Isaura Covarrubias
Title
Isaura Covarrubias
Description
Isaura Covarrubias was the third born of her fourteen siblings; she grew up with ten sisters and two brothers, because two of her siblings, twins, died when they were young; her father worked in agriculture, but it was not enough to support the family, which lead to his decision to enlist in the bracero program; he continued working with the program until 1960; Isaura helped raise her younger siblings; she later married when she was roughly seventeen years old and ultimately had eleven children; eventually, she immigrated to the United States and helped her father do the same.
Summary of Interview: Ms. Covarrubias talks about her childhood and early adolescence; her father worked in agriculture, but it was not enough to support their family of twelve, which lead to his decision to enlist in the bracero program; at the time, she was thirteen years old; she weeps at the memories of how much she and her family suffered while her father was gone; he endured a great deal as well and often told her stories; it was very difficult while waiting to obtain a contract, but it was often worse when he began laboring in the fields of the United States; he had to stay hunched over all day; the foremen were always hard on the braceros and told them they did not want posts so they could not stand; even so, he continued working with the program until 1960; during this time, Isaura helped raise her younger siblings; when her father was gone, they all lived a very restricted life; he sent whatever money he could, which was sometimes as little as $15.00 and as much as $30.00; with the money he sent home, the children were able to go to school; she did not like it very much and often suffered from headaches, which she attributed to the fact that she never ate very well; he once came home early by surprise, but she did not recognize him and tried to get him out of the house; she later married when she was roughly seventeen years old and ultimately had eleven children; eventually, she immigrated to the United States and helped her father do the same; unfortunately, he passed away soon after.
Summary of Interview: Ms. Covarrubias talks about her childhood and early adolescence; her father worked in agriculture, but it was not enough to support their family of twelve, which lead to his decision to enlist in the bracero program; at the time, she was thirteen years old; she weeps at the memories of how much she and her family suffered while her father was gone; he endured a great deal as well and often told her stories; it was very difficult while waiting to obtain a contract, but it was often worse when he began laboring in the fields of the United States; he had to stay hunched over all day; the foremen were always hard on the braceros and told them they did not want posts so they could not stand; even so, he continued working with the program until 1960; during this time, Isaura helped raise her younger siblings; when her father was gone, they all lived a very restricted life; he sent whatever money he could, which was sometimes as little as $15.00 and as much as $30.00; with the money he sent home, the children were able to go to school; she did not like it very much and often suffered from headaches, which she attributed to the fact that she never ate very well; he once came home early by surprise, but she did not recognize him and tried to get him out of the house; she later married when she was roughly seventeen years old and ultimately had eleven children; eventually, she immigrated to the United States and helped her father do the same; unfortunately, he passed away soon after.
Creator
Salgado, Susana
Covarrubias, Isaura
Subject
bracero
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Isaura Covarrubias
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Online Submission
No
Original Format
Mini DIsc
Duration
48 minutes
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Isaura Covarrubias
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Susana Salgado
Mi nombre es Susana Salgado. Estamos haciendo la entrevista en Perris, California con Isaura Covarrubias. Esto es para el Bracero Oral History Project. Estamos a 26 de mayo de 2006.
SS: Entonces platíqueme un poquito, ¿de qué se acuerda? ¿Cuántos años tenía usted cuando su papá…?
IC: Mire cuando mi papá vino de bracero yo tenía trece años, como unos trece años pienso y desde… Él el motivo de que vino de bracero para acá, pues la necesidad. Tenía, pues somos catorce hijos. Entonces de los catorce hijos viven doce hijos porque los, tenía mi madre dos niños pequeños gemelitos y al irnos al pueblo, pues ya no tuvimos acceso a nuestra vaquita para alimentar a los niños y en consecuencia de eso murieron los gemelitos porque les hacía falta el alimento y mi padre por acá sufriendo una y mil sinsabores, ¿verdad?
SS: Sí, me imagino.
IC: Entonces pues a mí me tocó sufrir también en compañía de mi mamá y mis hermanos… (llorando) estas grandes penas porque yo miraba cómo lloraba mi madre y mi padre cuando nos platicaba la historia de sufrimiento de él y el sufrimiento de nosotros.
SS: Debió haber sido muy doloroso.
IC: Mucha pobreza, mucha pobreza, muchas necesidades que él pasó tanto lejos de nosotros como nosotros también acá. Y ese fue el sufrimiento que tuvimos y pues, la otra historia. Y lo que él sufrió también en cuestión de cómo se acomedía él a trabajar poquito por allí más que fuera barriendo, lavando trastes o algo con las señoras para que le dieran el almuerzo mientras que, pues esperaban la contratación que los llamaran y todo eso. Mucho sufrimiento. Lo mismo aquí en Estados Unidos también poco dormía, mucho trabajo de, pues de levantarse temprano para estar esperando su almuerzo para irse al fil. Y luego cuando ya estaba en el… cuando salían en la tarde del fil también muy cansados porque todo el día dobladitos, dobladitos trabajando. Dice: “Y no, no podíamos enderezarnos tantito para descansar porque mayordomos muy duros”. Les decían el mayordomo: “No queremos postes, no queremos postes, queremos que trabajen”. Dice: “Pero la espalda, la cintura nos dolía mucho”. Y las herramientas eran muy pequeñas, muy chiquitas, tenían que andar dobladitos todo el día. Y para una persona alta era más el sufrimiento que para una chaparrita porque era para… porque estaban chiquitos. Menos, pero como mi papá era un poquito altito así que pos doblado era más para él más problema y así, así fue. Así es la historia de mi padre. Mucho, muchos sufrimientos.
SS: Entonces, ¿en qué año se vino su papá de bracero?
IC: Exactamente en el año que le dieron su miquita y todo se vino para acá.
SS: ¿Se vino luego luego?
IC: Sí, se vino luego luego.
SS: ¿Qué pasó que hizo que su papá se viniera de bracero?
IC: Pues eso, la necesidad de que tenía muchos hijos y no podía…
SS: No podía sostenerlos.
IC: No podía, o sea que era muy poquito lo que él ganaba y todo eso y él…
SS: ¿Qué hacía él en México?
IC: En México en la agricultura siempre. Siempre el campo, siempre. Cultivaba el maíz para tener maíz, frijol y todo eso. Y eso fue el motivo de que lo hizo venir para acá para ver si podía sacarnos adelante y pues gracias a Dios, pues aquí estamos viviendo doce. Nomás dos fallecieron, sí.
SS: ¿Entonces su papá se vino de bracero para Estados Unidos?
IC: Sí.
SS: Y, ¿él regresaba a México para verlos o qué se acuerda usted de esa temporada que se estaba?
IC: Sí, pos se estaba aquí una temporada de no sé cómo era. No, no recuerdo muy bien pero estaba aquí por unos seis [meses] a un año y luego ya se regresaba para atrás. Iba y nos miraba y se regresaba otra vez al, pos como era. Agarraba su grupo de personas, ¿verdad? De este, que a veces contrataban por seis meses por u otro. Así, ¿verdad? No sé, no entiendo mucho. No conozco yo mucho de eso de que por cuánto tiempo, pero yo digo que por unos seis meses.
SS: ¿Seis meses aunque sea duraba?
IC: Sí, sí duraba. Ya le digo y así, así es la historia de mi padre y siempre nos platicaba todos los sufrimientos de que él sufrió y caminó y anduvo todo esto. Y pos murió contándonos la historia ya le digo.
SS: Y, ¿él se regresó a México después de estar de bracero?
IC: Sí, se regresó ya a México cuando ya, pos ya el [19]60 algo se regresó y ya después ya no regresó.
SS: Ya no regresó.
IC: Ya no regresó para acá porque, o sea que, no sé ya había más… Estaba muy duro ya para él. Los años ya como que ya se le iban cargando más los años y ya tenía más problemas para pos, ¿cómo le quise decir? Para rendir su fruto de trabajo. Entonces ya, ya le digo.
SS: Y, ¿usted qué se acuerda? ¿Qué hacía usted mientras su papá estaba trabajando de bracero?
IC: Pues mire, él siempre mi papá nos puso en la escuela. Estábamos en la escuela todos los, toda la muchachadita tábamos en la escuela. Sí, porque todos están muy seguiditas. Somos diez mujeres y eran, somos dos hombres, pues que viven ahorita dos hombres. Pero eran pos cuatro hombres y las diez mujeres. Tengo el escrito en esos papeles todos los nombres de mis hermanos y fechas y todo, todo porque también traigo toda esa lista de todos los hijos.
SS: Y, ¿usted dónde está en el orden de nacimiento?
IC: En el orden de nacimiento estoy en el primero, segundo, tercer.
SS: Tercer.
IC: Tercero.
SS: Okay. ¿Entonces se acuerda bastante de esa temporada?
IC: Sí, sí me acuerdo. Sí me acuerdo mucho de todo eso y ya le digo, pos en la escuela nos pusieron y nosotros estudiando y él estaba aquí y pos mi mamá pues cuidándonos. Porque como éramos tantos no, ella no trabajaba.
SS: No trabajaba.
IC: Y el trabajo ajeno, bueno poquito trabajito hacía. O sea que él… Ella hacía unas tortillitas para un señor, para una pareja o sea, como una familia. Les hacía sus tortillitas porque le gustaba mucho cómo mi mamá molía su macita en el metate. Y luego hacía sus tortillitas hechas en la mano y les gustaba mucho. Y siempre por mucho tiempo le estuvo haciendo sus tortillas a la señora y le llevábamos su canasta de tortillas calientitas a las pura doce y media ya estaba su canasta de tortillas en su casa. Y era lo que hacía mi mamá y estaban muy felices aquellas personas porque mi mamá les hacía eso. Era lo único que ella hacía de trabajos ajenos.
SS: Y, ¿le pagaban por eso?
IC: Le pagaban un poquitito, no mucho. Un poquitito, pero porque todo ya había que en aquellos entonces todo era… No, no pues no era como ahora, ¿verdad?
SS: Claro, claro.
IC: Poquito, poquitito le pagaban pero sí eso era lo que ella, ¿cómo le quisiera decir? Cooperaba para…
SS: Es lo que contribuía ella.
IC: Ándele de sí, sí. Es cierto. Sí, eso y pues nosotros en la escuela y estando con mi mamá y pues aquí ayudándole a mi mamá con sus criaturas también que tenía más chiquitas.
SS: ¿En qué le ayudaba usted?
IC: Yo le, pues le ayudaba, los cuidaba. A veces íbamos a lavar juntas la ropa, la planchábamos, los bañábamos, los cambiábamos, todo lo demás. Hermanos chicos. En eso yo le ayudaba a mi mamá. Eso era.
SS: ¿Cómo fue para usted que su papá estuviera tan lejos de ustedes?
IC: Mucho sufrimiento, mucha tristeza. O sea que cuando él… Por eso me acordé, ¿vedá? Y me pongo triste porque o sea que quedaba la casa vacía, vacía. No. Sentía uno que allí, allí se acabó todo. O sea que cuando sale la persona queda vacío, hay un vacío en aquella casa. Y de este, pero llegaba mi papá y todo se llenaba de gozo, todo. Como que entraba la luz del día. Así era. Así era.
SS: Parece que usted tenía una buena relación con él.
IC: ¡Oh, sí! Muchísima. Somos muchísimos y mi padre, ¡uh! Sí yo fui muy apegada a mi papá. Muy apegada a mi papá, muy apegada, siempre. Me recuerdo una vez del que él llegó que él no avisó o sea que no nos avisó que iba a llegar a vernos, que iba a ir porque…
SS: ¿Fue a visitarlos?
IC: Fue a visitarnos porque se acabó ese contrato y enseguida comenzaba otro pero en ese tiempo él fue. Y entonces yo salí de mi recámara me dijo mi mami: “Cierra todas las puertas de la casa porque”, dice, “pos ya nos vamos a dormir temprano”. Y yo iba para la cocina entonces cuando él, como no estaba cerrada la puerta de atrás… o sea que to[da]v[í]a no la atrancábamos, no la cerraron aquí con llave. Entonces él también vino por ese lado y entró y cuando él entró, vi yo porque no teníamos luz eléctrica. O sea, que un aparatito de bombillita nomás. Y entró mi papá y yo no lo distinguí porque estaba a oscuras. Y le hago: “¡Ay, mamá!”. Le digo yo. Le dije: “Un hombre se metió”, le digo, “no sé quién es”. Y: “¿Qué busca o qué quiere?”. Y yo me puse enojada.
