosas…?
AM: Alguien llegaba a vender.
SV: A vender cosas.
AM: Ellos, los que llevaban las cosas, ya saben qué día pagaban y les llegaban ahí los que, buenos pa la baraja, ya sabían que iban a la jugada, cigarros, tequila, bueno cerveza, lo que fuera.
SV: Y, ¿los precios eran aptos?
AM: ¿De qué, de…?
SV: De las cosas si querían comprar algo.
AM: No, bueno yo de, nomás en esos años sabía de sodas, de una soda, nomás tomaba soda y un jugo.
SV: Pero era…
AM: Estaba barato.
SV: ¿Sí era barato?
AM: Los primeros zapatos que compré yo, porque cuando llegué la primer vez, traía huaraches, huaraches y pues pa andar en la lechuga, ¿te imaginas? Y luego después que empecé a cargar y con huaraches y luego estaba mojada y todo. Y luego ya me dijo el mayordomo: “No, pues cómprate unos zapatos, ya, ¿qué pues?”. Y compré zapatos de esos de trabajo, de esos que hay buenos pa… Me costaron $2 dólares, 1960; buenos y todo, zapato de trabajo. Ahorita valen como $80 dólares de los buenos y $2 dólares. Luego luego un pantalón Levi’s, que yo no quería un pantalón Levi’s, porque nomás los que venían del norte llevaban una camisa vaquera, una tejana y las camisas vaqueras también valían $2 dólares, los pantalones Levi’s esos, lo original pues el que es el bueno, también $2 dólares, $1.99, $2.05, $1.98 y los zapatos.
SV: Cuando ya estaba listo de regresar, ¿compró más cosas?
AM: Sí, sí, un veliz, un veliz ya, pantalones vaqueros, hasta le llevé uno a los hermanos allá y me compré otros zapatos, unas botas vaqueras, acá pues y cosas así que me gustaban. Y me fui, pero yo nomás estuve, poquito me estuve y toda mi ropa la dejé allá con mis hermanos y me vine otra vez nomás con un cambio yo. Y entonces ya me fui hasta que arreglé mi mica, o sea, adelanté como unos cinco, seis años sin ir. Pero ya cuando fui, yo ya había emigrado, ya estaba mejor y ya les mandaba dinero. Cada mes le mandaba a mi apá, cada mes.
SV: ¿Mandó todo, todo su dinero a su familia?
AM: Válgame Dios.
SV: Mandaste el dinero, después ya después.
AM: Sí.
SV: De trabajar.
AM: Le mandaba eso a mi papá, cada mes lo mandaba, porque yo sabía que pues todos estaban chicos y ya que, que estaba yo aquí sin papeles y luego ya que emigré, ya le dije: “No, pues mejor vénganse”. Le dije: “Les voy a poner una aplicación para que emigren”. Y así pasó, todavía pasaron como dos años. Del [19]67 hasta el [19]71, ya me los traje y ya mi papá se vino y mi amá, todos los hermanos se vinieron, hermanas, todos y ya me casé yo.
SV: Y cuando regresó aquí, ¿fue a los mismos sitios donde trabajó, como Salinas o Phoenix?
AM: No, a Salinas sí he ido nomás a visitar amigos.
SV: Oh, a visitar.
AM: Pero trabajar ya no. Cambió, cambié a diferente mi trabajo. Cuando empecé sin papeles, trabajé en un restaurán.
SV: So, ¿qué hicieron en sus tiempos libres?, ¿fueron a pueblos ahí, otras comunidades o quedaron nomás ahí en el campo, como en domingos?
AM: No, íbanos a veces al cine, a veces a… Siempre andaba yo con persona así que ya habían andado aquí varios años, conocían así: “Vamos al cine, vamos al pueblo”. Como en Phoenix, en Glendale, Willcox. Acá en Salinas había mucho, muchos lugares a dónde ir a visitar.
SV: Y, ¿había discriminación ahí, cuando llegó a esos pueblos en esos días?
AM: Pues no, no creo.
SV: ¿No? La gente estaba…
AM: Estaba, yo siempre digo, sí, sí hay, siempre ha habido, ¿vedá? Pero yo pienso que, pues no sé. A veces lo sentía como que, como que sí, que uno era mexicano y peor si no hablas inglés y toda esa cosa, como que sí te hacían a un ladito. Pero si te vas superando, superando, superando, llega el momento en que ya no piensas en la discriminación. Por ejemplo, yo pienso que yo desde que trabajé en el restaurán me fui a trabajar a una canería, pescado. Y me fui a estudiar también un poco de, para pues, pa tener más oportunidad. Y luego tuve muchas oportunidades en esa compañía, me llevaron a San Diego. En muchas partes a enseñar gente, a trabajar con gente. De aquí de San Pedro me pagaron todo, me movieron mi familia, me ayudaron a comprar casa allá y todo, todo. Y de ahí querían que me fuera a Puerto Rico, entonces les dije: “No, pues no”. Ya mis hijos ya estaban todos, tengo cinco. “No”, le digo, “pues ya no, ya mejor voy a buscar otro trabajo, pues Puerto Rico”. “Ándale, que te damos esto y que te damos lo otro”, quién sabe qué tanto. Yo hacía muy bien el trabajo allá, tenía dieciocho años en esa compañía.
SV: So, cuando estaba pensando regresar después de ser bracero, ¿estaba pensando en su experiencia como bracero para…?
AM: Sí.
SV: ¿Sí?
AM: Sí, la experiencia de bracero nunca se te olvida porque es, es más duro que estar ilegal. Porque de bracero eres un trabajador nomás y luego no había chanza de, ¿en qué forma te superabas? Nomás eres un trabajador y tenías que aguantar lo que te dijeran. “Y órale y ándelen y apúrense y tenemos que hacer esto y, ¿qué pasó?, ¿no pueden?, ¿no pueden? Pa traer otros”, o cosas así. “¿No querían venir, no estaban allá amontonados en Empalme, en la frontera?, que querían venir. Tienen que trabajar”, cosas de esas. Entonces de bracero es más duro que ahora. Yo ya cuando vine aquí fue diferente, digo, o sea que la experiencia de bracero es diferente que, yo pienso que hasta de ilegal y que hasta… Porque yo estuve de ilegal también, será dos, dos años o tres, pero ya trabajé en ese restaurán y ahí ya aprendí muchas cosas.
SV: So, cuando regresó a su pueblo, cuando ya regresó de bracero.
AM: ¿Ya emigrado?
SV: No, de la última bra…
AM: ¿De bracero?
SV: Yeah. ¿Qué hizo cuando ya regresó a su pueblo?
AM: Pues me puse a trabajar allá el tiempo que estuve allá en el rancho.
SV: So, ¿se quedó ahí?
AM: Sí, por un tiempo nomás. Pero entonces, tonces empecé a ver que no, no íbamos a poder progresar mucho ahí.
SV: Y, ¿había otra gente? Eso era en [19]62, ¿no?
AM: [Mil novecientos] sesenta y dos, eso.
SV: So, en ese tiempo no había mucho más gente de su pueblo que iban como bracero, ¿no?
AM: Sí, sí.
SV: Oh, ¿sí?
