Gabino Solís Aguilera
Title
Gabino Solís Aguilera
Description
Biographical Synopsis of Interviewee: Gabino Solís was born in 1928, in Pueblo Nuevo, Guanajuato, México; he went to school through the fourth grade, and while doing so, he would often help his father work the land; when he was eighteen, he enlisted in the military for a year; in 1948, he was able to begin the hiring process for the bracero program; he worked in Arkansas, California, and Texas; as a bracero he picked corn, cotton, grapes, melons, peaches, and tomatoes; he continued working with the program until 1959, and two years later, he emigrated to the United States.
Summary of Interview: Mr. Solís briefly speaks of his childhood and adolescence; later, when he was eighteen, he enlisted in the military for a year in order to be put on the county’s list of eligible workers for the bracero program; in 1948, he went to Monterrey, Nuevo León, México, to begin the hiring process; after waiting there for a week, he was sent to Matamoros, Tamaulipas, México and then to Arkansas to work in a cotton field; his second and third contracts took him to work in the cotton fields of Texas; the next time around, he decided to go through the contracting center in Empalme, Sonora, México, which took him to work in California; he worked in Calexico, Coachella, and Indio, where it was too hot, and he earned very little money; a group of braceros requested a change of location from the Mexican Consulate, and they were transferred to Yuba City, California, where they picked melons; from then on, he went through the contracting center in Irapuato, Guanajuato, Mexico, so he could work in the areas of California that offered more money; 1959 was the last year he worked as a bracero; later, in 1961, he emigrated to the United States.
Summary of Interview: Mr. Solís briefly speaks of his childhood and adolescence; later, when he was eighteen, he enlisted in the military for a year in order to be put on the county’s list of eligible workers for the bracero program; in 1948, he went to Monterrey, Nuevo León, México, to begin the hiring process; after waiting there for a week, he was sent to Matamoros, Tamaulipas, México and then to Arkansas to work in a cotton field; his second and third contracts took him to work in the cotton fields of Texas; the next time around, he decided to go through the contracting center in Empalme, Sonora, México, which took him to work in California; he worked in Calexico, Coachella, and Indio, where it was too hot, and he earned very little money; a group of braceros requested a change of location from the Mexican Consulate, and they were transferred to Yuba City, California, where they picked melons; from then on, he went through the contracting center in Irapuato, Guanajuato, Mexico, so he could work in the areas of California that offered more money; 1959 was the last year he worked as a bracero; later, in 1961, he emigrated to the United States.
Creator
Velásquez, Steve
Solís Aguilera, Gabino
Date
2005-07-28
Subject
Bracero
Contributor
Cristóbal Borges
Rights
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Language
spa
title (Spanish)
Gabino Solís Aguilera
creator (Spanish)
Velásquez, Steve
contributor (Spanish)
Cristóbal A. Borges
Rights Holder
Institute of Oral History, The University of Texas at El Paso
Original Format
Mini Disc
Duration
1:01:11
Bit Rate/Frequency
24 bit
96 k
96 k
Transcription
Nombre del entrevistado: Gabino Solís Aguilera
Fecha de la entrevista: 28 de julio de 2005
Nombre del entrevistador: Steve Velasquez
July 28th 2005, Bracero Oral History Project, I am interviewing Gabino Solís Aguilera at the National Steinbeck Institute, Salinas, California, interviewed by Steve Velasquez, National Museum of American History.
SV: Señor Solís, dígame, ¿dónde y cuándo nació usted?
GS: Yo nací en Pueblo Nuevo, Guanajuato, México.
SV: Y, ¿cuándo era eso?
GS: Mil novecientos veintiocho.
SV: Hábleme de su familia, de su mamá, de su papá, sus hermanos.
GS: Mi papá se llamaba Agustín Solís, mi mamá María Aguilera. Tengo dos hermanas, Jesús, Ofelia y un hermano Juan y yo.
SV: Y, ¿qué hicieron sus papás?
GS: Pos mi papá siempre venía para acá y aquí venía pa Estados Unidos y se iba para allá también, y trabajaba allá también.
SV: Y, ¿qué hizo en Pueblo Nuevo?
GS: ¿Yo?
SV: No, su papá.
GS: No, pues únicamente trabajaba también, sus tierritas que tenía y ahí vivía y venía para acá.
SV: Y, ¿fuiste a la escuela?
GS: Sí fui a la escuela también, yo fui a la escuela.
SV: ¿Hasta qué año?
GS: A cuarto año, era lo último que había, cuarto año de primaria.
SV: Y, ¿que hiciste después de eso?
GS: Bueno, trabajé. A la panadería a trabajar, panadería, carpintería y luego fui al telar, hacer gabanes, cobijas, ey y luego me fui a la zapatería.
SV: So, ¿cuántos años hizo eso?
GS: Bueno, lo hice hasta como los diecisiete, dieciocho años, todo eso mientras fui el conscripto que me tocó ir a, de conscripto. Y de conscripto duré un año en México, Distrito Federal, en la Tercera División de Infantería de ciento cinco milímetro. Y fui artillero del segundo rendimiento de artillería durante todo el año. Se cumplió el año y nos dieron libres. Regresé al pueblo y de ahí hubo la chanza de los braceros y me enlisté en lista de Gobernación y cuando nos enlistábamos, más o menos como a la semana, nos dijeron que teníamos que irnos ya para Monterrey. Agarramos el camión a Irapuato y luego de Irapuato, de ahí agarramos una flecha a San Luis Potosí y de San Luis Potosí agarrábamos otra a Monterrey.
SV: ¿En qué año era eso?
GS: Fue el año [19]48.
SV: [Mil novecientos] cuarenta y ocho.
GS: Sí.
SV: So, después fuiste a Monterrey y, ¿me puedes decir algo de esa experiencia?
GS: Bueno, cuando llegamos a Monterrey anduvimos buscando dónde quedarnos pa pasar la noche y todo. Anduvimos, pos caímos en la tarde y nos dijeron que había chance en un galerón, nos cobraban un peso y ahí nos cuidaban las chivas y todo. Y ahí nos juimos y juimos a indagar dónde era, pues todo el movimiento para otro día entrar. Y toda la gente que estaba ahí, pues era braceros también, así es que todos nos levantábamos iguales y todos, toda la gente corría pa allá. Es que no tenía pierde de nada. Ya ahí estábamos, unos almorzaban, otros no almorzaban, según. Y ahí estaba uno en el centro ahí de contratación a ver si le tocaba, sí, a ver si lo llamaban. Un día, dos, tres, una semana o dos, no sabíamos, según los pedidos que tenían de gente. Pos ya, siempre yo duré más o menos como una semana, por ahí así, pa contratarme. Me contraté en Monterrey y me fui de ahí, me llevaban ahí en nos, ya nos hicieron, pues nos metieron pa hacer todo, preguntas y todo y de dónde éramos y todo y ya. Nos, a mí me tocó en, pasé por Matamoros y hasta Arkensó [Arkansas]. Fui uno de los primeros braceros que fui y pues fue la temporada del puro algodón allá. Y toda la temporada, pos nos fue bien, hicimos centavitos, nos fue bien, comprábamos ropas. Era la ilusión de uno de joven, pues, traer ropa, traer cosas así y el dinero que nos fue bien ese año. Y ya regresamos de vuelta al pueblo y pues a esperar al siguiente año a ver si había de vuelta. Pues yo puse una mesa de, y compré fierros y ahí le puse reparación de calzado y ahí pues me mantenía de, de los zapatos, de zapatería ahí, ya mientras venía la otra bracereada. No, pos sí vino. Nos enlistamos de vuelta y hasta Monterrey nos fuimos de vuelta, nos tocó de vuelta, pa allá. Y esa vez pasé por el Paso del Águila [Eagle Pass], Piedras Negras, nos fuimos al algodón también, se acabó la, nos fuimos.
SV: ¿Esa vez en Arkansas?