SS: ¿Se asustó?
IC: Sí, me asusté muchísimo dije: “¡Oh, Dios!”. Entonces este, me dice: “Cállate”. Le dije: “¿Yo por qué me voy a callar?”, dije, “yo no me callo, ¿usted quién es? ¿Por qué se metió?”. Entonces: “Cállate”, me dijo pero como lo decía quedito no conocía su voz hasta cuando se acerca me dijo… “¡Uy, papá!”. Y dijo: “Cállate hija”, dice, “porque quiero dar sorpresa a tu mamá”.
SS: ¡Oh! (risas)
IC: “Y apá”, le digo… estaba yo renuente, yo ya estaba agresiva.
SS: Usted no sabían quién era. (risas)
IC: Yo no sabía quién era y ya estaba agresiva y le dije: “¿Quién es usted? Y, ¿por qué se metió? ¿Quién le dio permiso?”, o todo, “¿por qué se acerca a mí o qué es lo que usted quiere?”.
SS: Estaba protectiva.
IC: Sí. Entonces ya que se acerca más él que me dice: “Soy yo”, dice. Digo: “¡Ay, papá!”. (risas) Le digo: “¡Ay, Dios!”. Pero todavía se acordaba, él siempre se acordaba de que me puse muy agresiva porque pos taba oscuras yo no miraba más de la persona así y traía su cachuchita. No, no andaba… traía su ropa pues de aquí, ¿verdad? Y no lo podía conocer pero ya que se acercó oí su voz. Dije: “¡Oh, mi papá!”, digo, “¿pa qué hace esto?”, le digo. (risas) Por eso es que pues uno se pone nervioso. Yo estaba, dije: “Pos, ¿qué hago?”. Ya le estaba gritando a mi mamá que se había metido el señor.
SS: Usted asustada gritando y era su papá todo ese tiempo.
IC: Gritaba asustada y era mi padre, sí. Y todavía me recuerda: “¿Te acuerdas, hija?”. Le digo: “Sí, cómo no”. Es que siempre yo fui muy apegada a mi padre, mucho muy apegada y por eso yo le arreglé su permisito y vino y estuvo aquí. Ya estaba pos ya un poquito enfermo ya no duró más de tres meses aquí y venía por seis meses. Nomás tres meses y ya se regresó a México. Me dijo: “Me siento mal, me siento mal”, dice, “yo creo que mejor me regreso, nos regresamos para atrás”. Y sí, como al año murió él.
SS: Después se murió.
IC: Como al año murió, sí mi padre. Y por eso deste sí tengo tantos recuerdos de él, tantos.
SÍ: Durante la temporada que su papá estaba yendo y viniendo de bracero, ¿qué se acuerda usted de lo que comían o cómo vivían?
IC: Fíjese que ese año que hubo un año que hubo tanta escasez de maíz en el pueblo, que no hubo maíz como que no llovió mucho y no hubo mucha cosecha. Entonces estuvo entrando mucha harina, muchos llegaban los troques cargados de puros costales de harina y entraban con la harina y no me gustaba mucho y todavía hasta la fecha no me gusta mucho la harina. Siempre no sé. No, no me gusta. Sería que desde entonces. Y eso compraba mi mamá un costalito de harina y eso comíamos. Y cuando una vez que yo iba a llevar el canasto de las tortillas para las personas que les estábamos haciendo sus tortillitas entonces me dijo el señor: “Mira, mira, mira”, dice, “ha llegado un troque con maíz”. Dijo: “¡Vayan!”. “¡Ay!”, le digo a mi mami, “vamos”. Y llevábamos, no vendían más de un baldecito, no sé cuántos sería de maíz, pero era como un baldecito, una cubetita así por familia. No les vendían mucho y agarramos la… casi comíamos el maíz por lujo casi. Sí, la tortilla por lujo porque no había.
SS: Porque no había maíz.
IC: Y había esa escasez. Entonces pues sí, eso era lo que realmente comimos por esos tiempos: harina, harina, harina porque no había mucho maíz. O sea que se perdieron muchas cosechas no porque los braceros se habían venido, sino que porque no llovió mucho en esos años y no hubo mucha cosecha.
SS: Y, ¿quién traía el maíz y la harina?
IC: Pues…
SS: ¿De dónde venía?
IC: No sé de [d]ónde llevaban eso, yo pienso que de pero yo creo de Guadalajara o Aguascalientes, Zacatecas o de esos lugares. No sé de dónde entraría esa mercancía de… sí al pueblo. Pero yo figuro, porque allí pos como en Zacatecas casi nunca llueve, allí llueve muy poco. Entonces no sé de qué partes del país haigan llegado.
SS: Y, ¿cómo se sostenían ustedes financieramente mientras él estaba acá trabajando?
IC: ¡Uh! Pos pasando necesidades. No como, pues nos limitábamos a muchos alimentos ya que… a muy poquito alimentos. O sea que poquitos frijolitos y deste pues tortillas sí pos trataba mi mamá de darnos. Más a llenar la tortilla o sea lo que era la harina o lo que fuera. Eso un poquito más pero en cosa de plato pos muy poquito y pues no, no se compraba ropa, no se compraban muchas cosas. Carecíamos de muchos alimentos. La leche que pos no, ¿cuál leche? No había leche ni nada, o sea que de a tiro el alimentito muy bajito, muy poquito.
SS: Lo más básico.
IC: Sí lo más básico para poder sobrevivir pero no, no mucho. Eso en abundancia que decir: “¡Oh!”. Nada. Nada y así.
SS: Y lo poco que agarraban, ¿de dónde lo agarraban?
IC: ¿De comida? Pues sí como le digo, entraba eso y eso compraba mi mamá un costal de harina y poquito frijolito o papitas poquito o lo que sea. Eso de eso nos…
SS: Nada más poquito.
IC: Sí, poquitito y a veces de que no había teníamos que aguantarnos. O sea que cuando no llegaba el dinerito que nos mandaba muy poquito, porque decía que le pagaban muy poquito o sea que no ganaban mucho. Ganaban poquito y manda el dinerito y mi mamá estaba nomás que: “No ha llegado el dinerito y hay que esperar”. Y en eso pos te tienes que limitar un poquito.
SS: Y, ¿cómo mandaba él el dinero a ustedes?
IC: Yo creo que lo ma… No, no sé porque pienso era como un money order o no sé cómo sería porque mi mamá iba y lo cambiaba al correo y todo y sacaba su dinerito. A veces eran, pues yo creo que lo mucho que llegó a mandar a veces serían unos $30 dólares.
SS: ¡Wow!
IC: Treinta dólares.
SS: ¿Cada cuándo?
IC: Pero a veces eran $25 o a veces eran $15 dólares o no recuerdo yo en qué cada cuando los mandaba pero era muy poquito dinerito.
SS: Sí.
IC: Y tenía mi mamá, decía: “Pues para la ropa”, para comprarnos ropa, para comprar, para lavarnos, para bañarnos y eso no se ajustaba pero para la comida tenía que apartar o sea que primero la comida y enseguida lo demás. Eso así era. O para bañarnos y la ropita limpia, pues teníamos que limitar a no ensuciarnos tanto nuestra ropita porque no había para lavarla y todo eso. Mucha, mucho todo eso muy limitado.
SS: Mucho sacrificio.
IC: Mucho sacrificio. Sí, ahora reflejo todo eso y pues ni modo, ya pasó.
SS: Sí.
IC: Ya pasó todo eso.
SS: Me imagino que durante todo este tiempo que su papá estaba aquí eran muchas mujeres, ¿verdad? Eran doce hijos.
IC: Sí.
SS: Una mujer sola, ¿cómo le hacían ustedes ahí siendo que eran la mayoría mujeres en esa casa?
IC: Estaban muy chicas todas yo era la más grande. O sea que la otra chamaca la más grande que yo ya se había casado. Esa ya se había casado la muchacha y había un muchacho que pos apenas salía el que… Sí, era mi hermana mayor y luego era un hermano y este hermano pues salía y pues ayudaba, ayudaba a un tío pero sacaba muy poquito apenas pa comprarse unos huarachitos, que esto así muy poco. No, no ganaba mucho. Y la hermana se había casado. Es así que yo quedaba de grande en la casa de muchachas y los demás, pos todos estábamos en la escuela. Yo también iba a la escuela en esos entonces y pues no, así le ayudaba a mi mamá como le digo, a bañarlos, a ir a lavar la ropa, a limpiar la casa, a hacerles su comidita y pos ir a la escuela era todo el trabajo. Y en eso mi tiempo a veces en un tiempecito libre poquito que llegaba yo a tener, era cada ocho días, no era diario. Cada ocho días había una allá les decían que juntas o… Que la Junta de la Acción Católica, que la junta así para la iglesia que [d]onde le dan a uno unas pláticas muy bonitas los sacerdotes y eso. Entonces yo estuve yendo a… primero comencé estudiando el catecismo hasta el final. Entonces después me quedé en una en una Acción Católica o algo así le decían. Que era de las espirantas y yo como estaba chica de los trece años a los quince y todo eso, sí me ayudó muchísimo esa preparación. Porque nos prepararon, nos estaban educando cómo comportarse uno. Cómo, pues cómo vivir a tantos peligros que había. A mí me sirvió muchísimo, me educaron tan… recordaba todo lo que me decían, ¿verdad?
SS: Sí.
IC: De la educación, cómo portarse uno y de qué peligros protegerse uno y todo eso. A mí me gustó mucho.
SS: ¿Eso fue a través de la religión católica?
IC: A través de mi… sí, de mi religión católica. Sí, entonces yo: “Mamá a mí me gusta mucho ir ahí y estar”. O sea, cómo comportarse uno, como si está uno tan jovencito cómo la primera vez que uno trate a una persona, a un muchacho y cómo comportarse o cómo defenderse. Porque muchas de las veces pues está uno, ¿verdad? Y tiene uno que cuidarse muchísimo, cómo defenderse. Porque no todos los hombres son iguales o sea que algunos tienen malas intenciones, otros no y todo. Cómo, cómo me educaron en ese…
SS: Cómo…
IC: Ándele. Sí, cómo todo eso y a mí me gustó muchísimo. Sí me sirvió mucho porque yo recordaba siempre lo que el sacerdote nos decía y eso era mi tiempo. En mi tiempo a veces que se me hacía muy poquito, quería ir casi todos los días.
SS: ¡Oh! (risas)
IC: Pero iba cada ocho días a esa preparación y a mí me sirvió mucho esa educación.
SS: Y, ¿cuándo empezó a ir a estas clases?
IC: Pues empecé a ir también de la edad de unos catorce años. Ya que llegué yo a ir a esa…
SS: O sea, ¿que su papá estaba acá?
IC: Y él estaba aquí y pues no había qué… “Mamá déjame ir a esas juntas que hacen y todo”. Y lo preparan a uno muy bien para la vida, para la vida porque pues no sé, le digo, eso me sirvió muchísimo. (risas) Me gusta. Qué lindo. Sí, eso fue en mi tiempo libre que yo hice durante su ausencia de él aquí.
SS: Y, ¿por cuánto tiempo lo hizo?
IC: Yo creo que sería como por unos dos o tres años.
SS: Ah, entonces desde catorce hasta casi, ¿qué? ¿Diecisiete años?
IC: Sí, casi. Sí, estuve yo, estuve ahí yendo a esas juntas muy bonito. Me gustó muchísimo.
SS: Y, ¿hasta qué año fue a la escuela?
IC: Mire a la escuela me gustó poco la escuela.
SS: ¿Sí? (risas)
IC: No me va a creer, no me gustó mucho. O sea que porque yo no tenía mucha mucha memoria. O sea me dolía mucho mi cabeza, me dolía mucho el cerebro, me mareaba mucho. Yo creo que figuro yo a consecuencias de la alimentación. A eso también se debe mucho todo eso porque desde si no está usted bien alimentada, no puede continuar sus estudios.