AM: Había trabajo, pero no tanto ya. Se empezó a acabar, acabar así ya y muchos pensaron quedarse allá. Hay gente que se quedó, se acabaron los braceros y se quedaron allá, compraron, allá se quedaron a trabajar. Ya sea a crear animales o sembrar, equis y se quedaron. Y muchos, yo me vine, como te digo, ya me vine de alambre, pero sin papeles.
SV: So, déjeme, cuando estaba en Salinas trabajando, ¿habló con esos, con Chávez y la gente que estaba trabajando con Chávez?
AM: Sí, algunos iban ahí al campo y nos decían de lo que estaba haciendo Chávez, de lo que estaba tratando de ayudar, que iba a haber un seguro que no había en el campo. Unemployment no había en el campo y cosas así que estaba haciendo, sí, sí iban, nos decían alguien ahí en el campo iba a veces los domingos y platicaba de eso.
SV: Y la gente, los braceros, ¿querían hacer eso?
AM: Sí, yo sí sentía. Yo hasta les decía a muchos que sí estaba muy bien porque mira, ahorita una persona que trabajó en el campo no, se retira y luego la aseguranza también del campo. Muchas cosas, nosotros tenemos aseguranza, como braceros teníanos un seguro de doctor, pues. Y les decía: “Mira esta gente se, es muy bueno lo que estaba haciendo Chávez”, y lo que hizo está muy bien. Porque ahorita la gente que trabaja en el campo ya tiene, tiene disability, tiene unemployment y tiene pensión y tienen su aseguranza también de médico, medicare.
SV: ¿Había una vez que en el trabajo, que todos los trabajos decían que: “Ya no vamos a trabajar hasta cuando, hasta que nos pagan más”, o hasta que…?
AM: Oh, las huelgas. Fíjate que nunca me tocó a mí una.
SV: ¿Nunca?
AM: No.
SV: Okay.
AM: O sea que una vez, me acuerdo allá en Willcox, que algunos compañeros ahí empezaron a decir que: “Ay”, dicen, “que si la compañía de La Arena que está pagando esto”, creo que $0.02 centavos más. Yo les decía: “Pero pues no sé”, le digo, “si la cosa de todas las compañías lechugueras casi son iguales”. “No, pues que hay que hacerles un reclamo”. Y luego ya le pregunté a un mayordomo: “Oyes, ¿tú cómo ves eso?”. “No”, dice, “no es cierto”, dice, “gente de La Arena que vienen nomás a alborotar la gente”, dice, “La Arena”, dice, “es la compañía más dura”, dice, “es la que corre, es la que venía aquí a Valle Imperial”, dice, “nomás no les gusta alguien”, dice, “y ni siquiera le dicen nada, lo echan pa afuera”. Pero tal vez lo echaron por la expresión o porque te enojas. Porque habemos unos que, o hay personas que no piensa uno en la compañía, nomás piensas en ti. “No, que la compañía me tiene que dar eso, porque yo trabajo, yo equis”, pero también hay que ver la compañía. También la compañía está haciendo su deber, su trabajo y yo pienso que, yo siempre pensé así y así lo he pensado. Tiene que haber un nivel entre la compañía y el trabajador porque así, así es y nomás esos dos trabajos que tuve, trabajé con la compañía Nissan, tonces fui también a la escuela, fui a aprender mecánica, la Nissan, esta de que hace los carros. Trabajé en el puerto donde se distribuyen, donde vienen los barcos, ahí donde llegan. Ningún carro completo, todos hay que terminarles algo ahí, entonces yo siempre en estos dos compañías yo les decía: “No, no”, dice, “yo no digo que nos matemos, que nos hagamos, ey, pero hay que hacer las cosas que la compañía te ayuda, tú también ayúdale”. Porque si nos peleamos unos y otros, la compañía a la mejor, nosotros vamos a perder, pues la compañía a la mejor dice: “Pues traigo otros o tú, o te mando a la unión y peléate con la unión”, ¿vedá?, “tú sabrás”. Porque hay muy diferentes modos de pensar, yo siempre soy partidario de que hay que estar, ayudar poquito a la compañía y la compañía te ayuda. Y siempre me tocó esa suerte, digo que esas compañías. Ésta de la Nissan, pues me ayudaron, me enseñaron cosas que yo no sabía, me pusieron una buena posición, bueno, bueno, ¿por qué? Porque yo siempre trataba no de hacer trabajo demás, o sea normal, normal y muy atento a las horas, nunca llegar tarde, nunca andar peleándote con equis y que: “¿Por qué esto? ¿Por qué a aquél lo pones aquí y a mí no?”, y quién sabe qué. No, no, pero todo, todo me ayudó en eso, por eso digo que nunca sentí que hay que hacer huelgas y eso. Hay veces que sí, ¿vedá? Son necesarias. Porque por ejemplo, en la canería una vez hubo una de, fue la unión que era muy injusta, que por un sueldo que me han congelado por seis meses. “No, si no dan sueldo”. Eran cinco mil personas en la canería y había un sueldo congelado por seis meses. Entonces ya seis meses, ya es primero. Entonces dijimos: “Sí, nos vamos a parar hasta que ese dinero llegue”. Pero era otra forma de forzarlos que estaban, que toda esa gente necesitaba su cheque para vivir. En esa forma sí yo he intervenido. Pero estar diciendo que, que: “¿Por qué me pones a mí ahí?”, o, “¿por qué a aquél le pagas?”. Siempre he tratado yo de estar no muy, no en contra, pero tampoco mal.
SV: Una pregunta más, ¿sus recuerdos de haber trabajado como bracero fueron positivos o negativos?
AM: No, positivos.
SV: ¿Positivos?
AM: Sí, trabajé mucho, eso sí. Pero yo me ayudé mucho también. Pues te imaginas, si, qué tal si digo. No, pues como la primera vez, se me hincharon las manos porque no estaba impuesto a hacer este ejercicio, allá es diferente. Así se me pusieron las manos, en la noche me ponía sabe cuántas ahí que me daban los compañeros. Pero si me hubiera ido, yo hubiera quedado mal y no habría tenido la oportunidad de que la misma compañía me mandara a trabajar a otro lado. No, yo tengo buena experiencia de los braceros, ¿por qué? Porque uno se ayudaba y mucho. Allá en México nosotros ganábamos allá $2.50 al día, $2 pesos, $0.50 centavos, aquí eran $0.20 centavos. Eso era lo que ganaba uno en México, un $0.20 aquí en todo el día, allá. Aquí venías y ganaba ya $5, $6 dólares. Porque yo ganaba, empecé a ganar $0.40 centavos la hora. Entonces trabajaba diez horas, ganaba $5 dólares. Allá pa ganar, pa ganar $60 pesos que eran $5 dólares, necesitabas casi un mes. Tonces por eso yo digo, eso sí, de que trabajé, trabajamos pues como se ocupaba, pero yo creo que buena experiencia y no, no reniego ni, al contrario, qué bueno que me tocó estar de bracero, trabajé, me ayudé. Lo que me ha ayudado poco, bastante, pero estuvo bien. Como un trabajo, como los que hecho ahora que, igual que he tratado de que la cosa esté bien y ha estado bien. Pues si reniegas de un trabajo, te corren. O si [te] enojas o te peleas o tienes mala experiencia o no estás a gusto tampoco. Pues no sé, yo pienso que ni se siente uno bien. Al contrario, si te, si aceptas, si uno, uno quería esa ayuda. Yo me vine desde Zacatecas con la ilusión de venir de bracero. Llego de bracero y ya me habían dicho: “No es fácil, no creas tú que es como aquí, que trabajamos un rato, nos sentamos y platicamos”. No, hay días que, que peor, trabajos duros como el corte de lechuga, ¿vedá? Estás agachado todo el día y pues fuera un ratito, hasta que se sale el surco y te andan diciendo: “Órale”. Pero no sé, no lo tomé yo como, como injusticia. Lo tomé como un trabajo que tenía que, pues hacerlo, porque había venido a trabajar y si no, si no hubiera venido, pues no hubiera estado aquí.