GS: No, fue Amarrillo.
SV: Amarillo.
GS: Amarillo. Entonces nos tocó Amarillo, otros a Lamesa, otros, de ahí se dividen todos, unos pa un lado, otros pa otro. Pusimos la pisca falto de algodón y ya nos regresamos al mismo pueblo, y ahí pues esperando a ver qué, pues se ponía uno a trabajar de vuelta en lo que podía uno ahí, pero yo ya sabía lo que tenía que hacer pues pa no irme a la panadería, a la carpintería. Pues yo mismo yo me mandaba solo y ganaba centavos pa vivir y lo que ganaba de allá, ahorraba algo y estaba bien, no malgastaba. Y es que pos tuve que mantener a mis hermanitos porque estaban chiquillos ellos y yo era el grande. Y de ahí mi mamá, mantuve a mi mamá luego a los muchachillos y a las dos niñas. Mientras que iban creciendo también les di muy buena escuela, muy bien vestidos, con lo mismo que ganaba yo, porque cada año venía, cada año, cada año. Después al siguiente año me fui a Texas, ahí me tocó en Texas, en Burlington, a los otros les tocó en Harlingen y otros en San Benito, en distintos. A mí me tocó en Burlington la temporadita nomás del algodón y nosotros queríamos, pues que nos tocara en California porque pues allá había feria, aquí en California, pero no nos tocaba pa allá. Pero en una de esas nos tocó después y nos regresábamos, se acabó el contrato de vuelta y al mismo pueblito esperando el otro año. Ya después dijimos: “A ver si nos toca”. Entonces estaban las contrataciones ahí en Empalme y nos toca en Empalme, y ahí estamos. No, que la fregada, tocanos a Monterrey de vuelta. Y cuando nos fuimos allá a Monterrey, dice: “Esta lista”, dice, “iba a Empalme”, dice, “está equivocado”. Pero como ya la lista estaba ahí, pues nos contrataron ahí mismo, pero íbamos a Texas, pa El Paso, al Chamizal. Entregaron a los que íbamos al… Está el Chamizal, está enfrente de Juárez del río, así, ahí íbamos y teníamos que irnos acá por Chihuahua y en la lista era Chihuahua, pero de las condiciones y nos mandaron a Monterrey, pero de todos modos nos mandaron pa allá, al algodón, ahí también. La temporada en el algodón en El Paso, Texas, ahí estuvimos toda la temporada y ya no tuvimos que ir, ya nos venimos por Chihuahua porque la lista estaba equivocada. En lugar de mandarnos a Chihuahua, nos mandaron pa allá y, ¿ya cómo nos regresaban? Pues yo, nosotros queríamos venirnos a California, pues, todos que California y California. Y ya le pedíamos mucho a Dios que nos tocara pues para allá, pero pues nos tocaba puro Texas. No, esa vez nos tocó en Empalme y ya de Empalme nos fuimos a Empalme, ahí estuvimos esperando como todo el tiempo. Nos contratamos ahí, ya llegamos a Caléxico, al corralón. Pos de ahí empezó los rancheros a escoger gente: “Vente tú, vente tú, vente tú”. Yo estaba chiquillo, delgadillo y otros estaban gordotes. No, no querían a los gordotes mucho, ni a mí por chiquillo y flaco, así es que nos dejaron al último. Y entonces llegó un hombre ahí, ya nos sobrábamos todos, la resoca. “Todos vámonos". Y nos llevaron a Coachella, ¿qué hacíamos?, pues vamos. Allá nos pusimos triste porque decían que pa acá pa arriba estaba el dinero. Y a ver si tienen que pagar bien aquí y argumentábamos unos con otros.
SV: ¿Qué hacían?
GS: Y que llegamos a Coachella y ya nos dieron la cama y todo, ya cada quien su cama y todo, y hace calorcito, camas de dos así, pero son de lazo, sí. Tiene lazo ansina y el colchón porque pa la calor, pues es muy caliente. Pues ahí estuvimos en la planta de tomate por contrato. Contábamos, cada bonche era de cincuenta, contábamos uno, dos, tres, cuatro, hasta que ya no sé… Pero ya después ya no, ya pues se hace trampa. Ya agarrábamos cinco, diez puños sí, pero nos chequeaban y ahí era lo malo, que nos hacían que… Y ya después comenzábamos a jugar derechos porque comenzaron muchos a hacerle así. Comenzó él inspector ahí: “No”, dice con el mayordomo, “¿qué pasó?”. Y ya nos, ahí nos compusieron. “No, pues agárranle y cuéntele uno, dos, tres y sí, que no les falte”. Dice: “Que les sobre uno o dos todavía, pero que no le falte”. Puros bonchecitos. Pues ya se acabó la planta y nos llevaron a La Asociación, el rancherito así. Ya de La Asociación ya nos dijo: “Vámonos al elote”. Y ya nos llevaron al elote, parejos a todos ahí, a piscar elote. Se acabó el elote, ya nos cambiaron, ya se acabó. Había un campo en Indio, California, está cercas ahí Coachella a Indio. Y me cambiaron pa Indio a la uva, pero un calorón que hacía y abajo la uva y el calor muy fuerte. Pos estábamos jóvenes, podíamos resistir bien el calor y sí hacía, pero no lo resentíamos mucho. Pero no, no ganamos dinero, muy poco dinero porque trabajábamos muy poco por el calor y la hora menos, también. Y ya pa allá igualaron, pero antes no, estaba muy, pues muy… La uva trabajábamos sus dos, tres horas porque ya no podíamos, sí, ya no había pedidos, estaba lleno así y ya nos juntamos todos ahí y pusimos un líder que hablara con el cónsul. Pos que era una vergüenza llegar a México sin ropa. En lugar de un veliz, una caja de cartón. Y dijo: “¿Qué es lo que quieren?”, dijo el cónsul. “Queremos un cambio”. Y nos dio el cambio, entonces me tocó en Yuba City en el melón, fui a la pisca del melón. Y se acabó la temporada del melón ahí y nos fue muy bien, ahí, ahí sí ganamos dinero en el melón. Y ya nos entregaron a La Asociación, ya ahí en La Asociación nos dijeron: “¿Quién se quiere ir pa México y quién quiere seguirle? Aquí se pueden quedar dieciocho meses”. Muchos se fueron pa México y yo dije: “Yo, ¿pos a qué voy al pueblo?, vengo a ver qué”. Y yo me quedé, me cambiaron a Arvin, de Yuba City me cambiaron a Arvin a la compañía Di Giorgio a la uva, piscando uva por horas. Pos no me fallaban las nueve horas, diez, nueve horas, estaba bien, no estaba malo. De ahí pues nos daban comida, nos daban el campo, tenía campo, tenía lonche, tenía todo. Nada más el domingo lo teníamos libre. Ahí íbamos al pueblito a comprar cosas a Arvin, ahí. Ya de ahí se acabó, ya comenzamos las apodas de los árboles también, podando ciruelas, de la uva, de las ciruelas. Se acabó y nos dijo: “El que quiera seguirle, dieciocho meses dura aquí”. Le dije: “Yo me quedo a inviernar”. Y ya después hubo una orden que todos parejos vámonos, nos echaron pa fuera a todos, ya en noviembre. Pos ya tuve que regresar al pueblito de vuelta y en noviembre, así es que esperé como cuatro o cinco meses pa que se vinieran de vuelta las contrataciones. Y entonces abren el centro de contratación en Irapuato y ya de Irapuato ya le tocaba California todo el tiempo. De ahí nos enlistamos más o menos en marzo del otro año ese y en abril nos fuimos a Irapuato a contratarnos. Y me tocó también en Yuba City, en Yuba City y luego de ahí, pero no me tocó piscando este, ¿cómo se llama?, piscando durazno. Ahí anduve piscando, se llama la compañía, ¿cómo se llama la compañía? El Sullivan Ranch, se llama la compañía, una compañía de duraznos muy grande, ahí trabajé. Y luego de ahí nos metieron, se acabó ahí todo el durazno y nos metieron al, pos ahí anduvimos pepenando todo y nos metieron al tomate, que fue el último ya