SS: Es difícil.
IC: Es difícil. Entonces le decía a mi mamá: “Mire mami me duele mucho la cabeza, me mareo muchísimo y no puedo estudiar”. Le dije: “El ruido de los chamacos cuando salíamos al recreo”, le digo, “viera nomás, no puedo. Ya cuando entramos entro pior adentro al salón”. Yo no quería jugar, no me gustaba jugar. Siempre como con esa nostancia [nostalgia] de que estábamos solitas o no sé qué, ¿verdad? Siempre me aislaba y me sentaba y le decía yo a la maestra: “Yo me quedo. Déjeme tarea y aquí me quedo adentro y que salgan todos”. Dije: “No, no”. “No”, dijo, “tienes que salir, ¿tú a qué te quedas? Tienes que salir”. Y no me gustaba jugar. Siempre estaba yo pensando.
SS: ¿Qué sentía?
IC: Pensando, pos sentía tristeza, sentía soledad, eso.
SS: Sí.
IC: Eso era.
SS: Y, ¿qué pensaba? ¿Qué le hacía pensar eso o tener esos sentimientos?
IC: Pues no sé, me hacía que pos no, no como que no pos tonta, ¿verdad? Porque me había de haber puesto en mi futuro. Me hubiera mejor puesto a pensar en mi futuro. Que pues taba yo allí pa estudiar, pa todo, para… Quizá para no llegar al extremo que estaba mi padre por… andando por acá de bracero y todo. Si ha sido, estado muy bien preparado, muy bien educado quizá hubiera tenido otro empleo mejor, ¿verdad? Y no pensé, no pensaba en eso. Yo pensaba nomás en que quería irme pa mi casa con mi mamá a estar cerca de ella y eso. Eso así. Y por eso no sé nada. Fíjese que ahora pos ya es tarde, me arrepiento pero pos poquito a poquito a hoy aprendí a leer y escribir.
SS: Parece que sabe bastante.
IC: Poquito porque cuando me casé, mi esposo también se vino para acá y entonces sufrí más. Que llegaban las cartas dije: “¡Ay, no! Yo tengo que leer esta carta”.
SS: Entonces, ¿no aprendió a leer en la escuela?
IC: No, aprendí a leer con las cartas que mi esposo me mandaba. Me mandó una carta y la leía. Allí aprendí a leer. Entonces sí, a escribir mal, mal. Pero yo le mandaba las cartas y él contestaba, pues. Le contestaba sus cartas. Y allí aprendí por la necesidad, ¿verdad? Tanta necesidad. Y ahora no escribo para ningún lado ni nada pero me gusta mucho leer mis libros católicos, mis libros de oración. Ah, allí me paso las horas.
SS: Entonces, ¿aprendió a leer…?
IC: Aprendí a leer. Entonces le doy gracias a Dios pero ahora también le pido porque como estoy cieguita, ya no veo casi. Digo: “¡Ay, Padre mío! Si yo aquí me entretengo leyendo, pues rezando mis oraciones en los libritos y todo”, dije, “¡ay!, no, ya la vista eso sí ya se me hace triste”. Pero yo pienso que también eso a consecuencia de la personas que han tenido así, también eso de también viene de la alimentación y todo. También eso de que a uno le falle la vista pronto. Mi padre le falló la vista también.
SS: ¿Sí?
IC: También no miraba casi y lo operaron y no miraba y no miraba. Y era consecuencia de, pues tanto que a veces no comían o a veces una comida al día o malpasadas y todo eso yo pienso que tiene mucho que ver todo eso.
SS: ¿Usted padeció de enfermedades o está enferma? Dijo que padecía de dolores cabeza.
IC: Sí, eso padecía. Padecía mucho en aquel entonces pero yo figuro que sería por la debilidad, ¿verdad? De que no comíamos bien. Porque en primer lugar tiene que estar uno pos cuando menos mucha leche para los niños que van a la escuela y no teníamos. Yo figuro que de eso me dolía mucho la cabeza. En aquellos entonces yo, pos ya que no iba a la escuela, que no tenía esa presión… Siempre se me calmaba el dolor de cabeza. Yo era más feliz en la casa ayudándole a mi mamá.
SS: Entonces, ¿nomás le pasaban en la escuela?
IC: En la escuela me pasaban.
SS: ¿Cuándo dejó de ir a la escuela?
IC: Pronto, no crea que… sería como los catorce años yo ya no fui, o sea que… Y eso nomás fui, ¿verdad? Estuve nomás hasta primer año. No fui mucho. Y como allá son temporaditas. No es que sea todo el año. Ya ahorita como que les están dando más…
SS: Más estructura.
IC: Ándele, porque en aquel entonces o sea que era a veces iba uno de la mañana a mediodía y ya no volvía a ir hasta otro día. Y a veces allá como en el pueblo, escuelas de gobierno. Eran un ratito en la mañana y salíamos a las doce o a la una y regresábamos a las tres o hasta las cinco, ¿verdad? Había eso. Y en el rancho no, nomás era de unas, de en la mañana a mediodía y hasta otro día. Entonces era muy poquito estudio, muy poquito. Le daban a uno muy poquitas clases. Y uno que no es muy, muy educado, con abierto de pensamiento, sí, ¿no? No, no aprendí mucho yo. Todos mis demás hermanos todos aprendieron y decía mi papá: “Yo me da apuro por esta muchachita porque esta muchachita no tuvo educación y todos estudiados”. Dice: “Ellos se enseñaron a leer y escribir”, dijo, “y ésta no sabe. Me preocupa muchísimo”. Me decía: “Me preocupa muchísimo”. Y después ¡ay! Se abrazaba de mí tan contento el viejito porque me decía: “Tú no tuvites estudio mija”, pero pues aquí trabajé yo, aquí en Estados Unidos cuando ya me vine y todo trabajé aquí en Estados Unidos por diecisiete años. No, no pude llegar a ser una supervisora por falta de estudio. Eso a mí me dijeron: “No, porque no sabes leer y escribir y todo eso”, dijo, “No, si no sí”. Y sí podía ser eso o podía ser una mayordomo porque pues también se necesita mucho papeleo y muchas otras cosas. Dijo: “No puede ser”. Pero mi trabajo lo supe desempeñar bien. Gracias a Dios. Ya le digo yo trabajé por diecisiete años aquí y ahorita ya estoy atrás.
SS: Bastante tiempo.
IC: Sí. Ya le digo.
SS: Durante la temporada que su papá estaba acá trabajando, ¿qué hacía usted en su pasatiempo pa divertirse, qué hacían?
IC: Pues como le digo, eso que iba ese día nomás iba allá a esa junta y hacíamos… teníamos una… Mi mamá nos compraba una telita y hacíamos costuritas.
SS: ¿Cosían?
IC: Cosíamos. Hacíamos nuestras servilletitas para la… decíamos que para la canasta y así cuando estábamos en el pueblo no se ocupaba tanto las servilletas, ¿verdad? Pero para el rancho, para el campo sí porque íbamos a llevar la comida y tapábamos la canasta con las servilletitas. Y eso era lo que hacíamos nosotros, que nos poníamos a coser nuestra servilletita o nuestra ropa. Porque allá, pues se rompía tanto la ropa y había que coserla poquito. No la íbamos a quitar ya porque tenía esa rompidita. (risas) Ya que eso también hacíamos y no tenía mi mamá máquina lo hacíamos a mano todo. O sea que si le compraba una telita para un vestidito teníamos que hacerlo nosotros en la mano y en eso también dedicábamos mucho tiempo. O sea de que hacer nuestras costuritas, hacer pos nuestra ropa. Así era.
SS: O sea era el pasatiempo, ¿verdad?
IC: Ese era el pasatiempo y pues a veces que salen los muchachos a jugar la pelota un ratito ajuera pero eso era poco. Mi mamá no nos dejaba mucho: “¡Hey, hey andas jugando a la pelota! Tienes que hacer esto y esto”. Y ya me ponía yo a hacer mis trabajos. Decía: “Tienes que coser tu ropa, tienes que lavarla, (risas) tienes que todo”.
SS: Tiene responsabilidades.
IC: Y pues sí los había terminado pronto lo mío pero tenía que ayudarle por los chamaquitas. Todas chiquitititas que taban las niñas. A hacerles también su ropita.
SS: Entonces parece que usted le ayudaba bastante a su mamá con la crianza de los otros niños.
IC: Sí, sí le ayudé.
SS: ¿Sí?
IC: Sí le ayudé a mi mamá que a veces llevaba las telas y como yo pues yo creo que pa entretener también mi mente y también muchas de las veces para que uno aprenda. Dice: “Trajimos esta tela”, dice, “son pa hacerle ropita”. Y me gustaba mucho. “A julana le voy a hacer este vestido, (risas) se lo voy a hacer combinadito de este a este, así combinaditos”. Así se los combinaba así. Así como un poquito de adornito que les ponía. Y en eso hacía yo, en eso pasaba mi tiempo. Haciendo cuando saltábamos salíamos a la orilla que había, no estaba muy lejos la orilla al pueblo. Y le decía yo: “Vamos a ir al campo”. Y llevaba todos mis muchachitos, yo como era la mayor, íbamos al campo y había unas matitas en el campo que les decían talayotes.
SS: ¿Talayotes?
IC: Talayotes. Y daban esas matitas, daban unos así grandotes parecían como cochinitos no sé cómo así muy curiositos. Íbamos y llevaban, todos llevaban su baldecito o su bolsita y andábamos todos regados. “¡Ay, me hallé una!”. Y así ya unos crecían bien grandototes así y juntábamos.
SS: Y, ¿para qué los juntaban?
IC: No los llevábamos pa la casa y los cocíamos y bien buenos, bien sabrosos como si fuera, pos era comida, ¿verdad?
SS: ¡Sí!
IC: Y los llevaba.
SS: ¿Era fruta?
IC: Pues daba eso y se da en tiempo de aguas. O sea que como en agosto y se[p]tiembre y eso están esas matitas. Y, ¡ay! nosotros hacíamos, decía un chico un hermanito mío. “¡Ay, mira!”. Dice: “Me hallé una matita taba tan tierna que me la comí”. (risas) Ya no le halló nada de frutita pero se comió la matita bien curioso. Y llegábamos a veces, decía mi mamá: “Ay, nos fue bien”. Llegábamos con las bolsotas así y las poníamos en una ollita a cocer. Y era una comida que pos sale en las aguas esas matitas. Y cómo nos gustaban porque eran riquísimos un sabor diferente al de la calabaza. Más… muy rico, muy rico.
SS: Y, ¿era la misma textura de la calabaza?
IC: Casi.
SS: ¿Sí?
IC: Lo que tenían estos que se los podía comer tiernitos. Se acostaban así chiquitos, ¡uy! Bien tiernitos, bien suave. Una frutita muy riquísima. Y eso salíamos también en las tardes cuando era tiempo de aguas a hacer eso, a juntar eso. Y como no, esos no los… el gobierno o los dueños no decían nada. Eso sale en el campo. Y esos eran del campo o lo mismo las tunas del campo también los dueños no la defienden. Esa está allí silvestre que no la defienden. Entonces también llegábamos con el canasto o la ollita, lo que sea de tunas, de esos talayotes, ¿de qué otra cosa? Tantas cositas que hay en el campo. Cuando el día que amanece muy llovido, que llueve mucho, brotan muchos que les nombran aquí champiñones. Allá brotan con el calor de la tierra y juntaba muchos champiñones y van para la casa. Entonces todo eso aportábamos para comer. Pero no era todos los días, de vez en cuando. Y juntábamos esos y más frutitas que se dan en el campo como los mezquites. Los mezquites también cuando es su tiempo, ¡oh! También llevábamos para la casa con mi mamá. Le dije: “Mire, me llevé a los muchachos”. Y ahí vienen todos. (risas) Bien contentos cada quien con su jarrita que conseguía. Pero no, allá los dueños no defendían que los mezquites, que esto otros. De eso nada, no defendían nada. O sea que uno podía agarrar de lo que hallaba. Los nopalitos pues también en el campo salíamos y juntábamos y veníamos para la casa. Le decía yo a mi mamá: “Aquí en el pueblo está muy triste, [es]tá muy remoto”. No había nada. Pero si salía uno a las orillas, al rancho y cosechaba, llevaba uno algo. De perdida eso o cuando la penca del nopal está muy gordita en enero y febrero, allí tá la penca mas gordita. Entonces le quita el redotito y saca usted unos corazones. El corazón de la penca así y también llevábamos, llegábamos a llevar también para la casa y era plato, era lo hacíamos comidita y ya le ayudábamos para el plato. Sí, todo eso conseguíamos, pues gratis.