SV: Okay.
AM: ¿vedá?
SV: Okay. Entonces, ¿algo más?
AM: No, nada más que, es lo único, de bracero, pues nomás que le revolví ahí de, después de alambre y de ya mi vida como siguió. Tal vez si no hubiera venido de bracero, a la mejor no vengo a Estados Unidos, ¿vedá? Ahí estuviera yo, sabe Dios. Tonces me vine bracero, conocí un poco aquí, empecé con la ilusión de que aquí se vive mejor y de que la familia vive mejor, de que toda la gente que se organiza bien, aquí vive muy bien. El que no se organice bien, pues en ninguna parte, pero si te organizas bien, aquí en Estados Unidos, un trabajador, un trabajador cualquiera vive muy bien. Nomás hay que organizarse, hay que hacer las cosas como son y todo arreglado.
SV: Okay, well.
AM: Sí.
SV: Okay, well, muchas gracias.
AM: No, pues gracias a usted y ojalá que esta información les sirva de algo.
SV: Okay.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 13 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Steve Velázquez
My name is Steve Velázquez. We are here at the National Center for Preservation of Democracy. I am here with Aurelio Marín Luna, 13th of May, 2006.
SV: Buenas tardes, señor. Dígame, señor Luna, ¿dónde y cuándo nació usted?
AM: Pos buenas tardes, mi nombre es Aurelio Marín Luna. Yo nací en un pueblo que se llama Tepechitlán, el estado de Zacatecas.
SV: Zacatecas.
AM: México.
SV: ¿Qué fecha?
AM: Julio 27 de 1941.
SV: Okay, en julio de 1941. Dígame los nombres de sus papás.
AM: Feliciano Marín y Antonia Luna.
SV: Antonia Luna. Y ellos, ¿nacieron ahí también?
AM: Sí.
SV: Y, ¿tiene otros hermanos y hermanas?
AM: Sí, somos siete.
SV: ¿Siete?
AM: Cinco hermanos y dos hermanas.
SV: Y, ¿es del…?
AM: Más grande, mayor.
SV: El mayor, okay. ¿Fue a la escuela ahí en tu…?
AM: Seis años nomás.
SV: Seis años. Y, ¿sí aprendió a leer y escribir ahí?
AM: Sí.
SV: Okay. Y, ¿trabajó ahí en su pueblo?
AM: Sí.
SV: ¿Haciendo qué?
AM: El campo.
SV: ¿El campo?
AM: Sembrando maíz, frijol, garbanzo, arroz, trigo, cuidando animales, vacas, todo lo del campo, rancho.
SV: Y, ¿más o menos cuántos estaban ahí en su pueblo?
AM: ¿En el pueblo?
SV: Yeah.
AM: ¿En el pueblo o en el rancho?
SV: Ambos.
AM: Bueno, en el rancho pues era nomás como cuatro familias, una allá y otra acá, no estaban juntas. El pueblo tiene como unos dos mil habitantes.
SV: Y, ¿cómo supo del programa del bracero?
AM: Yo oía porque venía gente de ahí del pueblo que se vinieron de braceros y mi papá. Yo tenía trece años cuando, me acuerdo que ya se vino él y este, él pues se venía pa acá, me escribía, platicaba de Estados Unidos y pues así es como supe yo de, por mi papá, mis tíos, hermanos de mi papá venían también.
SV: Pero, ¿cuándo era eso?, ¿qué años?
AM: [El 19]56, [19]57, [19]58, [19]59, [19]60, hasta el [19]60 me vine yo.
SV: Okay. Y, ¿cuántos tíos tenía que…?
AM: ¿Que vinieron para acá? Dos, hermanos de mi papá.
SV: Y de lo mismo, por lo mismo.
AM: Sí.
SV: Y, ¿había gente antes de eso de su pueblo que vinieron?
AM: Sí, vinieron antes. Y mi papá empezó a venir ya como el [19]55 y hubo gente que se vino como el [19]50, [19]51, yo ya sabía de muchos que venían. A unos les iba mal, a otros bien, pero yo de todos modos ya sabía de los braceros. Pero yo quería ir a estudiar a la universidad, digo a estudiar pero no, no hubo chance. Entonces ya dije: “Pos si no voy a estudiar, me voy pa Estados Unidos de bracero”. Y así lo hice, nomás cumplí dieciocho años y me vine.
SV: Y vino. Y, ¿estaba pensando que iba a regresar a México?
AM: Sí, sí pensaba. Dije: “Yo nomás voy a juntar un dinero, algo y me vengo de aquí a comprar otro pedazo de tierra”. Porque mi papá compró, cuando estuvo aquí él compró una parte y yo dije: “Yo voy a comprar otra parte y ya me quedo aquí a trabajar”. Y así estuve aquí como por varias veces de bracero y luego después que se acabaron los braceros, [19]64, [en]tonces me vine sin papeles a trabajar aquí a Los Ángeles y me agarraba La Migra y me echaba. Entonces ya traté de arreglar y con la misma idea de regresarme, pero después pensé diferente, ya cuando empecé a ver que la realidad no era así. Cuando yo me casé, pues pensé en mi familia y ya dije: “No, pues mejor, aquí hay más oportunidades para mi familia, para mis hijos, pues”. No, y cuando ya arreglé, tonces ya me traje a mi papá y mis hermanos y todo.
SV: Y, ¿cuándo era eso?, ¿qué año era eso?
AM: El [19]70, bueno, cuando arreglé fue el [19]67 en febrero, 1967, pero no me los traje hasta el [19]71.
SV: Okay. ¿No estaba casado?
AM: Me casé en el [19]71.
SV: Okay, so, después de ser…
AM: Después que ya los pude arreglar a ellos, ya.
SV: Los otros del pueblo, su tío y los otros que estaban como braceros ahí en su pueblo, ¿ellos regresaron de los Estados Unidos?
AM: Sí, ellos allá están ellos.
SV: Y, ¿todavía están allá?
AM: Allá están, bueno uno.
SV: ¿Nadie más?
AM: Unos ya murieron, pero uno todavía está, él nunca, nunca se quedó aquí. Mi apá tampoco quería quedarse aquí, pero pues es que cuando yo me vine, él ya no vino. Se quedó allá y en el rancho y cuidando. Pero después yo le dije: “No, pues véngase porque le voy a arreglar migración, pues mica”. Y nomás, siempre con la idea de estar allá. Y yo también decía: “Me gusta allá, estar allá”, porque estaba creado en el rancho, hasta la edad de dieciocho años y venirme aquí pues es otra cosa diferente. Pero luego que me casé y todos mis hijos empezaron a ir a la escuela y todo eso, tonces dije: “Pues si me voy, ¿qué les voy a dar allá?”. O a la mejor y luego ya, ya nacidos todos aquí, tonces pues me pensé quedar aquí.