se acabó el tomate y entonces de ahí pa fuera. Y el siguiente año me tocó en, cerca de San Francisco, a la pera, y de ahí de la pera, nos dieron un cambio a Artesia, fue el [19]59, en Artesia. Ahí estuve en Artesia, pues ya todo me quedé ahí hasta que me echaron pa fuera también. Ya como en… Ahora verás, fue como en noviembre, casi por ahí así que nos, ya nos… Quedaban muy poquitos, muy poquita gente. Fue el [19]59, estuve en Artesia, ahí andaban en todos los pueblillos ahí, en Orange, Burlington y Harlington Beach(??), ahí andábamos nosotros cuando estábamos libres, nos íbamos ahí de paseo, pues a conocer. Ya de ahí ya fue el [19]59, entonces nos echaron pa fuera el [19]59. Entonces ya en el [19]59 me fui a México y me fui a la Embajada Americana a llenar una aplicación de migrante. Pues yo no tenía, tenía a mi hermano en Boquillan(??), Illinois, yo pensaba decirle que a ver si me arreglaba. Y fui, metí la aplicación ahí y dijo, dice el cónsul: “Si traes todos los papeles, ahorita mismo te migras”. “Ah, qué caramba”, le digo, “pues tengo un hermano y los voy a mandar pedir”. Y bueno, dice: “Déjalo, esto déjalo ahí, esto te sirve”, dice, “cuando tengas los papeles, vienes, aquí está tu nombre, este no, no tiene vencimiento”. Entonces había el que tuviera todos los papeles, ese mismo día arreglaba. ¡Ah caramba!, y le escribí a mi hermano y me dijo que sí. Pos la llené, me dijo: “Lleva la aplicación”. Dije: “No, pues si ya la tengo”. “¿Cómo que ya la tienes?”. “Sí, pos, pos que tengo la dirección, pero tengo la tuya, sé cómo te llamas y todo”. Ahí sí, entonces dice: “Pues mándame los papeles”. Entonces se vino la bracerada y ahí deje eso y ya no le hice caso a nadie y me vine, aquí me tocó en Salinas. Entonces aquí está La Asociación, aquí en Salinas, aquí me tocó en Villa Campora, ahí me tocó en Villa Campora, aquí cerquita, cerca de Soledad esta Villa Campora, un campo. Ahí estuve toda la temporada desde abril hasta octubre levantando vías, llendo los desahijes. Se vino la fresa, a la pisca de la fresa hasta que se acabó, de ahí ya fue el último año que vine de bracero. El [19]60 fue el último año que vine de bracero, fue cuando caí aquí. En el [19]61 me migré, tuve un amigo, se llama Pascual Etonine, de aquí de soledad, fue el que me emigró a mí y éramos muy amigos, tenía taxis, una cantina, un hotel, un restaurante y nos hicimos muy amigos. Él era italiano, fue el que le dije: “¿Sabes qué? Emígrame”, le digo. “¿Tienes ganas de venir?”. “Sí, cómo no, tarde que temprano esta bracereada se va a acabar y yo me voy a quedar sin… “Todo se acaba”, me digo, “no hay cosa que dure, dura años pero todo tiene fin”. Y dice: “Vete, cuando te vayas, vete y cuando estés allá, me mandas decir y yo te mando lo que necesitas”. Sí, me fui y ya y entonces de que ya me voy ya, tomamos unas cervezas con el hombre y despedida, ya estuve ya allá, me fui. Pos llegué al pueblito ahí, ya llegué sacando las actas de nacimiento, actas de policía y todas esas cosas y me fui a la embajada y a ver qué cambios hubo. No, sí, ya había cambios, ya no estaba igual. Entonces ya fui y dice: “Ahora tienes que hacer una aplicación”, dice, “y son citas de tres meses, ya no es como antes, ya hay mucha gente emigrando”. ¡Hijo de la fregada! No, le escribí al hombre y me mandó todo el… Pues quién sabe qué dirían, estaban en inglés. Lo presenté ahí ya me dijo que si yo había trabajado con el señor, dije: “No, únicamente es amigo mío y nos conocemos y todo. Yo le dije que, pues que a mí me gusta Estados Unidos y no tengo otro medio de vivir más que de los Estados Unidos, si me hacía el favor de arreglarme y me dijo que él me iba a ayudar”. “Y, ¿no has trabajado?”. “No, no he trabajado, voy a trabajar con él”, le dije, “pero no he trabajado”. “¿Cuánto pagaste?”. “Yo no pago ni centavo”, digo, “¿por qué voy a pagar?”. “Antes pagaban”. “No”, le dije, “yo no tengo por qué pagar, es una amistad que tengo y ahí tá. No sé qué dirá esas cartas”. No pues algo le decía porque estaba admirado el vicecónsul y quién sabe qué haya puesto, pues todo lo que tenía yo creo. Tenía que poner todo. Y tengo esto y tengo esto. Y fue cuando ya llegué y ya desde entonces aquí, desde entonces ya le dije que… Mandé una carta que ya estaba listo, ya había arreglado y todo, que ya me venía. Y me vine en septiembre del [19]60, el 5 pasé y no, pues ya vine aquí, pero el hombre ya estaba muerto, se había muerto en esos días. No, no me lo alcanzó a emigrar. La mujer le, cuando estaba muriendo, le dijo que me trajera, que le hiciera el favor de firmar eso, que me trajera, cuando yo… Pero no me dijo, ella nomás me mandó los papeles, ya cuando vine, ya me dijo lo que había… “Mira”, me dice, “ahí está el hotel pa que te quedes, ahí está el restaurant pa que comas, y si quieres tomar, allá está la cantina, allá hay taxis pa que te vayas, tienes aquí todo. ¿Quieres trabajar en el restaurant? Trabaja. O, ¿quieres trabajar?”. “En donde tú quieras”, le dije, “o mejor, donde, déjame trabajar”. Ya agarré un trabajo en la matanza, de matancero. Entonces los braceros y gente de aquí ganaban ochenta y tantos centavos la hora, yo ganaba $3.60 la hora. Cuando vino Chávez aquí a la huelga y a unir a todos los campesinos, subieron a dólar, a $1.10, pero se quedó en $1 dólar. Pues a mí me subieron a $4 dólares en la matanza. Ya pues era un sueldo muy grande, mis cheques grandes, todas las cosas. Hasta eso, pues he tenido suerte en los trabajos, nunca me ha ido mal, será porque según se porte uno, tal vez. Pero yo nunca, dicen que… Pues yo nunca he sido discriminado, que yo diga que me discriminaron, nunca. Tengo yo ese, que yo diga: “Un americano me discriminó”. No, hasta eso yo he tenido gente americana amiga mía y muy buenas personas conmigo, hasta eso. No tengo que decir que me den, a mí no, no me han discriminado nadien porque pues no tienen por qué, ni tienen por qué. Según se porte uno, yo no sé qué, pos será la suerte de cada quien. Ya me salí de la matanza, me fui a regar y me hizo algo de daño, a regar esprincos [sprinklers] y toda esas cosas. Yo trabajaba diez, once, doce horas y no me iba mal tampoco. Sacaba mis cheques. Y a veces domingos y sábados, todo corrido. Pues ya de ahí me fui, agarré una compañía, se llama la Barendo(??), en el apio. Entonces me pagaban a $1.50 la hora, pues dije: “Pues no está mal”. Me hizo daño la matanza, me empezó a sacar aquí, en todos los coolers, y todas las cosas y sudando y todo eso y este, por eso la dejé. Y ya me fui a la Barendo(??), ahí es donde duré más o menos como unos ocho años trabajando. Como en el [19]55 se acabaron los braceros, andábamos en, se nombran burras, andaban tres cortadores y tres empacadores. Un empacador aquí, otro aquí y otro atrás, cada quien se rejunta su tamaño, su medida, echaba la caja, iba por docena. Y los cortadores, era puro bracero. Andábamos revueltos con los braceros nosotros. Fíjese que emigraban, nomás éramos como unos seis, siete emigrados y era pura bracereada. Y yo estaba, pues era bracero, no resentía yo ni nada, pues estaba impuesto a andar.