SS: Sí. O sea que ustedes tenían que ingeniarse una manera…
IC: Sí.
SS: De agarrar algo.
IC: De agarrar algo, sí. Así era lo que nosotros podíamos conseguir. Mi hermanito que le ayudaba mucho a mi tío en la cosa de la hortaliza. Entonces él pues, que los jitomatitos, que los chilitos y todo eso. Entonces le ayudaba a mi tío y pues mi tío le daba a él algo. Entonces teníamos chilitos y jitomatitos que él llevaba para la casa. Y los pepinos decía: “Mira sembramos unas matas de pepino”. Oh, daban mucho y el tío se iba de comerciante y vendía esos pepinos y todo eso. Y entonces también mi hermano nos llevaba, a veces nos llevaba eso. Pero era en temporadas. O sea que no todo el tiempo está eso, eso. Ya ve que todo esto eso es temporal. El jitomate también no todo el tiempo está fértil. Llega el frío y pues ya no hay. El chile tampoco. Pero sí, así aportábamos un poquitito. Pero como le digo, yo me he iba a lo más barato, a [d]onde podía. No me costaba más de que trabajar un poquito y conseguirlo. Le digo, había, había ya también en el campo porque pues es muy grande la necesidad también. Nos topábamos con… nos llegamos a topar con un parejo así, donde se encuentra mucho amole. ¿Usted sabe?
SS: ¿Qué es amole?
IC: Amole. No sé como explicarle su legítimo nombre del amole. El amole y le decía yo a mi mamá: “Nos vamos a llevar algo mire para sacar que tal parte miramos eso”. Y llegaba a llevar yo mucho porque de ése, pues no, no nadie lo sabía el valor del el amole. Entonces llevaba yo unos baldones de amole y este, hacíamos de una portolita, de esas portolitas de sardina que hay. La volteábamos así, le hacíamos muchos hoyitos. Entonces quedaba muy picudita de un lado. Entonces, con eso rayábamos el amole. Unos amolotes que sacábamos de la tierra. Los rayábamos así y yo lavaba los trastes y se lavaban muy bonitos. Quedaban sin grasa y todo. Quedaban tan bonitos, tan rechinositos.
SS: El amole.
IC: En el amole de ese.
SS: ¿Lo usaban como jabón?
IC: Como jabón para lavar los trastes.
S: Oh, okay.
IC: Entonces ese jabón… esos llevaba yo mucho y me gustaba lavar mi ropa con el amole porque también viera qué espuma y luego quedaba la ropa tan bonita, limpia porque la restregaba mucho y le ponía amole y el sol y todo.
SS: Y, ¿cómo se dieron cuenta que esto existía?
IC: Pues había, mi mamá tenía eso de pos como era ya más atrás. Ellos sabían y nosotros también ya conocíamos eso. “¡Ay!”, dice, “que encontráramos amole nos ayudamos a lavar los trastes y a lavar la ropa. Y así pos no tenemos, si no tenemos jabón pues mira consigamos con esto”. Íbamos al campo y agarrábamos el amole. Y con eso lavaba mi ropa y a veces dije: “Yo hoy me baño con el amole”. (risas) Y me lavaba ahí mi pelo me quedó tan sedosito.
SS: ¿Sí?
IC: Como si hubiera sido un deste, un champú. Y me empezó a crecer bonito mi pelo. Yo ahorita no tengo pero bonito mi pelo y a todas las muchachas a mis hermanas siempre les decía yo: “Voy a bañar a fulana con amole”. “¡Ay no! Ella pos tá muy chiquita a lo mejor le pica”. Porque picaba el amole, le picaba se le hacían muchas ronchas. No crea que toda la gente tenía acceso a usar ese…
SS: O sea, ¿no todos podían aguantarlo?
IC: No podían aguantar porque era picosito y luego ya le digo. Y con eso nos ayudábamos por lo mismo, por la misma necesidad que no teníamos dinero y todo eso. Por eso y luego decíamos, cómo moler en el metate, mi mamá me enseñó a moler en metate. A tortear a mano nunca supe. (risas) Hacía puras gordita así. Yo no podía tortear a mano pero como pos teníamos una maquinita y apachurraba las tortillas pues sí, sí eso sí. Pero moler en el metate me enseñó mi mamá a moler el maíz, a moler el trigo. A todo eso me enseñó mi mamá. Así que pues mucho del campo. Había muchas personas, muchas mujeres por allí en el pueblo que… hombres que se fueron. Esas sí sufrían más porque no conocían mucho del rancho. Yo con nosotros conocíamos mucho del rancho y pues acudíamos al rancho para muchas de esas cosas. Y las del pueblo decían: “Y, ¿cómo van a lavar con eso? Y, ¿cómo es eso?”. Oh, mira: “¡Ay!”, dice, “ya tengo ocho días que pos no tengo dinero, no tengo jabón, no tengo nada. ¿Cómo me voy a ver?”. “Mira, así mira, así”. (risas) Acá tenía la espuma y todo. “¡Oh, Dios!”, dice.,No pos todo ahí. Sufrían, sufría mucho la gente, mucho.
SS: Oiga, y mientras su papá estaba aquí, ¿ustedes tenían apoyo de un hombre allá? ¿Había alguien en quien ustedes podían acudir si necesitaban algo?
IC: Pues no. Fíjese que no, no teníamos. Teníamos mi abuelito, pero no taba muy independiente o sea que él no… Ya estaba también muy mayor el señor y no. O sea que nosotros teníamos que abrirnos paso en la vida. Había veces que, pues querían que uno les ayudara más bien a ellos y decía mi mamá: “No, pos no alcanzo a ver luz de fisco a todos estos problemas”, dijo, “con toda esta familiona y todo”, dijo, “no puedo ayudarlos, pos me estoy viendo muy apenas”. Pero no teníamos, no teníamos ayuda de nadien en caso de que, pues sí de en caso de que cuando se nos muri… Se le murieron los niñitos a mi mamá, pues sí los vecinos, los familiares sí estuvieron acompañándonos allí y todo. Pero mi mamá siempre yo figuro que mientras que mi papá mandó dinerito o algo, él todavía consiguió dinero pa sepultar aquellos niños. No le dieron el dinero, ni le… le prestarían. Pero sí, murió uno cuando él no estaba y cuando él llegó luego enseguidita murió. Dijo: “Nos vamos al rancho o lo que sea”. Pero el niño murió y dijo: “No, pos me regreso pa atrás pos aquel ya vine y ya también”. Pero…
SS: Entonces, ¿su papá estaba aquí ya?
IC: Cuando murió, sí.
SS: Murió su hermano.
IC: Sí, cuando murió mi hermanito sí.
SS: ¿Qué edad tenía usted cuando su papá regresó a México después de que ya dejó el Programa Bracero?
IC: Cuando dejó del Programa Bracero, ¿qué tendría? Dieciséis años o algo así, por ahí, no recuerdo. Por ahí…
SS: Y, ¿usted se casó allá en México?
IC: Sí, en México enseguida de… me casé.
SS: ¿Cuántos años tenía?
IC: Pues yo creo que haiga tenido dieciséis años cumplidos o acaso diecisiete por ahí.
SS: Y, ¿su papá ya estaba en México cuando se usted se casó?
IC: Sí, cuando yo me casé sí ya, ya estaba mi papá para allá.
SS: Sí. Y, ¿cuánto tiempo duró usted México antes de venirse a Estados Unidos?
IC: Ora verá, pos fue por el seis yo… Para venir aquí yo a Estados Unidos, no recuerdo. Mire tenía de cuando yo me casé, sí, como unos diecisiete años dure allá o dieciséis. Porque mi muchachito lo traía de dieciséis años uno. Cuando yo ya me vine para acá. Pero pos, ¿qué duré? ¿Qué tanto tenía yo de edad?
SS: Si se casó a los dieciséis dice y su hijo tenía dieciséis años cuando usted se vino para acá.
IC: Sí.
SS: Como unos treinta y dos, por ahí.
IC: Sí, treinta y tres porque mi niña… tuve una muchachita aquí de treinta y tres años. Entonces fue la última que tuve yo. Sí, ya aquí ya me ayudaron dijo: “No mujer tú no puedes tener tantos hijos”.
SS: ¿Cuántos hijos tenía usted?
IC: Tenía ya, tenía ya había tenido, ora verá, diez.
SS: ¿Usted tiene diez hijos?
IC: Tenía diez. Ya había tenido diez hijos y la niña número once. Entonces me dijo el doctor: “Ya no, ya no tengas tanto hijo. Para que veas, para que disfrutes de tus hijos, ya no tengas, porque tú puedes tener otros ocho más”, dice, “ya no, disfruta de ellos”. Pues sí, sí he disfrutado de ellos nomás que nomás creció mi muchachita poquito, meses, no llegó ni al año pa cuando yo me fui a trabajar y ya trabajé. Pues sí los ayudé un poquito a mis hijos. Gracias a Dios a que de perdida no sufrieran hambre y estudiaran. Eso sí, ellos sí saben leer, saben escribir, saben todo, ya se hicieron ciudadanos y todo. Pero gracias a Dios digo pues que si quiera salieran un poquito. Sí, estoy contenta con eso, muy contenta. Porque me tocó tenerlos, criarlos un poquito y luego ir al trabajo, a trabajar para que ellos salieran, se acabaran de criar y recibieran una educación. Y sí, mire gracias a Dios tengo mis muchachos. Ya casi todos están casados, tengo nomás un chamaco en la casa, uno. (risas) Y él, ¡ay! Tan lindo mi muchacho.
SS: ¡Ay, qué lindo!
IC: Sí. (risas) Qué lindo. Sí, tiene treinta y seis años y tá en la casa conmigo. Y deste y aquí me dicen a veces, dicen las americanas: “¿Por qué no lo corres? (risas) ¿Por qué no?”. Entonces dije: “En la cultura de nosotros los mexicanos nunca, nunca corremos los hijos. Mis hijos se quedan”. Digo yo: “A mí mijo no me estorba, (risas) este es muy trabajador, trabajador”. Le digo: “Mijo, ¿tú nunca te vas a casar?”. “Pues sí mamá, pero tengo miedo”. Es que tiene miedo como ahora como está todo. Tiene miedo pero sí quiere casarse, sí quiere casarse. Es un muchacho muy bueno. Le dije…
SS: Felicidades.
IC: Le dije a mijo: “Mira”, le digo, “si hubiera”… ¡Ay! Hubieras ido a la junta. “Tanta muchacha bonita que vienen de diferentes lugares muy preparadas y muy bonitas”. (risas) Le digo que… “¡Ay, mamá!”, dijo, “pero son tan muy estudiadas, muy preparadas. Pues yo pues no estoy tanto”, (risas) dijo, “tan preparado”. Pero pues yo digo que no es tanto la preparación como el saber vivir, el saber cuidar su dinero y todo eso.
SS: Y también saber estar conectado emocionalmente…
IC: Sí, ándele.
SS: Es tan importante.
IC: Sí, es muy, ¿cómo le quisiera decir? Muy trabajador, no tiene vicios, no tiene nada, es muy trabajador.
SS: Qué lindo.
IC: Y siempre allí en casa, nunca sale. Le digo: “¡Ay, hijo!¡Ay, mijo tan lindo!”. (risas) Le digo: “Tú eres un ejemplo de tus abuelos y de tu padre”, (risas) le digo, “porque tú no eres vicioso”, le dije. Nada. No es vicioso.