SV: Cuando estaba pensando irse por primera vez, a venir aquí como bracero, ¿qué estaba diciendo su familia de eso?
AM: Pues me decían que no, que no estaba tan fácil.
SV: ¿En qué sentido?
AM: Porque muchos, muchos braceros se venían y ya nunca regresaban. No, no sabían qué pasaba, se morían o los mataban o equis, ¿vedá? Y nada, pues que: “No te vayas”, y que no. Pues yo les dije que si no me iba a estudiar, yo me voy de bracero o pa Estados Unidos y así, de todos modos el permiso que me viniera de bracero.
SV: Y, ¿qué tuvo que hacer para tener permiso?
AM: No, nomás decirles que quería venir y que le dije a mi papá: “Pues mira, yo quiero ir también, usted ya estuvo por allá varios años. Yo quiero ir porque quiero a ver si me va, a ver si… Pues allá estábamos trabajando ya con un rancho con nosotros pero no, siempre pensaba uno: “No, aquél fue y que, ganó más dinero que yo había ganado aquí en un año, él allá en dos meses lo ganó”, y cosas así. Tonces yo le decía a mi apá: “No, déjeme ir, voy a ir”. Pero eso fue la idea de ayudar siempre a la familia.
SV: ¿Qué tipo de papeles tenía que conseguir para venir?
AM: No, teníamos que conseguir, primero tener dieciocho años, la cartilla militar y una carta de recomendación del pueblo, de la presidencia que dijera que eras una persona que no habías dado problemas a nadie. Y luego este, no, que tener la capacidad pa trabajar. Pues cuando llegabas a… Yo la primera vez llegué a Empalme, Sonora y era la contratación allá, 1960. Y ya que te tocaba, esa vez yo pagué $1,000 pesos porque me dejaran, porque me dieran la oportunidad de venirme de bracero. Era contrabando, pues.
SV: ¿Había una mordida?
AM: Sí, otra vez, otra vez tuve que trabajar dos meses en un campo, me pagaban poquito pero a los dos meses cuando juntabas cuatro mil libras de algodón de diario a diario, menos de dos meses las junté. Te la van apuntando cuando las ajustabas, te daban una carta. Esa carta decía que tenías oportunidad de ir a Empalme para que te dieran la oportunidad de venir de bracero y así, así le hice. Ya cuando llegabas a Empalme, que te hablaban, ahí te hablaban por una bocina: “Aurelio Marín”, y voy pa adentro. Habíamos muchos, había como veinte mil ahí.
SV: ¿En Empalme?
AM: En Empalme. Y ya que me hablaron la primera vez, pues ahí vas pa adentro. Y ahí era la primera experiencia, pues de ver. Luego luego te veían las manos.
SV: Oh, yeah.
AM: “A ver las manos, a ver tu cuerpo, que no tengas una quebrada”. Nos quitaban la ropa y un pie quebrado, una mano, los dientes, la vista, eso era en Empalme. Ya te decían: “Bueno, pues sí puedes ir, a ver cómo te va en el centro”. Acá, esa vez vine a Nogales y ya nos venimos a Nogales y ya en Nogales era otra, otra revisión, otro chequeo. Acá era más, más duro, allá te chequeaban más la sangre, el corazón, pulmón, la vista otra vez, a ver si cómo, cómo mirabas y otra vez las manos y las piernas. Y muchos de ahí los regresaban, de, ya del centro, ya de estar aquí en Caléxico, en Nogales, adentro ya. Cuando llegabas ahí también te daban una fumigada por si traías pulgas. Y ya que salías de ahí, te revisaban todo, todo. Y ya si salías enfermo de ahí: “Pues órale, pa atrás. No, no puedes ir de bracero”. Después de que ya habías pasado Empalme, ya habías pasado lo de allá, ya te habías venido a la frontera, ya habías pasado la frontera a El Centro, ahí donde… Y ya si salías enfermo pues ni modo, pa atrás. Pero si salías bien ya de ahí te decían, pues yo digo, en forma que me tocó en la esa vez en Nogales, me dijo, ya me dijo: “Mira, a las tres de la tarde te vas. Se van a ir en un camión, van a Glendale, Arizona”, dijo. Un pueblo que se llama Glendale, está junto con Phoenix, Arizona. Llegamos ahí ya en la noche, oscurito y ya le dicen a uno: “Pues a ver”. Pues llegamos cien esa vez. Ese campo tenía mucha gente, tenía como cinco mil, un gentío. Y llegamos nosotros y yo era la primer vez. Ya nos, pues que sonaron una campana: “Órale”, dicen, “los que llegaron a cenar”. Ya a cenar pues está bien. A veces en Empalme no estaba tan buena, a veces que comías bien, a veces que no y ya no traías dinero y cosas de ésas porque a veces nomás una vez comías. Y ya ahí: “Pues a cenar”, pues vámonos. Y ya cenamos y acabando de cenar nos dijeron: “Mañana todos aquí se paran, los que llegaron, los que llegaron hoy de México”. Y otro día temprano nos salimos todos a almorzar primero y ya nos paramos en un patio grande y ya llegó un mayordomo y uno que se llamaba Tony: “Uy, tú y tú y tú, véngase”. Y a mí me escogió luego luego ese Tony. Y luego ya vino otro y dijo: “Tú y tú y tú, véngase pa acá”. Y así cada quién escogía los que le gustaban y al último le dejaban a uno que le decían Bigotes, era el que traía (risas) lo que le dejaban ya. Y ya de ahí te preguntaban, como yo era la primer vez, me dijeron: “¿Sabes cortar lechuga?”. “No”, le digo, “no sé”. ¿Pa qué voy a echar mentiras? “Porque algunos echan mentiras”, dice, “y a los dos, tres días pues no quieren ya el trabajo, se van porque se hace duro”. “No”, le digo, “yo no sé. Las conozco porque allá hay, pero nunca”. No, empezamos a cortar lechuga. Pues era duro porque para nosotros, como yo estaba impuesto al campo, sabía trabajar, cortar lechuga. ¿Ya sí sabes cómo se corta?
SV: Sí, sí.
AM: Que la agarras así. Estaba así la lechuga al puño de esta mano y el cuchillo abajo, con el mismo cuchillo la volteas, un cuchillo ancho que corta lo de abajo así y así te vas en surcos largos como de una milla.
SV: Una milla, wow.