SV: Estaba ahí con todos.
GS: Sí, se acabó la bracereada y entonces ya empezaron a meter emigrados, remplazaron y empezaron y ya dijo el mayordomo: “No hay que dejar ni un emigrado porque esta gente ya se va a ir, esto se acabó”. Y así es que todo el que venía, pues que era flojo o no. “Métanlo, pues se va a acabar esto”. Y así fue, se acabó como en el [19]55, por ahí, terminó todo. Duré como unos ocho años trabajando con esa compañía. Ya de ahí me metí al brócoli a una compañía con un contratista, se llama la Main Pack. Entonces la tenía un contratista, trabajaba yo seis meses en el brócoli y seis meses en el apio. Entonces ya hubo un contratista que me dijo que si quería trabajar con él de mayordomo. Le dije: “Pues yo tengo muchos amigos, no me gusta malquistarle”, le digo, “tú corres gente y yo no estoy impuesto a correr gente, como voy a correr a mis amigos”. Y: “No”, dice, “tú vas a mandar ahí”, dice, “yo te respaldo”. “Bueno pues, ándale”. Pues ahí anduve como cinco años de mayordomo, seis meses en el apio de mayordomo y luego me iba al brócoli. Todo el invierno me la pasaba en el brócoli. Y empezó a correr gente el contratista, empezó a decir, de los cheques me empezaron a reclamar. Y: “Tú los tienes”. “No”, le digo, “no los tengo”. “Y pues vine allá con el Frank Vargas”, dice, “que te dio los cheques el señor”. “No”. “Entonces vénganse”, me dice. Yo estaba en el cuarto, ahí donde yo me dormía, estaba la oficina ahí. Y: “No”, les digo, “espérense, deje que vengan”. Y ya vino: “Véngase, vámonos, ¿cuáles cheques me ha dado aquí?”. Se los quería robar pues no tenían papeles y ellos pensaban que ya se habían ido. Entonces así él jugaba así y fui y le dije: “Oye tú Frank”, le digo, “¿cuáles cheques me has dado a mí? ¿Cuáles cheques qué?, cuál, ¿qué cheques?”. “Pues esta gente me está pidiendo los cheques, tú dices que me los distes a mí tú no me has dado ningunos cheques”. “Tú me das los cheques pa la gente pa que los reparta, pero yo no, yo no tengo cheques de ellos ni nada”. “Déjame ver”, aquí quién sabe qué, “yo pensaba que te los había dado, ya dispénsame”. Que quién sabe qué. Ya una disculpa les pidió ahí, esos los sacó y se los dió. Dije: “Ah, caramba, esto está mal”. Empezó a correr gente y me echaba la culpa a mí el mayordomo. “Dice el mayordomo que esto y esto otro y ten tu cheque y vete, fulano te corrió, el mayordomo”. Y no, venían conmigo. “Pues yo no te corrí, éntrale, trabaja”, le digo. “Si no me va a pagar”. “Pues te tiene que pagar, yo no te corrí”, le dije, “él te dio cheque”. “Sí”. “Pues si quieres éntrale”. Deja que venga. No, no venía, pero me lo agarraba con ellos y le decía: “Oye, yo no corrí a este hombre. ¿Por qué me echa la culpa que yo lo corrí?”. “Pues es que no sirven”. “Pero no me digas que yo, di que tú lo corres, tú traes la gente, tú córrelo”. Ya de ahí agarre la Main Pack, agarró toda la compañía y al contratista ese no. Ahí duré como veintitantos años trabajando con la Main Pack por contrato. Ya de ahí ya veintitantos años duré ahí, ya de ahí cuando salí, pues ya me salí a pensionarme nomás. Ya después me pensioné y todo y anduve trabajando, por ahí anduve trabajando. Ya después últimamente ya me metí de guardia, ahí en una escuela pasando muchachillos. (risas) Y el año pasado se acabó el programa y a todos nos mandaron a volar y ya no hubo fondos, ya se acabó todo. Y no había trabajado y me operaron de un ojo, de éste, y ya me alivié y todo. A lo mejor me busco un trabajito para de vez en cuando desaburrirse uno. Anduve ahí con la policía, siempre hace falta el chequecito.
SV: Ah, sí.
GS: Parece que no, pero nos pagaban bien. Pagaban a $12 dólares la hora, no estaba mal.
SV: ¿Usted trabajó como bracero casi diez años?
GS: Sí, pues de eso me mantenía casi, ¿verdad? De eso me mantenía.
SV: Y la primer vez que fuiste, ¿fuiste solo o fuiste con tus amigos, con familia?
GS: Fuimos puros amigos de todos, todos conocidos del pueblo, todos. Y hasta eso todos nos tocó juntos a todos. Uno que otro se fue desbalagando. Pero no, todos no van juntos, ahí es, dicen: “Tanta gente pa acá y se va y tanta gente”. Pero nosotros estábamos todos juntos y ahí nos tocó a todos juntos y la otra parte pues quién sabe pa dónde se iría. Se fue a Arkansó, [Arkansas] porque era, ¿cómo te dijera?, viene siendo como aquí Salinas, el valle, reparte La Asociación.
SV: Sí.
GS: A los rancheros, a las compañías, igualmente, no le toca a uno junto. Pero nos tocó puros del pueblo, ansina, y hay veces que no toca con nadien, solos.
SV: Solos.
GS: Pero pues ahí se hace amigo uno con los otros. Y ya decía, no necesita uno, nomás que se siente uno como no se conocen, anda uno medio triste.
SV: Después de ese tiempo en el ejército, ¿pensó en trabajar en los Estados Unidos antes?
GS: Antes, bueno, antes pos estaba yo chico, cuando los braceros yo estaba chiquillo, pero sí, pues nos daba, ya estaba yo grandecillo siempre. Nos daban ganas de salir de, pues de no estar en el pueblo, porque no hay vida, no hay nada, pues, así es que, pero todavía vivía mi papá. Así es que mi papá pues nos mantenía, pero cuando se murió, yo tuve que venirme. Me mantenía de aquí de Estados Unidos de bracero, hasta que me emigré, ese era casi mi fuerte, ya cuando me emigré, ya al poco tiempo se acabó la bracereada y de milagro fue que emigré.
SV: ¿Hizo una amistad con uno de los rancheros o uno de los de la compañía?
GS: Sí, sí, pos ansina, pues se habla uno nomás así, se habla. Está uno así con mayordomo, conoce los mayordomos, pos está platicando uno con ellos y los rancheros, son rancheros, pues también andan ahí con uno así platicando también. Si son de compañías, pues nomás los conoce uno, porque son muchos, muchas cuadrillas, mucha gente. Cada quien trae sus mayordomos, cuadrillas de treinta, cuarenta así, que sí los conocían los patrones nomás. Van a hablar con uno, pero no a platicar ni nada, los mayordomos ahí andábanos, andábanos todo el día con ellos platicando. Pos hay malos mayordomos también, sí, pero yo no, conmigo no, será porque, ni nunca, casi no me llamaban la atención mucho ni nada de eso, porque fui un hombre que nunca me ha gustado que me llamen la atención por flojo, nada de eso. Me gusta hacer las cosas como debe de ser, como las quieren, se las hago. Y hasta eso, por eso nunca casi me llamaron la atención así. Pues, no da uno motivo, cuando da motivo o le cae mal al mayordomo también, porque hay veces que les cae mal uno. Y no a todos los mayordomos… Pero el hombre que trabaja no pueden correrlo de todos modos, ni nada de eso, porque los necesitan, trabaja, aunque no lo quieran, si es usted buen trabajador. Y por eso yo nunca, no tuve nada de eso y así.