SS: Qué bueno.
IC: Dijo: “¡Ay, qué lindo!”. Dice: “Pos sí”, dice, “pero tengo que ir a trabajar”. (risas) Y trabaja el aire acondicionado, arreglando aire acondicionado. Uy, siempre es su emoción el hacer todos esos trabajos.
SS: Qué bueno.
IC: Y dijo: “Me voy a trabajar”. Dice: “No me toca conocer esas muchachas”. (risas) Le digo: “Pos a la mejor son casadas porque tan bonitas tan jóvenes pero pos…
SS: ¡Ay!
IC: Ahorita no, no te tiene uno que fijar en eso. Muchas de las veces se equivocan.
SS: Sí. Señora muchísimas gracias por compartir su historia. Gocé mucho estar aquí presente con usted.
IC: Sí, pos igualmente.
SS: Y para usted…
IC: Fíjese que…
SS: Haber sido parte de esto.
IC: Sí, me hizo recordar tanto tiempo desde el principio casi hasta el fin porque ya ahora ya hasta entró la historia de mi papá.
SS: ¡Ay! Pues no es el fin.
IC: Sí.
SS: Todavía no es el fin.
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 26 de mayo de 2006
Nombre del entrevistador: Susana Salgado
Mi nombre es Susana Salgado. Estamos haciendo la entrevista en Perris, California con Isaura Covarrubias. Esto es para el Bracero Oral History Project. Estamos a 26 de mayo de 2006.
SS: Entonces platíqueme un poquito, ¿de qué se acuerda? ¿Cuántos años tenía usted cuando su papá…?
IC: Mire cuando mi papá vino de bracero yo tenía trece años, como unos trece años pienso y desde… Él el motivo de que vino de bracero para acá, pues la necesidad. Tenía, pues somos catorce hijos. Entonces de los catorce hijos viven doce hijos porque los, tenía mi madre dos niños pequeños gemelitos y al irnos al pueblo, pues ya no tuvimos acceso a nuestra vaquita para alimentar a los niños y en consecuencia de eso murieron los gemelitos porque les hacía falta el alimento y mi padre por acá sufriendo una y mil sinsabores, ¿verdad?
SS: Sí, me imagino.
IC: Entonces pues a mí me tocó sufrir también en compañía de mi mamá y mis hermanos… (llorando) estas grandes penas porque yo miraba cómo lloraba mi madre y mi padre cuando nos platicaba la historia de sufrimiento de él y el sufrimiento de nosotros.
SS: Debió haber sido muy doloroso.
IC: Mucha pobreza, mucha pobreza, muchas necesidades que él pasó tanto lejos de nosotros como nosotros también acá. Y ese fue el sufrimiento que tuvimos y pues, la otra historia. Y lo que él sufrió también en cuestión de cómo se acomedía él a trabajar poquito por allí más que fuera barriendo, lavando trastes o algo con las señoras para que le dieran el almuerzo mientras que, pues esperaban la contratación que los llamaran y todo eso. Mucho sufrimiento. Lo mismo aquí en Estados Unidos también poco dormía, mucho trabajo de, pues de levantarse temprano para estar esperando su almuerzo para irse al fil. Y luego cuando ya estaba en el… cuando salían en la tarde del fil también muy cansados porque todo el día dobladitos, dobladitos trabajando. Dice: “Y no, no podíamos enderezarnos tantito para descansar porque mayordomos muy duros”. Les decían el mayordomo: “No queremos postes, no queremos postes, queremos que trabajen”. Dice: “Pero la espalda, la cintura nos dolía mucho”. Y las herramientas eran muy pequeñas, muy chiquitas, tenían que andar dobladitos todo el día. Y para una persona alta era más el sufrimiento que para una chaparrita porque era para… porque estaban chiquitos. Menos, pero como mi papá era un poquito altito así que pos doblado era más para él más problema y así, así fue. Así es la historia de mi padre. Mucho, muchos sufrimientos.
SS: Entonces, ¿en qué año se vino su papá de bracero?
IC: Exactamente en el año que le dieron su miquita y todo se vino para acá.
SS: ¿Se vino luego luego?
IC: Sí, se vino luego luego.
SS: ¿Qué pasó que hizo que su papá se viniera de bracero?
IC: Pues eso, la necesidad de que tenía muchos hijos y no podía…
SS: No podía sostenerlos.
IC: No podía, o sea que era muy poquito lo que él ganaba y todo eso y él…
SS: ¿Qué hacía él en México?
IC: En México en la agricultura siempre. Siempre el campo, siempre. Cultivaba el maíz para tener maíz, frijol y todo eso. Y eso fue el motivo de que lo hizo venir para acá para ver si podía sacarnos adelante y pues gracias a Dios, pues aquí estamos viviendo doce. Nomás dos fallecieron, sí.
SS: ¿Entonces su papá se vino de bracero para Estados Unidos?
IC: Sí.
SS: Y, ¿él regresaba a México para verlos o qué se acuerda usted de esa temporada que se estaba?
IC: Sí, pos se estaba aquí una temporada de no sé cómo era. No, no recuerdo muy bien pero estaba aquí por unos seis [meses] a un año y luego ya se regresaba para atrás. Iba y nos miraba y se regresaba otra vez al, pos como era. Agarraba su grupo de personas, ¿verdad? De este, que a veces contrataban por seis meses por u otro. Así, ¿verdad? No sé, no entiendo mucho. No conozco yo mucho de eso de que por cuánto tiempo, pero yo digo que por unos seis meses.
SS: ¿Seis meses aunque sea duraba?
IC: Sí, sí duraba. Ya le digo y así, así es la historia de mi padre y siempre nos platicaba todos los sufrimientos de que él sufrió y caminó y anduvo todo esto. Y pos murió contándonos la historia ya le digo.
SS: Y, ¿él se regresó a México después de estar de bracero?
IC: Sí, se regresó ya a México cuando ya, pos ya el [19]60 algo se regresó y ya después ya no regresó.
SS: Ya no regresó.
IC: Ya no regresó para acá porque, o sea que, no sé ya había más… Estaba muy duro ya para él. Los años ya como que ya se le iban cargando más los años y ya tenía más problemas para pos, ¿cómo le quise decir? Para rendir su fruto de trabajo. Entonces ya, ya le digo.
SS: Y, ¿usted qué se acuerda? ¿Qué hacía usted mientras su papá estaba trabajando de bracero?
IC: Pues mire, él siempre mi papá nos puso en la escuela. Estábamos en la escuela todos los, toda la muchachadita tábamos en la escuela. Sí, porque todos están muy seguiditas. Somos diez mujeres y eran, somos dos hombres, pues que viven ahorita dos hombres. Pero eran pos cuatro hombres y las diez mujeres. Tengo el escrito en esos papeles todos los nombres de mis hermanos y fechas y todo, todo porque también traigo toda esa lista de todos los hijos.
SS: Y, ¿usted dónde está en el orden de nacimiento?
IC: En el orden de nacimiento estoy en el primero, segundo, tercer.
SS: Tercer.
IC: Tercero.
SS: Okay. ¿Entonces se acuerda bastante de esa temporada?
IC: Sí, sí me acuerdo. Sí me acuerdo mucho de todo eso y ya le digo, pos en la escuela nos pusieron y nosotros estudiando y él estaba aquí y pos mi mamá pues cuidándonos. Porque como éramos tantos no, ella no trabajaba.
SS: No trabajaba.
IC: Y el trabajo ajeno, bueno poquito trabajito hacía. O sea que él… Ella hacía unas tortillitas para un señor, para una pareja o sea, como una familia. Les hacía sus tortillitas porque le gustaba mucho cómo mi mamá molía su macita en el metate. Y luego hacía sus tortillitas hechas en la mano y les gustaba mucho. Y siempre por mucho tiempo le estuvo haciendo sus tortillas a la señora y le llevábamos su canasta de tortillas calientitas a las pura doce y media ya estaba su canasta de tortillas en su casa. Y era lo que hacía mi mamá y estaban muy felices aquellas personas porque mi mamá les hacía eso. Era lo único que ella hacía de trabajos ajenos.
SS: Y, ¿le pagaban por eso?
IC: Le pagaban un poquitito, no mucho. Un poquitito, pero porque todo ya había que en aquellos entonces todo era… No, no pues no era como ahora, ¿verdad?
SS: Claro, claro.
IC: Poquito, poquitito le pagaban pero sí eso era lo que ella, ¿cómo le quisiera decir? Cooperaba para…
SS: Es lo que contribuía ella.
IC: Ándele de sí, sí. Es cierto. Sí, eso y pues nosotros en la escuela y estando con mi mamá y pues aquí ayudándole a mi mamá con sus criaturas también que tenía más chiquitas.
SS: ¿En qué le ayudaba usted?
IC: Yo le, pues le ayudaba, los cuidaba. A veces íbamos a lavar juntas la ropa, la planchábamos, los bañábamos, los cambiábamos, todo lo demás. Hermanos chicos. En eso yo le ayudaba a mi mamá. Eso era.
SS: ¿Cómo fue para usted que su papá estuviera tan lejos de ustedes?
IC: Mucho sufrimiento, mucha tristeza. O sea que cuando él… Por eso me acordé, ¿vedá? Y me pongo triste porque o sea que quedaba la casa vacía, vacía. No. Sentía uno que allí, allí se acabó todo. O sea que cuando sale la persona queda vacío, hay un vacío en aquella casa. Y de este, pero llegaba mi papá y todo se llenaba de gozo, todo. Como que entraba la luz del día. Así era. Así era.
SS: Parece que usted tenía una buena relación con él.
IC: ¡Oh, sí! Muchísima. Somos muchísimos y mi padre, ¡uh! Sí yo fui muy apegada a mi papá. Muy apegada a mi papá, muy apegada, siempre. Me recuerdo una vez del que él llegó que él no avisó o sea que no nos avisó que iba a llegar a vernos, que iba a ir porque…
SS: ¿Fue a visitarlos?
IC: Fue a visitarnos porque se acabó ese contrato y enseguida comenzaba otro pero en ese tiempo él fue. Y entonces yo salí de mi recámara me dijo mi mami: “Cierra todas las puertas de la casa porque”, dice, “pos ya nos vamos a dormir temprano”. Y yo iba para la cocina entonces cuando él, como no estaba cerrada la puerta de atrás… o sea que to[da]v[í]a no la atrancábamos, no la cerraron aquí con llave. Entonces él también vino por ese lado y entró y cuando él entró, vi yo porque no teníamos luz eléctrica. O sea, que un aparatito de bombillita nomás. Y entró mi papá y yo no lo distinguí porque estaba a oscuras. Y le hago: “¡Ay, mamá!”. Le digo yo. Le dije: “Un hombre se metió”, le digo, “no sé quién es”. Y: “¿Qué busca o qué quiere?”. Y yo me puse enojada.
SS: ¿Se asustó?
IC: Sí, me asusté muchísimo dije: “¡Oh, Dios!”. Entonces este, me dice: “Cállate”. Le dije: “¿Yo por qué me voy a callar?”, dije, “yo no me callo, ¿usted quién es? ¿Por qué se metió?”. Entonces: “Cállate”, me dijo pero como lo decía quedito no conocía su voz hasta cuando se acerca me dijo… “¡Uy, papá!”. Y dijo: “Cállate hija”, dice, “porque quiero dar sorpresa a tu mamá”.
SS: ¡Oh! (risas)
IC: “Y apá”, le digo… estaba yo renuente, yo ya estaba agresiva.
SS: Usted no sabían quién era. (risas)
IC: Yo no sabía quién era y ya estaba agresiva y le dije: “¿Quién es usted? Y, ¿por qué se metió? ¿Quién le dio permiso?”, o todo, “¿por qué se acerca a mí o qué es lo que usted quiere?”.
SS: Estaba protectiva.