AM: Largos, largos. Ya así anduvimos días y sí, se me hacía duro, pues dije: “Ni modo”. Y a los poquitos días, ya me dijo ese mayordomo Tony: “Ay”, dice, “¿quieres empacar?, ¿quieres enseñarte?”. “Sí”, le dije. Empacar es echarla a las cajas, ya ves como si es de la grande, nomás son dos, si es de la chiquita son dieciocho. Pues agarras tres, tres y luego otras tres, tres, ya son las doce, llenan la caja. Y atrás viene uno, que viene a cerrarlas con una, le decía veliz. Unas cosas que abren la caja y la engrapan. Ah, pues estaba bien, se me hacía más o menos y ya, a los poquitos días también me dijo: “No este, ponte a clavar”, dijo. “Ándele pues”. Faltaban los lunes, faltaban unos, yo creo se entonaban, se emborrachaban. “Ey”, dice, ya me decía El Ochenta y ocho, porque mi número era el ochenta y ocho. “Ochenta y ocho”, dice, “¿quieres clavar?”. “Sí, ¿cómo no?”. Pues a ver, yo ya había visto cómo le hacían y le agarré más o menos. Y así hasta que un día también, oh, ya le dije, esa vez yo le dije al Tony: “¿Hay disponible, no había chanza de cargar? Dame chanza”. “¿Quieres cargar? Ahí no, ya sabes, ahí sí te sabes estos trabajos pero éste está duro”. “No, no le hace, yo le entro”. Y ya, pues estaba yo fuerte, tenía dieciocho años y dijo: “Ándele pues, en la primer chanza, te doy chanza”. No, pues también un lunes que faltó un señor ya, ya llego ahí con los cargadores, los cargadores son cuatro, dos van abajo de cada lado del tráiler y dos arriba, los de arriba van nomás esquivando, acomodando las cajas y los de abajo se la ponen al gordito del tráiler y el otro la agarra. El de abajo nomás echando y el tráiler va caminando, no se para.
SV: No se para.
AM: Con un, con un y tú pase y pase y pase, las cajas están así de esas pegadas una de la otra. Pues no, sale uno, nomás que tienes un descansito cuando de un tráiler a otro. Son novecientas sesenta cajas por tráiler. Llenas el tráiler y mientras se acomoda el otro, tienes un resello de unos diez minutos. No, y ahí ya me pagaban más. Cuando empecé a cortar, me pagaban $0.40 centavos la hora y cuando empecé a cargar, ya era $0.45. Y daban, una hora daban mientras, no era dada porque cuando llegas al field, no hay cajas.
SV: No hay cajas.
AM: Tonces, ¿qué vas a echarle? Hasta que hay, entonces ya. Y esa hora pues era, de todos modos estabas ganando. Pero después de que se iban los cortadores, a veces tocaba quedarte hasta dos horas, tres horas. Ahí trabajaba uno hasta quince, dieciséis horas más. Te estás a las once de la noche y no, no habíamos acabado porque se quebraba un tráiler, no llegaba y a echarle. Así estuve, estuve en ese pueblo y aprendí lo de la lechuga. Después, esa misma compañía me transfirió con otro, con, no sé cómo estuvo, la misma compañía me puso en otro, en un pueblo que se llama Willcox, un campo que le decían el Campo Blanco. Allá menos que antes, estaba arriba de la sierra en Willcox, Arizona. Allá hicimos tomate, casi se parece. Luego yo, luego luego pedí cargar tomate. Eso está más fácil, el tomate tiene, es de palo, entonces lo puedes agarrar y la lechuga está resbalosa. Ahí anduve viendo otra, otra parte de serían unos dos meses. Entonces me fui para allá, me eché para, me fui, se acabó otro contrato y me fui. Entonces ya vine por Caléxico a Salinas, a la lechuga.
SV: ¿Cuánto tiempo, tenía que viajar desde Arizona hasta regresar a su pueblo?
AM: No, no, nomás a la, nomás a Empalme.
SV: A Empalme.
AM: Entonces fue cuando gané esa carta piscando. Había mandado un dinero a mi papá y por cierto que hasta se perdió el dinero, ni le llegó pronto y después le dije: “No, pues voy a piscar mejor las cuatro mil libras para ganar la oportunidad de venirme de bracero a Empalme”. No, sí, a la otra. Entonces ya como cortador de lechuga me fui a Salinas, Salinas era el famoso de la lechuga; Salinas y Blythe. Yuma es lo más lechuguero, porque esa compañía de Phoenix, de ahí del Glendale llegamos a venir hasta Blythe, no está muy lejos, unas dos horas a Blythe a la lechuga. Porque esa compañía se llamaba Garden Johnson y otra que se llamaba Avarendo, pura lechuga hacían ahí. La del tomate, ahí fue la misma esa de Avarendo, también hizo tomates, pero más lechuga. Y Garden Johnson, como jardín, pura lechuga. Y ya nomás estuve en Salinas, sería, es que dos, dos contratos de cuarenta y cinco días y me fui y ya no pude contratarme.
SV: Hasta que ya…
AM: Estaba muy difícil, entonces se acabaron los braceros y el [19]64, entrando el [19]64 ya no hubo braceros. Entonces me vine a Tijuana y me pasé sin nada. Pero eso de braceros es, yo te digo nomás tres, tres compañías en tomate. Oh, y uva también hice con esa misma de las Salinas acá en Delano. Era de la misma compañía, nos llevaba lejos a la uva cuando o, si había lechuga, pero nomás lechuga, uva y tomate.
SV: Y, ¿le pagaron cuando tenía que viajar entre los tomates y lechuga?
AM: No, no, no.
SV: ¿No?
AM: Hasta que llegabas al field. Salíanos del campo, de ahí de ese campo de Willcox, Arizona, yo te digo que era el Campo Blanco, salíanos hasta las tres de la mañana. A veces llegábamos al field como a las cinco y media, seis. Ya se veía bien, caminaba uno como tres horas, pero esas horas…
SV: No.
AM: Nada, hasta que llegabas al field.
SV: Y, ¿qué hicieron en ese viaje?
AM: Nos dormimos allá, sí era dormir. También cuando salía uno, mientras llegabas al campo, te dormías y luego pues sí iba uno cansado todo.
SV: ¿Todos los días estaban durmiendo?
AM: Sí.
SV: Sí. ¿No tocaban guitarras?
AM: No, no, nada. No, toda la fiesta, sí había unos que, poquita gente que es más chistosa, que iban ahí platicando de que el otro. Y luego llegaban a, como a medio camino llegaba el troque a si alguien quería comprar algo en una tienda. Y ahí a los que les gustaba la cerveza o una soda o un jugo, equis. Yo me compraba un jugo y otros, tenía un amigo que se llamaba Jesús García, él fue el que me ayudó mucho a enseñarme a cargar, porque tenía su maña. Y luego cómo no, porque yo había visto, un día vi que se desmayó uno y estaba más, más bien que yo, más así. Parecía luchador y nomás vi que empezó y ¡pas! Y yo le dije a Jesús: “Jesús, usted lo veo retranquilo”. Pues el calorón como120 grados. Si yo me quitaba la camisa, luego la exprimía y luego me la ponía otra vez. Bien, mucho, mucho es el más calor que yo he pasado en Arizona.
SV: Regresemos a la frontera, regreso un ratito.
AM: Sí.
SV: So, tenían que hacer exámenes médicos. ¿Alguna vez en su vida hicieron cosas así, antes en su vida?
AM: No.
SV: ¿No?
AM: No, ni sabía uno de eso. Todavía ni al, al…
SV: ¿No había hablado de eso los otros braceros de su familia?
AM: Hay algo que decían, como mucha gente era vergonzosos, porque allá se cría uno en otra forma, ¿vedá? Tienes vergüenza de que te quiten la ropa y que te vean todas tus… Y nomás decían: “Hey, que te vas a ir a que te vean allá las nachas, en las nalgas”. Eso era lo que decían muchos, pero yo no sabía qué era todo eso. Te revisaban todo tú, que fueras una enfermedad, ya sea almorranas, o sea una enfermedad venérea, todo eso te revisaban. Entonces era vergonzoso y muchos no decían nada. Yo no sabía, mi apá ya había venido y nunca me dijo. Mis tíos, pero los amigos que mi apá tenía, sí uno me decía: “Hey, ¿ya te quieres ir a que te revisen allá?”. Yo decía: “Ni será cierto”. “Sí es cierto”.