SV: Y, ¿qué hizo, qué hacía en su día de descanso o sus días libres cuando estabas trabajando como bracero?
GS: Oh, como bracero, pues trabajábamos menos los sábados. Bueno, los sábados, los domingos nomás trabajábamos, pues a lavar y el que podía se iba a las máquinas, ya había máquinas.
SV: ¿En el campo o en el pueblo?
GS: En el campo había máquinas, algunos y si no, pues a mano. Unos ahí a mano lavaba uno su ropa uno, se echaba uno un bote, el sábado con agua y jabón. Y de ahí los lavaba uno en los lavaderos ahí. Pero ya después dieron el poner máquinas, ya de todos modos los domingos, unos salíanos los sábados, y el mismo sábado se ponían, nomás nos bañábamos y pos las máquinas así, pues muchos se esperaban al domingo a lavar y ya lavábamos y todo. Íbanos pal pueblo ahí a, pos un rato a hacer compras así, comprar para estar listos para, pues un pantalón, una camisa, así compraba uno, y ya cuando quería ir, se le cumplía el contratado ya estaba el veliz bien lleno, lleno de ropa. Ese era… No había tiempos libres pa uno entonces, casi no. Nomás el domingo pues pa lavar la ropa y andar un rato ahí, ir a las tiendas a pueblillos cercas así y un pantalón, una camisa, algo, puro pa echarle al veliz.
SV: Y, ¿cómo era la gente del pueblo?, ¿estaban felices que estabas ahí?
GS: No pos claro, pues era comercio. Claro, pues que al bracero lo querían porque iba a comprar, ¿eh? A veces que yo, ¿cómo te dijera?, decía: “Yo compro”, pero era pa llevar pa México. Así es que pues todo el comercio estaba contento. Era el comercio, se acabó la bracereada y pos todo el que era bracero se emigró, emigraron al bracero, eso fue lo que pasó. En lugar de traernos de braceros, los emigraron y ahí fue donde nos tocó a muchos de nosotros emigrarse. Pero el comercio estaba bien, fíjate muchos, se acabó la bracereada y ya entonces el comercio ya se fue abajo. Cerraron tiendas, bastantes, había falluca, los árabes no se diga, esos, traían falluca de ropa, de radios y todo terminó. Se acabaron los braceros, se acabó el comercio, así es que pues cómo no, pues eran miles y miles de braceros y todos con sus velices, las máquinas Singer era lo que se llevaban los braceros más. Así es que nomás no los cargaban a nosotros y echábamos al tren y hasta donde, donde quería uno, el tren cargaba todos. Ese era la vida del bracero, llevar lo que se, lo que puede uno.
SV: Y, ¿mandaste un poco de salario a su familia y cuánto?
GS: No, no, claro que sí, no, no, hay mucha gente de los braceros que malgastaron, muy poco. De los que iban a la cantina, los que iban a la cantina se iban sin ni un centavo. Pero pues yo casi todos, cheque que nos pagaban por quincena y algunos por semana, pero casi por quincena. Pero ya después ya nos pagaban por semana, entonces de quincena pues nos rendía, agarrábamos buen cheque. Y ese mismo, nomás nos venía un sábado, agarrábamos la quincena y vuélatelos pa allá. No, mi mamá cada mes le mandaba yo todo lo que ganaba, sáquetalas, nomás dejaba un cheque y una feria de por las dudas. No sabía uno el tiempo y si un contratiempo dice: “Vamos”. Ahí trae uno unos $100 dólares o poquito más y, pero así como agarraba el cheque hacía el money order y vámonos, cada mes, cada mes.
SV: ¿Como cuánto sería en esos diez años?
GS: Pos mira, me costó mucho dinero las, ¿cómo dijera?, la escuela me costó, pos yo estaba sosteniendo de aquí la casa, mandándoles para el estudio de ellos y pa que vistieran, pa que comieran. Yo lo más bien que pudieran, pues, uno al alcance y yo ahorraban poquito. Así es que, pues mi mamá siempre alcanzó a tener cuatro casitas, que compró, ¿eh?
SV: ¿Con su dinero de bracero?
GS: No, pues yo a ella yo no le hacía cuentas, yo se lo mandaba, yo no tenía familia, todavía no me casaba ni nada. Así es que todo pa ella, ella sabía lo que hacía. Y yo cuando me quería irme, yo hacía puros money orders a nombre mío y los iba guardando. Ya cuando llegaba allá, ya también llevaba yo mi dinero. Y de pronto mi mamá lo gastó o algo, pues yo se los doy pa qué… Pos no me gustaba a mí decirle: “Haz esto, haz esto”. Yo era un hombre de que todo lo que le mandaba, ella sabía todo lo… Ya ella, y pues nomás ella es y yo no tengo familia, pues que gaste lo que quiera. Y pues ahí las muchachas bien vestidas, les di estudio bien, se formaron y a mí me costó todo, buen esa fue la cosa.
SV: Sus recuerdos de bracero, ¿son positivos o negativos?
GS: No, pues siempre uno sí se acuerda uno y cuando recuerdo, me da gusto recordar cuando era yo bracero. Parece que no, pero me da gusto de pues, que fui bracero, le serví aquí cuando necesitaban. Fue cuando la Segunda Guerra Mundial, necesitaban gente, pues me tocó dar servicio aquí con mis brazos y me siento orgulloso de haber sido bracero y me siento orgulloso de estar aquí también, de haberme emigrado y ahora soy ciudadano, ¿qué más pido?, ¿eh? Tengo mis hijos, mi familia, todo, ya me quedé solo, nomás yo y la vieja, así es que, ¿qué puedo pedir más? Nomás…
SV: Una pregunta más, ¿cuándo te casaste entonces?, ¿te casaste cuando eras bracero o ya después?
GS: No, ya estaba emigrado.
SV: Bien.
GS: Sí, yo me casé viejo por motivo de que tenía que mantener a mi mamá y a mis hermanos y en el pueblo no hay vida, es un pueblo chico sin vida, no hay fábricas y hasta la fecha no hay, no hay una fábrica. Así es que por eso todos se vienen para acá, por que todo el que va creciendo pues se viene pa acá, ¿qué hace en el pueblo? Taba así de gente y puro ejidatario, gente que tiene su terrenito, pues vive y el que no, no hay una fábrica ahí en ese pueblito, tiene que salirse uno a fuerza. Pues se hace uno la necesidad pues, ¿de qué se mantiene? Si le toca suerte acá con familiares, con unos amigos. “Ayúdame”. Y pues órale. Todavía así, pues antes me pedían ayudas a mí y yo les daba. Pues sí, porque uno no puede criticar como los que vienen de sin papeles ni nada, a uno le tocó suerte estar aquí. Si no le hubiera tocado suerte, anduviera uno igual que ellos, navegando. Y muchos, pues algunos se crecen, pero no es bueno nada de eso porque si no se hubiera emigrado, uno anduviera uno igual como ellos, esa es la cosa. No, me casé ya viejo también, ya le digo.
SV: La última pregunta, al haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
GS: De haber sido bracero, pues sí cómo no. Es muy distinto, bueno, ser un bracero, pues estoy orgulloso de haber sido bracero y, pero de que, cuando me emigré, pues tiene que cambiar todo mucho. Y ahora que me hice ciudadano cambió más todavía. Porque es un progreso lo que viene uno aquí, a progresar y a mí me gusta progresar. A mí no me gusta irme pa atrás, no, pa delante lo que se pueda, así es que tuve, fui bracero, me mantuve de tantos años de bracero, era mi fuerte. Me emigré, me fue bien, ahí progresé de bracero a migrar, progresé. Después dejé la mica, me hice ciudadano y me fue más bien, (risas) eso fuera pues un progreso que no me quejo, no me, no me lamento nada.