IC: Sí. Entonces ya que se acerca más él que me dice: “Soy yo”, dice. Digo: “¡Ay, papá!”. (risas) Le digo: “¡Ay, Dios!”. Pero todavía se acordaba, él siempre se acordaba de que me puse muy agresiva porque pos taba oscuras yo no miraba más de la persona así y traía su cachuchita. No, no andaba… traía su ropa pues de aquí, ¿verdad? Y no lo podía conocer pero ya que se acercó oí su voz. Dije: “¡Oh, mi papá!”, digo, “¿pa qué hace esto?”, le digo. (risas) Por eso es que pues uno se pone nervioso. Yo estaba, dije: “Pos, ¿qué hago?”. Ya le estaba gritando a mi mamá que se había metido el señor.
SS: Usted asustada gritando y era su papá todo ese tiempo.
IC: Gritaba asustada y era mi padre, sí. Y todavía me recuerda: “¿Te acuerdas, hija?”. Le digo: “Sí, cómo no”. Es que siempre yo fui muy apegada a mi padre, mucho muy apegada y por eso yo le arreglé su permisito y vino y estuvo aquí. Ya estaba pos ya un poquito enfermo ya no duró más de tres meses aquí y venía por seis meses. Nomás tres meses y ya se regresó a México. Me dijo: “Me siento mal, me siento mal”, dice, “yo creo que mejor me regreso, nos regresamos para atrás”. Y sí, como al año murió él.
SS: Después se murió.
IC: Como al año murió, sí mi padre. Y por eso deste sí tengo tantos recuerdos de él, tantos.
SÍ: Durante la temporada que su papá estaba yendo y viniendo de bracero, ¿qué se acuerda usted de lo que comían o cómo vivían?
IC: Fíjese que ese año que hubo un año que hubo tanta escasez de maíz en el pueblo, que no hubo maíz como que no llovió mucho y no hubo mucha cosecha. Entonces estuvo entrando mucha harina, muchos llegaban los troques cargados de puros costales de harina y entraban con la harina y no me gustaba mucho y todavía hasta la fecha no me gusta mucho la harina. Siempre no sé. No, no me gusta. Sería que desde entonces. Y eso compraba mi mamá un costalito de harina y eso comíamos. Y cuando una vez que yo iba a llevar el canasto de las tortillas para las personas que les estábamos haciendo sus tortillitas entonces me dijo el señor: “Mira, mira, mira”, dice, “ha llegado un troque con maíz”. Dijo: “¡Vayan!”. “¡Ay!”, le digo a mi mami, “vamos”. Y llevábamos, no vendían más de un baldecito, no sé cuántos sería de maíz, pero era como un baldecito, una cubetita así por familia. No les vendían mucho y agarramos la… casi comíamos el maíz por lujo casi. Sí, la tortilla por lujo porque no había.
SS: Porque no había maíz.
IC: Y había esa escasez. Entonces pues sí, eso era lo que realmente comimos por esos tiempos: harina, harina, harina porque no había mucho maíz. O sea que se perdieron muchas cosechas no porque los braceros se habían venido, sino que porque no llovió mucho en esos años y no hubo mucha cosecha.
SS: Y, ¿quién traía el maíz y la harina?
IC: Pues…
SS: ¿De dónde venía?
IC: No sé de [d]ónde llevaban eso, yo pienso que de pero yo creo de Guadalajara o Aguascalientes, Zacatecas o de esos lugares. No sé de dónde entraría esa mercancía de… sí al pueblo. Pero yo figuro, porque allí pos como en Zacatecas casi nunca llueve, allí llueve muy poco. Entonces no sé de qué partes del país haigan llegado.
SS: Y, ¿cómo se sostenían ustedes financieramente mientras él estaba acá trabajando?
IC: ¡Uh! Pos pasando necesidades. No como, pues nos limitábamos a muchos alimentos ya que… a muy poquito alimentos. O sea que poquitos frijolitos y deste pues tortillas sí pos trataba mi mamá de darnos. Más a llenar la tortilla o sea lo que era la harina o lo que fuera. Eso un poquito más pero en cosa de plato pos muy poquito y pues no, no se compraba ropa, no se compraban muchas cosas. Carecíamos de muchos alimentos. La leche que pos no, ¿cuál leche? No había leche ni nada, o sea que de a tiro el alimentito muy bajito, muy poquito.
SS: Lo más básico.
IC: Sí lo más básico para poder sobrevivir pero no, no mucho. Eso en abundancia que decir: “¡Oh!”. Nada. Nada y así.
SS: Y lo poco que agarraban, ¿de dónde lo agarraban?
IC: ¿De comida? Pues sí como le digo, entraba eso y eso compraba mi mamá un costal de harina y poquito frijolito o papitas poquito o lo que sea. Eso de eso nos…
SS: Nada más poquito.
IC: Sí, poquitito y a veces de que no había teníamos que aguantarnos. O sea que cuando no llegaba el dinerito que nos mandaba muy poquito, porque decía que le pagaban muy poquito o sea que no ganaban mucho. Ganaban poquito y manda el dinerito y mi mamá estaba nomás que: “No ha llegado el dinerito y hay que esperar”. Y en eso pos te tienes que limitar un poquito.
SS: Y, ¿cómo mandaba él el dinero a ustedes?
IC: Yo creo que lo ma… No, no sé porque pienso era como un money order o no sé cómo sería porque mi mamá iba y lo cambiaba al correo y todo y sacaba su dinerito. A veces eran, pues yo creo que lo mucho que llegó a mandar a veces serían unos $30 dólares.
SS: ¡Wow!
IC: Treinta dólares.
SS: ¿Cada cuándo?
IC: Pero a veces eran $25 o a veces eran $15 dólares o no recuerdo yo en qué cada cuando los mandaba pero era muy poquito dinerito.
SS: Sí.
IC: Y tenía mi mamá, decía: “Pues para la ropa”, para comprarnos ropa, para comprar, para lavarnos, para bañarnos y eso no se ajustaba pero para la comida tenía que apartar o sea que primero la comida y enseguida lo demás. Eso así era. O para bañarnos y la ropita limpia, pues teníamos que limitar a no ensuciarnos tanto nuestra ropita porque no había para lavarla y todo eso. Mucha, mucho todo eso muy limitado.
SS: Mucho sacrificio.
IC: Mucho sacrificio. Sí, ahora reflejo todo eso y pues ni modo, ya pasó.
SS: Sí.
IC: Ya pasó todo eso.
SS: Me imagino que durante todo este tiempo que su papá estaba aquí eran muchas mujeres, ¿verdad? Eran doce hijos.
IC: Sí.
SS: Una mujer sola, ¿cómo le hacían ustedes ahí siendo que eran la mayoría mujeres en esa casa?
IC: Estaban muy chicas todas yo era la más grande. O sea que la otra chamaca la más grande que yo ya se había casado. Esa ya se había casado la muchacha y había un muchacho que pos apenas salía el que… Sí, era mi hermana mayor y luego era un hermano y este hermano pues salía y pues ayudaba, ayudaba a un tío pero sacaba muy poquito apenas pa comprarse unos huarachitos, que esto así muy poco. No, no ganaba mucho. Y la hermana se había casado. Es así que yo quedaba de grande en la casa de muchachas y los demás, pos todos estábamos en la escuela. Yo también iba a la escuela en esos entonces y pues no, así le ayudaba a mi mamá como le digo, a bañarlos, a ir a lavar la ropa, a limpiar la casa, a hacerles su comidita y pos ir a la escuela era todo el trabajo. Y en eso mi tiempo a veces en un tiempecito libre poquito que llegaba yo a tener, era cada ocho días, no era diario. Cada ocho días había una allá les decían que juntas o… Que la Junta de la Acción Católica, que la junta así para la iglesia que [d]onde le dan a uno unas pláticas muy bonitas los sacerdotes y eso. Entonces yo estuve yendo a… primero comencé estudiando el catecismo hasta el final. Entonces después me quedé en una en una Acción Católica o algo así le decían. Que era de las espirantas y yo como estaba chica de los trece años a los quince y todo eso, sí me ayudó muchísimo esa preparación. Porque nos prepararon, nos estaban educando cómo comportarse uno. Cómo, pues cómo vivir a tantos peligros que había. A mí me sirvió muchísimo, me educaron tan… recordaba todo lo que me decían, ¿verdad?
SS: Sí.
IC: De la educación, cómo portarse uno y de qué peligros protegerse uno y todo eso. A mí me gustó mucho.
SS: ¿Eso fue a través de la religión católica?
IC: A través de mi… sí, de mi religión católica. Sí, entonces yo: “Mamá a mí me gusta mucho ir ahí y estar”. O sea, cómo comportarse uno, como si está uno tan jovencito cómo la primera vez que uno trate a una persona, a un muchacho y cómo comportarse o cómo defenderse. Porque muchas de las veces pues está uno, ¿verdad? Y tiene uno que cuidarse muchísimo, cómo defenderse. Porque no todos los hombres son iguales o sea que algunos tienen malas intenciones, otros no y todo. Cómo, cómo me educaron en ese…
SS: Cómo…
IC: Ándele. Sí, cómo todo eso y a mí me gustó muchísimo. Sí me sirvió mucho porque yo recordaba siempre lo que el sacerdote nos decía y eso era mi tiempo. En mi tiempo a veces que se me hacía muy poquito, quería ir casi todos los días.
SS: ¡Oh! (risas)
IC: Pero iba cada ocho días a esa preparación y a mí me sirvió mucho esa educación.
SS: Y, ¿cuándo empezó a ir a estas clases?
IC: Pues empecé a ir también de la edad de unos catorce años. Ya que llegué yo a ir a esa…
SS: O sea, ¿que su papá estaba acá?
IC: Y él estaba aquí y pues no había qué… “Mamá déjame ir a esas juntas que hacen y todo”. Y lo preparan a uno muy bien para la vida, para la vida porque pues no sé, le digo, eso me sirvió muchísimo. (risas) Me gusta. Qué lindo. Sí, eso fue en mi tiempo libre que yo hice durante su ausencia de él aquí.
SS: Y, ¿por cuánto tiempo lo hizo?
IC: Yo creo que sería como por unos dos o tres años.
SS: Ah, entonces desde catorce hasta casi, ¿qué? ¿Diecisiete años?
IC: Sí, casi. Sí, estuve yo, estuve ahí yendo a esas juntas muy bonito. Me gustó muchísimo.
SS: Y, ¿hasta qué año fue a la escuela?
IC: Mire a la escuela me gustó poco la escuela.
SS: ¿Sí? (risas)
IC: No me va a creer, no me gustó mucho. O sea que porque yo no tenía mucha mucha memoria. O sea me dolía mucho mi cabeza, me dolía mucho el cerebro, me mareaba mucho. Yo creo que figuro yo a consecuencias de la alimentación. A eso también se debe mucho todo eso porque desde si no está usted bien alimentada, no puede continuar sus estudios.
SS: Es difícil.
IC: Es difícil. Entonces le decía a mi mamá: “Mire mami me duele mucho la cabeza, me mareo muchísimo y no puedo estudiar”. Le dije: “El ruido de los chamacos cuando salíamos al recreo”, le digo, “viera nomás, no puedo. Ya cuando entramos entro pior adentro al salón”. Yo no quería jugar, no me gustaba jugar. Siempre como con esa nostancia [nostalgia] de que estábamos solitas o no sé qué, ¿verdad? Siempre me aislaba y me sentaba y le decía yo a la maestra: “Yo me quedo. Déjeme tarea y aquí me quedo adentro y que salgan todos”. Dije: “No, no”. “No”, dijo, “tienes que salir, ¿tú a qué te quedas? Tienes que salir”. Y no me gustaba jugar. Siempre estaba yo pensando.
SS: ¿Qué sentía?
IC: Pensando, pos sentía tristeza, sentía soledad, eso.
SS: Sí.
IC: Eso era.
SS: Y, ¿qué pensaba? ¿Qué le hacía pensar eso o tener esos sentimientos?