SV: Y cuando fue la primera vez. ¿Salió solo o fue con su…?
AM: Con un amigo.
SV: Con un amigo y él se…
AM: Él luego no se pudo contratar.
SV: No se pudo contratar.
AM: Se regresó de Empalme y allá está todavía.
SV: Allá está.
AM: Después vino sin papeles aquí, por aquí estuvo y nunca pudo, pues ya ven, parece que… No sé si como a los dos, tres años vino una vez de bracero, poquito. Pero esa vez él no puedo, no pudo pasar. Hasta nos venimos caminando porque pues no había camión, salimos caminando de Tepechitlán a otro pueblo y en el otro pueblo sí agarramos el camión, como unas tres horas caminamos.
SV: Tres horas caminando. Y, ¿qué llevaban?
AM: Una mochila. No, pues traía uno nomás poquito.
SV: Y, ¿qué traía?
AM: Nomás un pantalón y una camisa, un cambio nomás.
SV: ¿Un cambio nomás?
AM: Nomás.
SV: Un cambio. Y, ¿su amigo lo mismo?
AM: Igual, igual él también. Sí nos venimos caminando, me acuerdo que se llama Salvador, veníamos caminando y no, llegamos al otro pueblo y sí alcanzamos el camión. Y ya de ahí agarrabas un camión a Guadalajara.
SV: Okay. Cuando llegó al campo, ¿me puede decir un poco de la vida diaria ahí? ¿Cómo era la casa en la que estaba?
AM: Las casas era una, una galera. No eran casas, era, era como, era de lámina, no era, era lámina, lo que es lámina, ya ves como, como los techos.
SV: Sí, los techos, sí.
AM: Una lámina, que ya ves que hay bodegas por ahí que tienen tareas mecánicos y eso, así era de esa, de esa, puro metal de lámina y nomás así. Como un taller mecánico, que veas por ahí grandote, bodegas, igualito y ya adentro estaba la, donde vivía uno, las camas eran… En algunos campos, en ese Campo Trece había barracas, le decían barracas, muy grandes. Yo creo cabíamos en cada una como más de doscientos en cada, porque tenía tres camas.
SV: Tres camas, una sobre otra.
AM: Una aquí y otra y las camas eran de tubos, como esos tubos de…
SV: Oh, pero eran camas propias, ¿no?
AM: ¿Colchón o no?
SV: Colchón.
AM: No una colcha, colchoneta de esas, no colchón, colchoneta y así las ponían y una sábana pa que te acobijaras y una almohada. Y la, sí tenían un sprin [box-spring], un resorte nomás, pero arriba del resorte nomás la… No tenían como ahora los colchones que tienen que el sprin [box-spring] y luego tienen otra cosa arriba, pero dormimos ahí a gusto. Y las camas tenían tubos, las camas eran de tubos, un tubo aquí y llegaba a la cama y un tubo atravesado y de ahí salía otro tubo y allá al lado que…
SV: Y para comer, ¿qué hicieron?, ¿había alguien que lo hiciera?
AM: Sí, yo las veces que estuve de bracero, el campo se encargaba de darte la comida, nomás te cobraban. Nomás que a veces no ganabas ni pa comer. Pues cobraban un dólar diario, todos los días uno, un día, un día. Y eran, pues si estabas, en el domingo a veces no trabajábamos, tonces ahí estabas y comías, pero eso era el mes $30 dólares, treinta días.
SV: Y, ¿quién estaba cocinando? ¿Había braceros también?
AM: No, eran gente de ahí. O quien, yo a la mejor serían, en aquellos años les decían alambres a los ilegales.
SV: ¿Alambres?
AM: Como si uno, le dicen emigrantes ahorita, emigrantes. Y entonces decía uno alambre porque brincabas el alambre, ¿vedá? Y ahorita, yo es que les digo: “No, no se llaman alambres”. “¿Cuáles alambres?”. “Sí, pues así se llamaban”. “¿Te fuiste de alambre?”. “Sí, pues me fui de alambre”. Como ahorita: “Si yo me fui de ilegal”. Y yo pienso que eran personas así, pero personas que ya te sabían bien. Los cocineros hacían unos tambos así de comida, papas con sabe qué tanto. Sí, pasabas, ibas pasando como los, a lo que se me afigura son las cárceles, como las películas de cárceles, ahí que vas ahí con tu plato y ya vas y te sientes allá a comer y allá está el Kool-Aid, unas ollotas de Kool-Aid y luego café, quien quiere café y así era la comida. No eran buenas comidas, pero de todos modos sí daban si querías comer. La mañana, huevos, huevos estrellados ahí en un comal, en muchos. Había cuatro, cinco cocineros, porque te digo que a veces salíamos, a salir en ese campo no era Salinas, tuvimos poquitos en este, en Maricopa, que el condado de Maricopa, que es Willcox. Ahí estábamos también poquitos, pero en ese Campo Trece, pues era un mundo de gente en la mañana. El día que no trabajábamos parecía un pueblo ahí lleno de gente, habíamos como cuatro mil. Los días que pagaban, era una gritadera, unos cantando, otros borrachos, otros jugando, otros… Bueno, era un desastre.
SV: ¿Ahí en el campo?
AM: En el campo, adentro.
SV: So, ¿traían cosas…?
AM: Alguien llegaba a vender.
SV: A vender cosas.
AM: Ellos, los que llevaban las cosas, ya saben qué día pagaban y les llegaban ahí los que, buenos pa la baraja, ya sabían que iban a la jugada, cigarros, tequila, bueno cerveza, lo que fuera.
SV: Y, ¿los precios eran aptos?
AM: ¿De qué, de…?
SV: De las cosas si querían comprar algo.
AM: No, bueno yo de, nomás en esos años sabía de sodas, de una soda, nomás tomaba soda y un jugo.
SV: Pero era…
AM: Estaba barato.
SV: ¿Sí era barato?
AM: Los primeros zapatos que compré yo, porque cuando llegué la primer vez, traía huaraches, huaraches y pues pa andar en la lechuga, ¿te imaginas? Y luego después que empecé a cargar y con huaraches y luego estaba mojada y todo. Y luego ya me dijo el mayordomo: “No, pues cómprate unos zapatos, ya, ¿qué pues?”. Y compré zapatos de esos de trabajo, de esos que hay buenos pa… Me costaron $2 dólares, 1960; buenos y todo, zapato de trabajo. Ahorita valen como $80 dólares de los buenos y $2 dólares. Luego luego un pantalón Levi’s, que yo no quería un pantalón Levi’s, porque nomás los que venían del norte llevaban una camisa vaquera, una tejana y las camisas vaqueras también valían $2 dólares, los pantalones Levi’s esos, lo original pues el que es el bueno, también $2 dólares, $1.99, $2.05, $1.98 y los zapatos.
SV: Cuando ya estaba listo de regresar, ¿compró más cosas?