(entrevista interrumpida)
GS: Pues quiere y lo puede hacer todo, ya el que nos dio mucho la mano fue Cesar Chávez, subió los sueldos. Cuando vino Cesar Chávez subió él los sueldos…
(entrevista interrumpida)
GS: No había escusados ni nada de eso, uno que otro escusado así. Los hizo que pusieran escusados, higiene y todo. Pagaron más bien, nos tratan bien, y si entonces fue cuando…
(entrevista interrumpida)
GS: Nos dio la mano, yo estuve trabajando como quince años con la Unión de Campesinos, y pues estábamos bien. Nos pedía una ayuda, con gusto se la dábamos, porque él nos daba mucho dinero también, aparte de eso, en noviembre, en diciembre…
(entrevista interrumpida)
SV: So, se iba.
GS: Mira, César Chávez. Nos daban cheque en diciembre y otro cheque cada mes nos daban y en diciembre, en enero o en febrero me daban $800 a $1,000 dólares más. Ése era cada año, cada año y nuestros cheques para él no, nos dijo que si le dábamos un por ciento, con todo gusto. Dice: “No les pido más que eso”. Pero él nos daba más, todo, nos tenía clínicas, ¿qué más queríamos con él?, ese hombre. Yo trabajé hace…
SV: Mucho gusto, muchas gracias por su entrevista.
GS: No, pues gracias a usted.
SV: Gracias.
GS: Pues no, eso es todo lo que tengo que decir, ya más, ya no tengo yo, ¿cómo dijera yo?, represarías. Yo no nunca tuve yo no nada de eso. Ni pleito con los mayordomos, pleito con los patrones, no nunca tuve yo nada de eso, yo por eso hay gente que tiene suerte, hay gente que no tiene, a mí nunca… Yo por eso le digo, yo nunca me han discriminado ni nada de eso.
SV: No, pues…
Fin de la entrevista
Fecha de la entrevista: 28 de julio de 2005
Nombre del entrevistador: Steve Velasquez
July 28th 2005, Bracero Oral History Project, I am interviewing Gabino Solís Aguilera at the National Steinbeck Institute, Salinas, California, interviewed by Steve Velasquez, National Museum of American History.
SV: Señor Solís, dígame, ¿dónde y cuándo nació usted?
GS: Yo nací en Pueblo Nuevo, Guanajuato, México.
SV: Y, ¿cuándo era eso?
GS: Mil novecientos veintiocho.
SV: Hábleme de su familia, de su mamá, de su papá, sus hermanos.
GS: Mi papá se llamaba Agustín Solís, mi mamá María Aguilera. Tengo dos hermanas, Jesús, Ofelia y un hermano Juan y yo.
SV: Y, ¿qué hicieron sus papás?
GS: Pos mi papá siempre venía para acá y aquí venía pa Estados Unidos y se iba para allá también, y trabajaba allá también.
SV: Y, ¿qué hizo en Pueblo Nuevo?
GS: ¿Yo?
SV: No, su papá.
GS: No, pues únicamente trabajaba también, sus tierritas que tenía y ahí vivía y venía para acá.
SV: Y, ¿fuiste a la escuela?
GS: Sí fui a la escuela también, yo fui a la escuela.
SV: ¿Hasta qué año?
GS: A cuarto año, era lo último que había, cuarto año de primaria.
SV: Y, ¿que hiciste después de eso?
GS: Bueno, trabajé. A la panadería a trabajar, panadería, carpintería y luego fui al telar, hacer gabanes, cobijas, ey y luego me fui a la zapatería.
SV: So, ¿cuántos años hizo eso?
GS: Bueno, lo hice hasta como los diecisiete, dieciocho años, todo eso mientras fui el conscripto que me tocó ir a, de conscripto. Y de conscripto duré un año en México, Distrito Federal, en la Tercera División de Infantería de ciento cinco milímetro. Y fui artillero del segundo rendimiento de artillería durante todo el año. Se cumplió el año y nos dieron libres. Regresé al pueblo y de ahí hubo la chanza de los braceros y me enlisté en lista de Gobernación y cuando nos enlistábamos, más o menos como a la semana, nos dijeron que teníamos que irnos ya para Monterrey. Agarramos el camión a Irapuato y luego de Irapuato, de ahí agarramos una flecha a San Luis Potosí y de San Luis Potosí agarrábamos otra a Monterrey.
SV: ¿En qué año era eso?
GS: Fue el año [19]48.
SV: [Mil novecientos] cuarenta y ocho.
GS: Sí.
SV: So, después fuiste a Monterrey y, ¿me puedes decir algo de esa experiencia?
GS: Bueno, cuando llegamos a Monterrey anduvimos buscando dónde quedarnos pa pasar la noche y todo. Anduvimos, pos caímos en la tarde y nos dijeron que había chance en un galerón, nos cobraban un peso y ahí nos cuidaban las chivas y todo. Y ahí nos juimos y juimos a indagar dónde era, pues todo el movimiento para otro día entrar. Y toda la gente que estaba ahí, pues era braceros también, así es que todos nos levantábamos iguales y todos, toda la gente corría pa allá. Es que no tenía pierde de nada. Ya ahí estábamos, unos almorzaban, otros no almorzaban, según. Y ahí estaba uno en el centro ahí de contratación a ver si le tocaba, sí, a ver si lo llamaban. Un día, dos, tres, una semana o dos, no sabíamos, según los pedidos que tenían de gente. Pos ya, siempre yo duré más o menos como una semana, por ahí así, pa contratarme. Me contraté en Monterrey y me fui de ahí, me llevaban ahí en nos, ya nos hicieron, pues nos metieron pa hacer todo, preguntas y todo y de dónde éramos y todo y ya. Nos, a mí me tocó en, pasé por Matamoros y hasta Arkensó [Arkansas]. Fui uno de los primeros braceros que fui y pues fue la temporada del puro algodón allá. Y toda la temporada, pos nos fue bien, hicimos centavitos, nos fue bien, comprábamos ropas. Era la ilusión de uno de joven, pues, traer ropa, traer cosas así y el dinero que nos fue bien ese año. Y ya regresamos de vuelta al pueblo y pues a esperar al siguiente año a ver si había de vuelta. Pues yo puse una mesa de, y compré fierros y ahí le puse reparación de calzado y ahí pues me mantenía de, de los zapatos, de zapatería ahí, ya mientras venía la otra bracereada. No, pos sí vino. Nos enlistamos de vuelta y hasta Monterrey nos fuimos de vuelta, nos tocó de vuelta, pa allá. Y esa vez pasé por el Paso del Águila [Eagle Pass], Piedras Negras, nos fuimos al algodón también, se acabó la, nos fuimos.
SV: ¿Esa vez en Arkansas?
GS: No, fue Amarrillo.
SV: Amarillo.