IC: Pues no sé, me hacía que pos no, no como que no pos tonta, ¿verdad? Porque me había de haber puesto en mi futuro. Me hubiera mejor puesto a pensar en mi futuro. Que pues taba yo allí pa estudiar, pa todo, para… Quizá para no llegar al extremo que estaba mi padre por… andando por acá de bracero y todo. Si ha sido, estado muy bien preparado, muy bien educado quizá hubiera tenido otro empleo mejor, ¿verdad? Y no pensé, no pensaba en eso. Yo pensaba nomás en que quería irme pa mi casa con mi mamá a estar cerca de ella y eso. Eso así. Y por eso no sé nada. Fíjese que ahora pos ya es tarde, me arrepiento pero pos poquito a poquito a hoy aprendí a leer y escribir.
SS: Parece que sabe bastante.
IC: Poquito porque cuando me casé, mi esposo también se vino para acá y entonces sufrí más. Que llegaban las cartas dije: “¡Ay, no! Yo tengo que leer esta carta”.
SS: Entonces, ¿no aprendió a leer en la escuela?
IC: No, aprendí a leer con las cartas que mi esposo me mandaba. Me mandó una carta y la leía. Allí aprendí a leer. Entonces sí, a escribir mal, mal. Pero yo le mandaba las cartas y él contestaba, pues. Le contestaba sus cartas. Y allí aprendí por la necesidad, ¿verdad? Tanta necesidad. Y ahora no escribo para ningún lado ni nada pero me gusta mucho leer mis libros católicos, mis libros de oración. Ah, allí me paso las horas.
SS: Entonces, ¿aprendió a leer…?
IC: Aprendí a leer. Entonces le doy gracias a Dios pero ahora también le pido porque como estoy cieguita, ya no veo casi. Digo: “¡Ay, Padre mío! Si yo aquí me entretengo leyendo, pues rezando mis oraciones en los libritos y todo”, dije, “¡ay!, no, ya la vista eso sí ya se me hace triste”. Pero yo pienso que también eso a consecuencia de la personas que han tenido así, también eso de también viene de la alimentación y todo. También eso de que a uno le falle la vista pronto. Mi padre le falló la vista también.
SS: ¿Sí?
IC: También no miraba casi y lo operaron y no miraba y no miraba. Y era consecuencia de, pues tanto que a veces no comían o a veces una comida al día o malpasadas y todo eso yo pienso que tiene mucho que ver todo eso.
SS: ¿Usted padeció de enfermedades o está enferma? Dijo que padecía de dolores cabeza.
IC: Sí, eso padecía. Padecía mucho en aquel entonces pero yo figuro que sería por la debilidad, ¿verdad? De que no comíamos bien. Porque en primer lugar tiene que estar uno pos cuando menos mucha leche para los niños que van a la escuela y no teníamos. Yo figuro que de eso me dolía mucho la cabeza. En aquellos entonces yo, pos ya que no iba a la escuela, que no tenía esa presión… Siempre se me calmaba el dolor de cabeza. Yo era más feliz en la casa ayudándole a mi mamá.
SS: Entonces, ¿nomás le pasaban en la escuela?
IC: En la escuela me pasaban.
SS: ¿Cuándo dejó de ir a la escuela?
IC: Pronto, no crea que… sería como los catorce años yo ya no fui, o sea que… Y eso nomás fui, ¿verdad? Estuve nomás hasta primer año. No fui mucho. Y como allá son temporaditas. No es que sea todo el año. Ya ahorita como que les están dando más…
SS: Más estructura.
IC: Ándele, porque en aquel entonces o sea que era a veces iba uno de la mañana a mediodía y ya no volvía a ir hasta otro día. Y a veces allá como en el pueblo, escuelas de gobierno. Eran un ratito en la mañana y salíamos a las doce o a la una y regresábamos a las tres o hasta las cinco, ¿verdad? Había eso. Y en el rancho no, nomás era de unas, de en la mañana a mediodía y hasta otro día. Entonces era muy poquito estudio, muy poquito. Le daban a uno muy poquitas clases. Y uno que no es muy, muy educado, con abierto de pensamiento, sí, ¿no? No, no aprendí mucho yo. Todos mis demás hermanos todos aprendieron y decía mi papá: “Yo me da apuro por esta muchachita porque esta muchachita no tuvo educación y todos estudiados”. Dice: “Ellos se enseñaron a leer y escribir”, dijo, “y ésta no sabe. Me preocupa muchísimo”. Me decía: “Me preocupa muchísimo”. Y después ¡ay! Se abrazaba de mí tan contento el viejito porque me decía: “Tú no tuvites estudio mija”, pero pues aquí trabajé yo, aquí en Estados Unidos cuando ya me vine y todo trabajé aquí en Estados Unidos por diecisiete años. No, no pude llegar a ser una supervisora por falta de estudio. Eso a mí me dijeron: “No, porque no sabes leer y escribir y todo eso”, dijo, “No, si no sí”. Y sí podía ser eso o podía ser una mayordomo porque pues también se necesita mucho papeleo y muchas otras cosas. Dijo: “No puede ser”. Pero mi trabajo lo supe desempeñar bien. Gracias a Dios. Ya le digo yo trabajé por diecisiete años aquí y ahorita ya estoy atrás.
SS: Bastante tiempo.
IC: Sí. Ya le digo.
SS: Durante la temporada que su papá estaba acá trabajando, ¿qué hacía usted en su pasatiempo pa divertirse, qué hacían?
IC: Pues como le digo, eso que iba ese día nomás iba allá a esa junta y hacíamos… teníamos una… Mi mamá nos compraba una telita y hacíamos costuritas.
SS: ¿Cosían?
IC: Cosíamos. Hacíamos nuestras servilletitas para la… decíamos que para la canasta y así cuando estábamos en el pueblo no se ocupaba tanto las servilletas, ¿verdad? Pero para el rancho, para el campo sí porque íbamos a llevar la comida y tapábamos la canasta con las servilletitas. Y eso era lo que hacíamos nosotros, que nos poníamos a coser nuestra servilletita o nuestra ropa. Porque allá, pues se rompía tanto la ropa y había que coserla poquito. No la íbamos a quitar ya porque tenía esa rompidita. (risas) Ya que eso también hacíamos y no tenía mi mamá máquina lo hacíamos a mano todo. O sea que si le compraba una telita para un vestidito teníamos que hacerlo nosotros en la mano y en eso también dedicábamos mucho tiempo. O sea de que hacer nuestras costuritas, hacer pos nuestra ropa. Así era.
SS: O sea era el pasatiempo, ¿verdad?
IC: Ese era el pasatiempo y pues a veces que salen los muchachos a jugar la pelota un ratito ajuera pero eso era poco. Mi mamá no nos dejaba mucho: “¡Hey, hey andas jugando a la pelota! Tienes que hacer esto y esto”. Y ya me ponía yo a hacer mis trabajos. Decía: “Tienes que coser tu ropa, tienes que lavarla, (risas) tienes que todo”.
SS: Tiene responsabilidades.
IC: Y pues sí los había terminado pronto lo mío pero tenía que ayudarle por los chamaquitas. Todas chiquitititas que taban las niñas. A hacerles también su ropita.
SS: Entonces parece que usted le ayudaba bastante a su mamá con la crianza de los otros niños.
IC: Sí, sí le ayudé.
SS: ¿Sí?
IC: Sí le ayudé a mi mamá que a veces llevaba las telas y como yo pues yo creo que pa entretener también mi mente y también muchas de las veces para que uno aprenda. Dice: “Trajimos esta tela”, dice, “son pa hacerle ropita”. Y me gustaba mucho. “A julana le voy a hacer este vestido, (risas) se lo voy a hacer combinadito de este a este, así combinaditos”. Así se los combinaba así. Así como un poquito de adornito que les ponía. Y en eso hacía yo, en eso pasaba mi tiempo. Haciendo cuando saltábamos salíamos a la orilla que había, no estaba muy lejos la orilla al pueblo. Y le decía yo: “Vamos a ir al campo”. Y llevaba todos mis muchachitos, yo como era la mayor, íbamos al campo y había unas matitas en el campo que les decían talayotes.
SS: ¿Talayotes?
IC: Talayotes. Y daban esas matitas, daban unos así grandotes parecían como cochinitos no sé cómo así muy curiositos. Íbamos y llevaban, todos llevaban su baldecito o su bolsita y andábamos todos regados. “¡Ay, me hallé una!”. Y así ya unos crecían bien grandototes así y juntábamos.
SS: Y, ¿para qué los juntaban?
IC: No los llevábamos pa la casa y los cocíamos y bien buenos, bien sabrosos como si fuera, pos era comida, ¿verdad?
SS: ¡Sí!
IC: Y los llevaba.
SS: ¿Era fruta?
IC: Pues daba eso y se da en tiempo de aguas. O sea que como en agosto y se[p]tiembre y eso están esas matitas. Y, ¡ay! nosotros hacíamos, decía un chico un hermanito mío. “¡Ay, mira!”. Dice: “Me hallé una matita taba tan tierna que me la comí”. (risas) Ya no le halló nada de frutita pero se comió la matita bien curioso. Y llegábamos a veces, decía mi mamá: “Ay, nos fue bien”. Llegábamos con las bolsotas así y las poníamos en una ollita a cocer. Y era una comida que pos sale en las aguas esas matitas. Y cómo nos gustaban porque eran riquísimos un sabor diferente al de la calabaza. Más… muy rico, muy rico.
SS: Y, ¿era la misma textura de la calabaza?
IC: Casi.
SS: ¿Sí?
IC: Lo que tenían estos que se los podía comer tiernitos. Se acostaban así chiquitos, ¡uy! Bien tiernitos, bien suave. Una frutita muy riquísima. Y eso salíamos también en las tardes cuando era tiempo de aguas a hacer eso, a juntar eso. Y como no, esos no los… el gobierno o los dueños no decían nada. Eso sale en el campo. Y esos eran del campo o lo mismo las tunas del campo también los dueños no la defienden. Esa está allí silvestre que no la defienden. Entonces también llegábamos con el canasto o la ollita, lo que sea de tunas, de esos talayotes, ¿de qué otra cosa? Tantas cositas que hay en el campo. Cuando el día que amanece muy llovido, que llueve mucho, brotan muchos que les nombran aquí champiñones. Allá brotan con el calor de la tierra y juntaba muchos champiñones y van para la casa. Entonces todo eso aportábamos para comer. Pero no era todos los días, de vez en cuando. Y juntábamos esos y más frutitas que se dan en el campo como los mezquites. Los mezquites también cuando es su tiempo, ¡oh! También llevábamos para la casa con mi mamá. Le dije: “Mire, me llevé a los muchachos”. Y ahí vienen todos. (risas) Bien contentos cada quien con su jarrita que conseguía. Pero no, allá los dueños no defendían que los mezquites, que esto otros. De eso nada, no defendían nada. O sea que uno podía agarrar de lo que hallaba. Los nopalitos pues también en el campo salíamos y juntábamos y veníamos para la casa. Le decía yo a mi mamá: “Aquí en el pueblo está muy triste, [es]tá muy remoto”. No había nada. Pero si salía uno a las orillas, al rancho y cosechaba, llevaba uno algo. De perdida eso o cuando la penca del nopal está muy gordita en enero y febrero, allí tá la penca mas gordita. Entonces le quita el redotito y saca usted unos corazones. El corazón de la penca así y también llevábamos, llegábamos a llevar también para la casa y era plato, era lo hacíamos comidita y ya le ayudábamos para el plato. Sí, todo eso conseguíamos, pues gratis.
SS: Sí. O sea que ustedes tenían que ingeniarse una manera…
IC: Sí.
SS: De agarrar algo.
IC: De agarrar algo, sí. Así era lo que nosotros podíamos conseguir. Mi hermanito que le ayudaba mucho a mi tío en la cosa de la hortaliza. Entonces él pues, que los jitomatitos, que los chilitos y todo eso. Entonces le ayudaba a mi tío y pues mi tío le daba a él algo. Entonces teníamos chilitos y jitomatitos que él llevaba para la casa. Y los pepinos decía: “Mira sembramos unas matas de pepino”. Oh, daban mucho y el tío se iba de comerciante y vendía esos pepinos y todo eso. Y entonces también mi hermano nos llevaba, a veces nos llevaba eso. Pero era en temporadas. O sea que no todo el tiempo está eso, eso. Ya ve que todo esto eso es temporal. El jitomate también no todo el tiempo está fértil. Llega el frío y pues ya no hay. El chile tampoco. Pero sí, así aportábamos un poquitito. Pero como le digo, yo me he iba a lo más barato, a [d]onde podía. No me costaba más de que trabajar un poquito y conseguirlo. Le digo, había, había ya también en el campo porque pues es muy grande la necesidad también. Nos topábamos con… nos llegamos a topar con un parejo así, donde se encuentra mucho amole. ¿Usted sabe?