AM: Sí, sí, un veliz, un veliz ya, pantalones vaqueros, hasta le llevé uno a los hermanos allá y me compré otros zapatos, unas botas vaqueras, acá pues y cosas así que me gustaban. Y me fui, pero yo nomás estuve, poquito me estuve y toda mi ropa la dejé allá con mis hermanos y me vine otra vez nomás con un cambio yo. Y entonces ya me fui hasta que arreglé mi mica, o sea, adelanté como unos cinco, seis años sin ir. Pero ya cuando fui, yo ya había emigrado, ya estaba mejor y ya les mandaba dinero. Cada mes le mandaba a mi apá, cada mes.
SV: ¿Mandó todo, todo su dinero a su familia?
AM: Válgame Dios.
SV: Mandaste el dinero, después ya después.
AM: Sí.
SV: De trabajar.
AM: Le mandaba eso a mi papá, cada mes lo mandaba, porque yo sabía que pues todos estaban chicos y ya que, que estaba yo aquí sin papeles y luego ya que emigré, ya le dije: “No, pues mejor vénganse”. Le dije: “Les voy a poner una aplicación para que emigren”. Y así pasó, todavía pasaron como dos años. Del [19]67 hasta el [19]71, ya me los traje y ya mi papá se vino y mi amá, todos los hermanos se vinieron, hermanas, todos y ya me casé yo.
SV: Y cuando regresó aquí, ¿fue a los mismos sitios donde trabajó, como Salinas o Phoenix?
AM: No, a Salinas sí he ido nomás a visitar amigos.
SV: Oh, a visitar.
AM: Pero trabajar ya no. Cambió, cambié a diferente mi trabajo. Cuando empecé sin papeles, trabajé en un restaurán.
SV: So, ¿qué hicieron en sus tiempos libres?, ¿fueron a pueblos ahí, otras comunidades o quedaron nomás ahí en el campo, como en domingos?
AM: No, íbanos a veces al cine, a veces a… Siempre andaba yo con persona así que ya habían andado aquí varios años, conocían así: “Vamos al cine, vamos al pueblo”. Como en Phoenix, en Glendale, Willcox. Acá en Salinas había mucho, muchos lugares a dónde ir a visitar.
SV: Y, ¿había discriminación ahí, cuando llegó a esos pueblos en esos días?
AM: Pues no, no creo.
SV: ¿No? La gente estaba…
AM: Estaba, yo siempre digo, sí, sí hay, siempre ha habido, ¿vedá? Pero yo pienso que, pues no sé. A veces lo sentía como que, como que sí, que uno era mexicano y peor si no hablas inglés y toda esa cosa, como que sí te hacían a un ladito. Pero si te vas superando, superando, superando, llega el momento en que ya no piensas en la discriminación. Por ejemplo, yo pienso que yo desde que trabajé en el restaurán me fui a trabajar a una canería, pescado. Y me fui a estudiar también un poco de, para pues, pa tener más oportunidad. Y luego tuve muchas oportunidades en esa compañía, me llevaron a San Diego. En muchas partes a enseñar gente, a trabajar con gente. De aquí de San Pedro me pagaron todo, me movieron mi familia, me ayudaron a comprar casa allá y todo, todo. Y de ahí querían que me fuera a Puerto Rico, entonces les dije: “No, pues no”. Ya mis hijos ya estaban todos, tengo cinco. “No”, le digo, “pues ya no, ya mejor voy a buscar otro trabajo, pues Puerto Rico”. “Ándale, que te damos esto y que te damos lo otro”, quién sabe qué tanto. Yo hacía muy bien el trabajo allá, tenía dieciocho años en esa compañía.
SV: So, cuando estaba pensando regresar después de ser bracero, ¿estaba pensando en su experiencia como bracero para…?
AM: Sí.
SV: ¿Sí?
AM: Sí, la experiencia de bracero nunca se te olvida porque es, es más duro que estar ilegal. Porque de bracero eres un trabajador nomás y luego no había chanza de, ¿en qué forma te superabas? Nomás eres un trabajador y tenías que aguantar lo que te dijeran. “Y órale y ándelen y apúrense y tenemos que hacer esto y, ¿qué pasó?, ¿no pueden?, ¿no pueden? Pa traer otros”, o cosas así. “¿No querían venir, no estaban allá amontonados en Empalme, en la frontera?, que querían venir. Tienen que trabajar”, cosas de esas. Entonces de bracero es más duro que ahora. Yo ya cuando vine aquí fue diferente, digo, o sea que la experiencia de bracero es diferente que, yo pienso que hasta de ilegal y que hasta… Porque yo estuve de ilegal también, será dos, dos años o tres, pero ya trabajé en ese restaurán y ahí ya aprendí muchas cosas.
SV: So, cuando regresó a su pueblo, cuando ya regresó de bracero.
AM: ¿Ya emigrado?
SV: No, de la última bra…
AM: ¿De bracero?
SV: Yeah. ¿Qué hizo cuando ya regresó a su pueblo?
AM: Pues me puse a trabajar allá el tiempo que estuve allá en el rancho.
SV: So, ¿se quedó ahí?
AM: Sí, por un tiempo nomás. Pero entonces, tonces empecé a ver que no, no íbamos a poder progresar mucho ahí.
SV: Y, ¿había otra gente? Eso era en [19]62, ¿no?
AM: [Mil novecientos] sesenta y dos, eso.
SV: So, en ese tiempo no había mucho más gente de su pueblo que iban como bracero, ¿no?
AM: Sí, sí.
SV: Oh, ¿sí?
AM: Había trabajo, pero no tanto ya. Se empezó a acabar, acabar así ya y muchos pensaron quedarse allá. Hay gente que se quedó, se acabaron los braceros y se quedaron allá, compraron, allá se quedaron a trabajar. Ya sea a crear animales o sembrar, equis y se quedaron. Y muchos, yo me vine, como te digo, ya me vine de alambre, pero sin papeles.
SV: So, déjeme, cuando estaba en Salinas trabajando, ¿habló con esos, con Chávez y la gente que estaba trabajando con Chávez?
AM: Sí, algunos iban ahí al campo y nos decían de lo que estaba haciendo Chávez, de lo que estaba tratando de ayudar, que iba a haber un seguro que no había en el campo. Unemployment no había en el campo y cosas así que estaba haciendo, sí, sí iban, nos decían alguien ahí en el campo iba a veces los domingos y platicaba de eso.
SV: Y la gente, los braceros, ¿querían hacer eso?
AM: Sí, yo sí sentía. Yo hasta les decía a muchos que sí estaba muy bien porque mira, ahorita una persona que trabajó en el campo no, se retira y luego la aseguranza también del campo. Muchas cosas, nosotros tenemos aseguranza, como braceros teníanos un seguro de doctor, pues. Y les decía: “Mira esta gente se, es muy bueno lo que estaba haciendo Chávez”, y lo que hizo está muy bien. Porque ahorita la gente que trabaja en el campo ya tiene, tiene disability, tiene unemployment y tiene pensión y tienen su aseguranza también de médico, medicare.
SV: ¿Había una vez que en el trabajo, que todos los trabajos decían que: “Ya no vamos a trabajar hasta cuando, hasta que nos pagan más”, o hasta que…?
AM: Oh, las huelgas. Fíjate que nunca me tocó a mí una.
SV: ¿Nunca?
AM: No.
SV: Okay.