GS: Amarillo. Entonces nos tocó Amarillo, otros a Lamesa, otros, de ahí se dividen todos, unos pa un lado, otros pa otro. Pusimos la pisca falto de algodón y ya nos regresamos al mismo pueblo, y ahí pues esperando a ver qué, pues se ponía uno a trabajar de vuelta en lo que podía uno ahí, pero yo ya sabía lo que tenía que hacer pues pa no irme a la panadería, a la carpintería. Pues yo mismo yo me mandaba solo y ganaba centavos pa vivir y lo que ganaba de allá, ahorraba algo y estaba bien, no malgastaba. Y es que pos tuve que mantener a mis hermanitos porque estaban chiquillos ellos y yo era el grande. Y de ahí mi mamá, mantuve a mi mamá luego a los muchachillos y a las dos niñas. Mientras que iban creciendo también les di muy buena escuela, muy bien vestidos, con lo mismo que ganaba yo, porque cada año venía, cada año, cada año. Después al siguiente año me fui a Texas, ahí me tocó en Texas, en Burlington, a los otros les tocó en Harlingen y otros en San Benito, en distintos. A mí me tocó en Burlington la temporadita nomás del algodón y nosotros queríamos, pues que nos tocara en California porque pues allá había feria, aquí en California, pero no nos tocaba pa allá. Pero en una de esas nos tocó después y nos regresábamos, se acabó el contrato de vuelta y al mismo pueblito esperando el otro año. Ya después dijimos: “A ver si nos toca”. Entonces estaban las contrataciones ahí en Empalme y nos toca en Empalme, y ahí estamos. No, que la fregada, tocanos a Monterrey de vuelta. Y cuando nos fuimos allá a Monterrey, dice: “Esta lista”, dice, “iba a Empalme”, dice, “está equivocado”. Pero como ya la lista estaba ahí, pues nos contrataron ahí mismo, pero íbamos a Texas, pa El Paso, al Chamizal. Entregaron a los que íbamos al… Está el Chamizal, está enfrente de Juárez del río, así, ahí íbamos y teníamos que irnos acá por Chihuahua y en la lista era Chihuahua, pero de las condiciones y nos mandaron a Monterrey, pero de todos modos nos mandaron pa allá, al algodón, ahí también. La temporada en el algodón en El Paso, Texas, ahí estuvimos toda la temporada y ya no tuvimos que ir, ya nos venimos por Chihuahua porque la lista estaba equivocada. En lugar de mandarnos a Chihuahua, nos mandaron pa allá y, ¿ya cómo nos regresaban? Pues yo, nosotros queríamos venirnos a California, pues, todos que California y California. Y ya le pedíamos mucho a Dios que nos tocara pues para allá, pero pues nos tocaba puro Texas. No, esa vez nos tocó en Empalme y ya de Empalme nos fuimos a Empalme, ahí estuvimos esperando como todo el tiempo. Nos contratamos ahí, ya llegamos a Caléxico, al corralón. Pos de ahí empezó los rancheros a escoger gente: “Vente tú, vente tú, vente tú”. Yo estaba chiquillo, delgadillo y otros estaban gordotes. No, no querían a los gordotes mucho, ni a mí por chiquillo y flaco, así es que nos dejaron al último. Y entonces llegó un hombre ahí, ya nos sobrábamos todos, la resoca. “Todos vámonos". Y nos llevaron a Coachella, ¿qué hacíamos?, pues vamos. Allá nos pusimos triste porque decían que pa acá pa arriba estaba el dinero. Y a ver si tienen que pagar bien aquí y argumentábamos unos con otros.
SV: ¿Qué hacían?
GS: Y que llegamos a Coachella y ya nos dieron la cama y todo, ya cada quien su cama y todo, y hace calorcito, camas de dos así, pero son de lazo, sí. Tiene lazo ansina y el colchón porque pa la calor, pues es muy caliente. Pues ahí estuvimos en la planta de tomate por contrato. Contábamos, cada bonche era de cincuenta, contábamos uno, dos, tres, cuatro, hasta que ya no sé… Pero ya después ya no, ya pues se hace trampa. Ya agarrábamos cinco, diez puños sí, pero nos chequeaban y ahí era lo malo, que nos hacían que… Y ya después comenzábamos a jugar derechos porque comenzaron muchos a hacerle así. Comenzó él inspector ahí: “No”, dice con el mayordomo, “¿qué pasó?”. Y ya nos, ahí nos compusieron. “No, pues agárranle y cuéntele uno, dos, tres y sí, que no les falte”. Dice: “Que les sobre uno o dos todavía, pero que no le falte”. Puros bonchecitos. Pues ya se acabó la planta y nos llevaron a La Asociación, el rancherito así. Ya de La Asociación ya nos dijo: “Vámonos al elote”. Y ya nos llevaron al elote, parejos a todos ahí, a piscar elote. Se acabó el elote, ya nos cambiaron, ya se acabó. Había un campo en Indio, California, está cercas ahí Coachella a Indio. Y me cambiaron pa Indio a la uva, pero un calorón que hacía y abajo la uva y el calor muy fuerte. Pos estábamos jóvenes, podíamos resistir bien el calor y sí hacía, pero no lo resentíamos mucho. Pero no, no ganamos dinero, muy poco dinero porque trabajábamos muy poco por el calor y la hora menos, también. Y ya pa allá igualaron, pero antes no, estaba muy, pues muy… La uva trabajábamos sus dos, tres horas porque ya no podíamos, sí, ya no había pedidos, estaba lleno así y ya nos juntamos todos ahí y pusimos un líder que hablara con el cónsul. Pos que era una vergüenza llegar a México sin ropa. En lugar de un veliz, una caja de cartón. Y dijo: “¿Qué es lo que quieren?”, dijo el cónsul. “Queremos un cambio”. Y nos dio el cambio, entonces me tocó en Yuba City en el melón, fui a la pisca del melón. Y se acabó la temporada del melón ahí y nos fue muy bien, ahí, ahí sí ganamos dinero en el melón. Y ya nos entregaron a La Asociación, ya ahí en La Asociación nos dijeron: “¿Quién se quiere ir pa México y quién quiere seguirle? Aquí se pueden quedar dieciocho meses”. Muchos se fueron pa México y yo dije: “Yo, ¿pos a qué voy al pueblo?, vengo a ver qué”. Y yo me quedé, me cambiaron a Arvin, de Yuba City me cambiaron a Arvin a la compañía Di Giorgio a la uva, piscando uva por horas. Pos no me fallaban las nueve horas, diez, nueve horas, estaba bien, no estaba malo. De ahí pues nos daban comida, nos daban el campo, tenía campo, tenía lonche, tenía todo. Nada más el domingo lo teníamos libre. Ahí íbamos al pueblito a comprar cosas a Arvin, ahí. Ya de ahí se acabó, ya comenzamos las apodas de los árboles también, podando ciruelas, de la uva, de las ciruelas. Se acabó y nos dijo: “El que quiera seguirle, dieciocho meses dura aquí”. Le dije: “Yo me quedo a inviernar”. Y ya después hubo una orden que todos parejos vámonos, nos echaron pa fuera a todos, ya en noviembre. Pos ya tuve que regresar al pueblito de vuelta y en noviembre, así es que esperé como cuatro o cinco meses pa que se vinieran de vuelta las contrataciones. Y entonces abren el centro de contratación en Irapuato y ya de Irapuato ya le tocaba California todo el tiempo. De ahí nos enlistamos más o menos en marzo del otro año ese y en abril nos fuimos a Irapuato a contratarnos. Y me tocó también en Yuba City, en Yuba City y luego de ahí, pero no me tocó piscando este, ¿cómo se llama?, piscando durazno. Ahí anduve piscando, se llama la compañía, ¿cómo se llama la compañía? El Sullivan Ranch, se llama la compañía, una compañía de duraznos muy grande, ahí trabajé. Y luego de ahí nos metieron, se acabó ahí todo el durazno y nos metieron al, pos ahí anduvimos pepenando todo y nos metieron al tomate, que fue el último ya se acabó el tomate y entonces de ahí pa fuera. Y el siguiente año me tocó en, cerca de San Francisco, a la pera, y de ahí de la pera, nos dieron un cambio a Artesia, fue el [19]59, en Artesia. Ahí estuve en Artesia, pues ya todo me quedé ahí hasta que me echaron pa fuera también. Ya como en… Ahora