SS: ¿Qué es amole?
IC: Amole. No sé como explicarle su legítimo nombre del amole. El amole y le decía yo a mi mamá: “Nos vamos a llevar algo mire para sacar que tal parte miramos eso”. Y llegaba a llevar yo mucho porque de ése, pues no, no nadie lo sabía el valor del el amole. Entonces llevaba yo unos baldones de amole y este, hacíamos de una portolita, de esas portolitas de sardina que hay. La volteábamos así, le hacíamos muchos hoyitos. Entonces quedaba muy picudita de un lado. Entonces, con eso rayábamos el amole. Unos amolotes que sacábamos de la tierra. Los rayábamos así y yo lavaba los trastes y se lavaban muy bonitos. Quedaban sin grasa y todo. Quedaban tan bonitos, tan rechinositos.
SS: El amole.
IC: En el amole de ese.
SS: ¿Lo usaban como jabón?
IC: Como jabón para lavar los trastes.
S: Oh, okay.
IC: Entonces ese jabón… esos llevaba yo mucho y me gustaba lavar mi ropa con el amole porque también viera qué espuma y luego quedaba la ropa tan bonita, limpia porque la restregaba mucho y le ponía amole y el sol y todo.
SS: Y, ¿cómo se dieron cuenta que esto existía?
IC: Pues había, mi mamá tenía eso de pos como era ya más atrás. Ellos sabían y nosotros también ya conocíamos eso. “¡Ay!”, dice, “que encontráramos amole nos ayudamos a lavar los trastes y a lavar la ropa. Y así pos no tenemos, si no tenemos jabón pues mira consigamos con esto”. Íbamos al campo y agarrábamos el amole. Y con eso lavaba mi ropa y a veces dije: “Yo hoy me baño con el amole”. (risas) Y me lavaba ahí mi pelo me quedó tan sedosito.
SS: ¿Sí?
IC: Como si hubiera sido un deste, un champú. Y me empezó a crecer bonito mi pelo. Yo ahorita no tengo pero bonito mi pelo y a todas las muchachas a mis hermanas siempre les decía yo: “Voy a bañar a fulana con amole”. “¡Ay no! Ella pos tá muy chiquita a lo mejor le pica”. Porque picaba el amole, le picaba se le hacían muchas ronchas. No crea que toda la gente tenía acceso a usar ese…
SS: O sea, ¿no todos podían aguantarlo?
IC: No podían aguantar porque era picosito y luego ya le digo. Y con eso nos ayudábamos por lo mismo, por la misma necesidad que no teníamos dinero y todo eso. Por eso y luego decíamos, cómo moler en el metate, mi mamá me enseñó a moler en metate. A tortear a mano nunca supe. (risas) Hacía puras gordita así. Yo no podía tortear a mano pero como pos teníamos una maquinita y apachurraba las tortillas pues sí, sí eso sí. Pero moler en el metate me enseñó mi mamá a moler el maíz, a moler el trigo. A todo eso me enseñó mi mamá. Así que pues mucho del campo. Había muchas personas, muchas mujeres por allí en el pueblo que… hombres que se fueron. Esas sí sufrían más porque no conocían mucho del rancho. Yo con nosotros conocíamos mucho del rancho y pues acudíamos al rancho para muchas de esas cosas. Y las del pueblo decían: “Y, ¿cómo van a lavar con eso? Y, ¿cómo es eso?”. Oh, mira: “¡Ay!”, dice, “ya tengo ocho días que pos no tengo dinero, no tengo jabón, no tengo nada. ¿Cómo me voy a ver?”. “Mira, así mira, así”. (risas) Acá tenía la espuma y todo. “¡Oh, Dios!”, dice.,No pos todo ahí. Sufrían, sufría mucho la gente, mucho.
SS: Oiga, y mientras su papá estaba aquí, ¿ustedes tenían apoyo de un hombre allá? ¿Había alguien en quien ustedes podían acudir si necesitaban algo?
IC: Pues no. Fíjese que no, no teníamos. Teníamos mi abuelito, pero no taba muy independiente o sea que él no… Ya estaba también muy mayor el señor y no. O sea que nosotros teníamos que abrirnos paso en la vida. Había veces que, pues querían que uno les ayudara más bien a ellos y decía mi mamá: “No, pos no alcanzo a ver luz de fisco a todos estos problemas”, dijo, “con toda esta familiona y todo”, dijo, “no puedo ayudarlos, pos me estoy viendo muy apenas”. Pero no teníamos, no teníamos ayuda de nadien en caso de que, pues sí de en caso de que cuando se nos muri… Se le murieron los niñitos a mi mamá, pues sí los vecinos, los familiares sí estuvieron acompañándonos allí y todo. Pero mi mamá siempre yo figuro que mientras que mi papá mandó dinerito o algo, él todavía consiguió dinero pa sepultar aquellos niños. No le dieron el dinero, ni le… le prestarían. Pero sí, murió uno cuando él no estaba y cuando él llegó luego enseguidita murió. Dijo: “Nos vamos al rancho o lo que sea”. Pero el niño murió y dijo: “No, pos me regreso pa atrás pos aquel ya vine y ya también”. Pero…
SS: Entonces, ¿su papá estaba aquí ya?
IC: Cuando murió, sí.
SS: Murió su hermano.
IC: Sí, cuando murió mi hermanito sí.
SS: ¿Qué edad tenía usted cuando su papá regresó a México después de que ya dejó el Programa Bracero?
IC: Cuando dejó del Programa Bracero, ¿qué tendría? Dieciséis años o algo así, por ahí, no recuerdo. Por ahí…
SS: Y, ¿usted se casó allá en México?
IC: Sí, en México enseguida de… me casé.
SS: ¿Cuántos años tenía?
IC: Pues yo creo que haiga tenido dieciséis años cumplidos o acaso diecisiete por ahí.
SS: Y, ¿su papá ya estaba en México cuando se usted se casó?
IC: Sí, cuando yo me casé sí ya, ya estaba mi papá para allá.
SS: Sí. Y, ¿cuánto tiempo duró usted México antes de venirse a Estados Unidos?
IC: Ora verá, pos fue por el seis yo… Para venir aquí yo a Estados Unidos, no recuerdo. Mire tenía de cuando yo me casé, sí, como unos diecisiete años dure allá o dieciséis. Porque mi muchachito lo traía de dieciséis años uno. Cuando yo ya me vine para acá. Pero pos, ¿qué duré? ¿Qué tanto tenía yo de edad?
SS: Si se casó a los dieciséis dice y su hijo tenía dieciséis años cuando usted se vino para acá.
IC: Sí.
SS: Como unos treinta y dos, por ahí.
IC: Sí, treinta y tres porque mi niña… tuve una muchachita aquí de treinta y tres años. Entonces fue la última que tuve yo. Sí, ya aquí ya me ayudaron dijo: “No mujer tú no puedes tener tantos hijos”.
SS: ¿Cuántos hijos tenía usted?
IC: Tenía ya, tenía ya había tenido, ora verá, diez.
SS: ¿Usted tiene diez hijos?
IC: Tenía diez. Ya había tenido diez hijos y la niña número once. Entonces me dijo el doctor: “Ya no, ya no tengas tanto hijo. Para que veas, para que disfrutes de tus hijos, ya no tengas, porque tú puedes tener otros ocho más”, dice, “ya no, disfruta de ellos”. Pues sí, sí he disfrutado de ellos nomás que nomás creció mi muchachita poquito, meses, no llegó ni al año pa cuando yo me fui a trabajar y ya trabajé. Pues sí los ayudé un poquito a mis hijos. Gracias a Dios a que de perdida no sufrieran hambre y estudiaran. Eso sí, ellos sí saben leer, saben escribir, saben todo, ya se hicieron ciudadanos y todo. Pero gracias a Dios digo pues que si quiera salieran un poquito. Sí, estoy contenta con eso, muy contenta. Porque me tocó tenerlos, criarlos un poquito y luego ir al trabajo, a trabajar para que ellos salieran, se acabaran de criar y recibieran una educación. Y sí, mire gracias a Dios tengo mis muchachos. Ya casi todos están casados, tengo nomás un chamaco en la casa, uno. (risas) Y él, ¡ay! Tan lindo mi muchacho.
SS: ¡Ay, qué lindo!
IC: Sí. (risas) Qué lindo. Sí, tiene treinta y seis años y tá en la casa conmigo. Y deste y aquí me dicen a veces, dicen las americanas: “¿Por qué no lo corres? (risas) ¿Por qué no?”. Entonces dije: “En la cultura de nosotros los mexicanos nunca, nunca corremos los hijos. Mis hijos se quedan”. Digo yo: “A mí mijo no me estorba, (risas) este es muy trabajador, trabajador”. Le digo: “Mijo, ¿tú nunca te vas a casar?”. “Pues sí mamá, pero tengo miedo”. Es que tiene miedo como ahora como está todo. Tiene miedo pero sí quiere casarse, sí quiere casarse. Es un muchacho muy bueno. Le dije…
SS: Felicidades.
IC: Le dije a mijo: “Mira”, le digo, “si hubiera”… ¡Ay! Hubieras ido a la junta. “Tanta muchacha bonita que vienen de diferentes lugares muy preparadas y muy bonitas”. (risas) Le digo que… “¡Ay, mamá!”, dijo, “pero son tan muy estudiadas, muy preparadas. Pues yo pues no estoy tanto”, (risas) dijo, “tan preparado”. Pero pues yo digo que no es tanto la preparación como el saber vivir, el saber cuidar su dinero y todo eso.
SS: Y también saber estar conectado emocionalmente…
IC: Sí, ándele.
SS: Es tan importante.
IC: Sí, es muy, ¿cómo le quisiera decir? Muy trabajador, no tiene vicios, no tiene nada, es muy trabajador.
SS: Qué lindo.
IC: Y siempre allí en casa, nunca sale. Le digo: “¡Ay, hijo!¡Ay, mijo tan lindo!”. (risas) Le digo: “Tú eres un ejemplo de tus abuelos y de tu padre”, (risas) le digo, “porque tú no eres vicioso”, le dije. Nada. No es vicioso.
SS: Qué bueno.
IC: Dijo: “¡Ay, qué lindo!”. Dice: “Pos sí”, dice, “pero tengo que ir a trabajar”. (risas) Y trabaja el aire acondicionado, arreglando aire acondicionado. Uy, siempre es su emoción el hacer todos esos trabajos.
SS: Qué bueno.
IC: Y dijo: “Me voy a trabajar”. Dice: “No me toca conocer esas muchachas”. (risas) Le digo: “Pos a la mejor son casadas porque tan bonitas tan jóvenes pero pos…
SS: ¡Ay!
IC: Ahorita no, no te tiene uno que fijar en eso. Muchas de las veces se equivocan.
SS: Sí. Señora muchísimas gracias por compartir su historia. Gocé mucho estar aquí presente con usted.
IC: Sí, pos igualmente.
SS: Y para usted…
IC: Fíjese que…
SS: Haber sido parte de esto.
IC: Sí, me hizo recordar tanto tiempo desde el principio casi hasta el fin porque ya ahora ya hasta entró la historia de mi papá.
SS: ¡Ay! Pues no es el fin.
IC: Sí.
SS: Todavía no es el fin.
Fin de la entrevista
Interviewer
Salgado, Susana
Interviewee
Covarrubias, Isaura
Location
Perris, CA
File Name Identifier
Covarrubias_PERR018
Citation
Salgado, Susana and Covarrubias, Isaura, “Isaura Covarrubias,” Bracero History Archive, accessed November 28, 2024, https://braceroarchive.org./items/show/412.