AM: O sea que una vez, me acuerdo allá en Willcox, que algunos compañeros ahí empezaron a decir que: “Ay”, dicen, “que si la compañía de La Arena que está pagando esto”, creo que $0.02 centavos más. Yo les decía: “Pero pues no sé”, le digo, “si la cosa de todas las compañías lechugueras casi son iguales”. “No, pues que hay que hacerles un reclamo”. Y luego ya le pregunté a un mayordomo: “Oyes, ¿tú cómo ves eso?”. “No”, dice, “no es cierto”, dice, “gente de La Arena que vienen nomás a alborotar la gente”, dice, “La Arena”, dice, “es la compañía más dura”, dice, “es la que corre, es la que venía aquí a Valle Imperial”, dice, “nomás no les gusta alguien”, dice, “y ni siquiera le dicen nada, lo echan pa afuera”. Pero tal vez lo echaron por la expresión o porque te enojas. Porque habemos unos que, o hay personas que no piensa uno en la compañía, nomás piensas en ti. “No, que la compañía me tiene que dar eso, porque yo trabajo, yo equis”, pero también hay que ver la compañía. También la compañía está haciendo su deber, su trabajo y yo pienso que, yo siempre pensé así y así lo he pensado. Tiene que haber un nivel entre la compañía y el trabajador porque así, así es y nomás esos dos trabajos que tuve, trabajé con la compañía Nissan, tonces fui también a la escuela, fui a aprender mecánica, la Nissan, esta de que hace los carros. Trabajé en el puerto donde se distribuyen, donde vienen los barcos, ahí donde llegan. Ningún carro completo, todos hay que terminarles algo ahí, entonces yo siempre en estos dos compañías yo les decía: “No, no”, dice, “yo no digo que nos matemos, que nos hagamos, ey, pero hay que hacer las cosas que la compañía te ayuda, tú también ayúdale”. Porque si nos peleamos unos y otros, la compañía a la mejor, nosotros vamos a perder, pues la compañía a la mejor dice: “Pues traigo otros o tú, o te mando a la unión y peléate con la unión”, ¿vedá?, “tú sabrás”. Porque hay muy diferentes modos de pensar, yo siempre soy partidario de que hay que estar, ayudar poquito a la compañía y la compañía te ayuda. Y siempre me tocó esa suerte, digo que esas compañías. Ésta de la Nissan, pues me ayudaron, me enseñaron cosas que yo no sabía, me pusieron una buena posición, bueno, bueno, ¿por qué? Porque yo siempre trataba no de hacer trabajo demás, o sea normal, normal y muy atento a las horas, nunca llegar tarde, nunca andar peleándote con equis y que: “¿Por qué esto? ¿Por qué a aquél lo pones aquí y a mí no?”, y quién sabe qué. No, no, pero todo, todo me ayudó en eso, por eso digo que nunca sentí que hay que hacer huelgas y eso. Hay veces que sí, ¿vedá? Son necesarias. Porque por ejemplo, en la canería una vez hubo una de, fue la unión que era muy injusta, que por un sueldo que me han congelado por seis meses. “No, si no dan sueldo”. Eran cinco mil personas en la canería y había un sueldo congelado por seis meses. Entonces ya seis meses, ya es primero. Entonces dijimos: “Sí, nos vamos a parar hasta que ese dinero llegue”. Pero era otra forma de forzarlos que estaban, que toda esa gente necesitaba su cheque para vivir. En esa forma sí yo he intervenido. Pero estar diciendo que, que: “¿Por qué me pones a mí ahí?”, o, “¿por qué a aquél le pagas?”. Siempre he tratado yo de estar no muy, no en contra, pero tampoco mal.
SV: Una pregunta más, ¿sus recuerdos de haber trabajado como bracero fueron positivos o negativos?
AM: No, positivos.
SV: ¿Positivos?
AM: Sí, trabajé mucho, eso sí. Pero yo me ayudé mucho también. Pues te imaginas, si, qué tal si digo. No, pues como la primera vez, se me hincharon las manos porque no estaba impuesto a hacer este ejercicio, allá es diferente. Así se me pusieron las manos, en la noche me ponía sabe cuántas ahí que me daban los compañeros. Pero si me hubiera ido, yo hubiera quedado mal y no habría tenido la oportunidad de que la misma compañía me mandara a trabajar a otro lado. No, yo tengo buena experiencia de los braceros, ¿por qué? Porque uno se ayudaba y mucho. Allá en México nosotros ganábamos allá $2.50 al día, $2 pesos, $0.50 centavos, aquí eran $0.20 centavos. Eso era lo que ganaba uno en México, un $0.20 aquí en todo el día, allá. Aquí venías y ganaba ya $5, $6 dólares. Porque yo ganaba, empecé a ganar $0.40 centavos la hora. Entonces trabajaba diez horas, ganaba $5 dólares. Allá pa ganar, pa ganar $60 pesos que eran $5 dólares, necesitabas casi un mes. Tonces por eso yo digo, eso sí, de que trabajé, trabajamos pues como se ocupaba, pero yo creo que buena experiencia y no, no reniego ni, al contrario, qué bueno que me tocó estar de bracero, trabajé, me ayudé. Lo que me ha ayudado poco, bastante, pero estuvo bien. Como un trabajo, como los que hecho ahora que, igual que he tratado de que la cosa esté bien y ha estado bien. Pues si reniegas de un trabajo, te corren. O si [te] enojas o te peleas o tienes mala experiencia o no estás a gusto tampoco. Pues no sé, yo pienso que ni se siente uno bien. Al contrario, si te, si aceptas, si uno, uno quería esa ayuda. Yo me vine desde Zacatecas con la ilusión de venir de bracero. Llego de bracero y ya me habían dicho: “No es fácil, no creas tú que es como aquí, que trabajamos un rato, nos sentamos y platicamos”. No, hay días que, que peor, trabajos duros como el corte de lechuga, ¿vedá? Estás agachado todo el día y pues fuera un ratito, hasta que se sale el surco y te andan diciendo: “Órale”. Pero no sé, no lo tomé yo como, como injusticia. Lo tomé como un trabajo que tenía que, pues hacerlo, porque había venido a trabajar y si no, si no hubiera venido, pues no hubiera estado aquí.
SV: Okay.
AM: ¿vedá?
SV: Okay. Entonces, ¿algo más?
AM: No, nada más que, es lo único, de bracero, pues nomás que le revolví ahí de, después de alambre y de ya mi vida como siguió. Tal vez si no hubiera venido de bracero, a la mejor no vengo a Estados Unidos, ¿vedá? Ahí estuviera yo, sabe Dios. Tonces me vine bracero, conocí un poco aquí, empecé con la ilusión de que aquí se vive mejor y de que la familia vive mejor, de que toda la gente que se organiza bien, aquí vive muy bien. El que no se organice bien, pues en ninguna parte, pero si te organizas bien, aquí en Estados Unidos, un trabajador, un trabajador cualquiera vive muy bien. Nomás hay que organizarse, hay que hacer las cosas como son y todo arreglado.
SV: Okay, well.
AM: Sí.
SV: Okay, well, muchas gracias.
AM: No, pues gracias a usted y ojalá que esta información les sirva de algo.
SV: Okay.
Fin de la entrevista
Interviewer
Velasquez, Steve
Interviewee
Marín Luna, Aurelio
Location
Los Angeles, California
File Name Identifier
Marin_Luna_LAS012
Citation
Velasquez, Steve and Marín Luna, Aurelio, “Aurelio Marín Luna,” Bracero History Archive, accessed November 28, 2024, https://braceroarchive.org./items/show/268.