verás, fue como en noviembre, casi por ahí así que nos, ya nos… Quedaban muy poquitos, muy poquita gente. Fue el [19]59, estuve en Artesia, ahí andaban en todos los pueblillos ahí, en Orange, Burlington y Harlington Beach(??), ahí andábamos nosotros cuando estábamos libres, nos íbamos ahí de paseo, pues a conocer. Ya de ahí ya fue el [19]59, entonces nos echaron pa fuera el [19]59. Entonces ya en el [19]59 me fui a México y me fui a la Embajada Americana a llenar una aplicación de migrante. Pues yo no tenía, tenía a mi hermano en Boquillan(??), Illinois, yo pensaba decirle que a ver si me arreglaba. Y fui, metí la aplicación ahí y dijo, dice el cónsul: “Si traes todos los papeles, ahorita mismo te migras”. “Ah, qué caramba”, le digo, “pues tengo un hermano y los voy a mandar pedir”. Y bueno, dice: “Déjalo, esto déjalo ahí, esto te sirve”, dice, “cuando tengas los papeles, vienes, aquí está tu nombre, este no, no tiene vencimiento”. Entonces había el que tuviera todos los papeles, ese mismo día arreglaba. ¡Ah caramba!, y le escribí a mi hermano y me dijo que sí. Pos la llené, me dijo: “Lleva la aplicación”. Dije: “No, pues si ya la tengo”. “¿Cómo que ya la tienes?”. “Sí, pos, pos que tengo la dirección, pero tengo la tuya, sé cómo te llamas y todo”. Ahí sí, entonces dice: “Pues mándame los papeles”. Entonces se vino la bracerada y ahí deje eso y ya no le hice caso a nadie y me vine, aquí me tocó en Salinas. Entonces aquí está La Asociación, aquí en Salinas, aquí me tocó en Villa Campora, ahí me tocó en Villa Campora, aquí cerquita, cerca de Soledad esta Villa Campora, un campo. Ahí estuve toda la temporada desde abril hasta octubre levantando vías, llendo los desahijes. Se vino la fresa, a la pisca de la fresa hasta que se acabó, de ahí ya fue el último año que vine de bracero. El [19]60 fue el último año que vine de bracero, fue cuando caí aquí. En el [19]61 me migré, tuve un amigo, se llama Pascual Etonine, de aquí de soledad, fue el que me emigró a mí y éramos muy amigos, tenía taxis, una cantina, un hotel, un restaurante y nos hicimos muy amigos. Él era italiano, fue el que le dije: “¿Sabes qué? Emígrame”, le digo. “¿Tienes ganas de venir?”. “Sí, cómo no, tarde que temprano esta bracereada se va a acabar y yo me voy a quedar sin… “Todo se acaba”, me digo, “no hay cosa que dure, dura años pero todo tiene fin”. Y dice: “Vete, cuando te vayas, vete y cuando estés allá, me mandas decir y yo te mando lo que necesitas”. Sí, me fui y ya y entonces de que ya me voy ya, tomamos unas cervezas con el hombre y despedida, ya estuve ya allá, me fui. Pos llegué al pueblito ahí, ya llegué sacando las actas de nacimiento, actas de policía y todas esas cosas y me fui a la embajada y a ver qué cambios hubo. No, sí, ya había cambios, ya no estaba igual. Entonces ya fui y dice: “Ahora tienes que hacer una aplicación”, dice, “y son citas de tres meses, ya no es como antes, ya hay mucha gente emigrando”. ¡Hijo de la fregada! No, le escribí al hombre y me mandó todo el… Pues quién sabe qué dirían, estaban en inglés. Lo presenté ahí ya me dijo que si yo había trabajado con el señor, dije: “No, únicamente es amigo mío y nos conocemos y todo. Yo le dije que, pues que a mí me gusta Estados Unidos y no tengo otro medio de vivir más que de los Estados Unidos, si me hacía el favor de arreglarme y me dijo que él me iba a ayudar”. “Y, ¿no has trabajado?”. “No, no he trabajado, voy a trabajar con él”, le dije, “pero no he trabajado”. “¿Cuánto pagaste?”. “Yo no pago ni centavo”, digo, “¿por qué voy a pagar?”. “Antes pagaban”. “No”, le dije, “yo no tengo por qué pagar, es una amistad que tengo y ahí tá. No sé qué dirá esas cartas”. No pues algo le decía porque estaba admirado el vicecónsul y quién sabe qué haya puesto, pues todo lo que tenía yo creo. Tenía que poner todo. Y tengo esto y tengo esto. Y fue cuando ya llegué y ya desde entonces aquí, desde entonces ya le dije que… Mandé una carta que ya estaba listo, ya había arreglado y todo, que ya me venía. Y me vine en septiembre del [19]60, el 5 pasé y no, pues ya vine aquí, pero el hombre ya estaba muerto, se había muerto en esos días. No, no me lo alcanzó a emigrar. La mujer le, cuando estaba muriendo, le dijo que me trajera, que le hiciera el favor de firmar eso, que me trajera, cuando yo… Pero no me dijo, ella nomás me mandó los papeles, ya cuando vine, ya me dijo lo que había… “Mira”, me dice, “ahí está el hotel pa que te quedes, ahí está el restaurant pa que comas, y si quieres tomar, allá está la cantina, allá hay taxis pa que te vayas, tienes aquí todo. ¿Quieres trabajar en el restaurant? Trabaja. O, ¿quieres trabajar?”. “En donde tú quieras”, le dije, “o mejor, donde, déjame trabajar”. Ya agarré un trabajo en la matanza, de matancero. Entonces los braceros y gente de aquí ganaban ochenta y tantos centavos la hora, yo ganaba $3.60 la hora. Cuando vino Chávez aquí a la huelga y a unir a todos los campesinos, subieron a dólar, a $1.10, pero se quedó en $1 dólar. Pues a mí me subieron a $4 dólares en la matanza. Ya pues era un sueldo muy grande, mis cheques grandes, todas las cosas. Hasta eso, pues he tenido suerte en los trabajos, nunca me ha ido mal, será porque según se porte uno, tal vez. Pero yo nunca, dicen que… Pues yo nunca he sido discriminado, que yo diga que me discriminaron, nunca. Tengo yo ese, que yo diga: “Un americano me discriminó”. No, hasta eso yo he tenido gente americana amiga mía y muy buenas personas conmigo, hasta eso. No tengo que decir que me den, a mí no, no me han discriminado nadien porque pues no tienen por qué, ni tienen por qué. Según se porte uno, yo no sé qué, pos será la suerte de cada quien. Ya me salí de la matanza, me fui a regar y me hizo algo de daño, a regar esprincos [sprinklers] y toda esas cosas. Yo trabajaba diez, once, doce horas y no me iba mal tampoco. Sacaba mis cheques. Y a veces domingos y sábados, todo corrido. Pues ya de ahí me fui, agarré una compañía, se llama la Barendo(??), en el apio. Entonces me pagaban a $1.50 la hora, pues dije: “Pues no está mal”. Me hizo daño la matanza, me empezó a sacar aquí, en todos los coolers, y todas las cosas y sudando y todo eso y este, por eso la dejé. Y ya me fui a la Barendo(??), ahí es donde duré más o menos como unos ocho años trabajando. Como en el [19]55 se acabaron los braceros, andábamos en, se nombran burras, andaban tres cortadores y tres empacadores. Un empacador aquí, otro aquí y otro atrás, cada quien se rejunta su tamaño, su medida, echaba la caja, iba por docena. Y los cortadores, era puro bracero. Andábamos revueltos con los braceros nosotros. Fíjese que emigraban, nomás éramos como unos seis, siete emigrados y era pura bracereada. Y yo estaba, pues era bracero, no resentía yo ni nada, pues estaba impuesto a andar.
SV: Estaba ahí con todos.
GS: Sí, se acabó la bracereada y entonces ya empezaron a meter emigrados, remplazaron y empezaron y ya dijo el mayordomo: “No hay que dejar ni un emigrado porque esta gente ya se va a ir, esto se acabó”. Y así es que todo el que venía, pues que era flojo o no. “Métanlo, pues se va a acabar esto”. Y así fue, se acabó como en el [19]55, por ahí, terminó todo. Duré como unos ocho años trabajando con esa compañía. Ya de ahí me metí al brócoli a una compañía con un contratista, se llama la Main Pack. Entonces la tenía un contratista, trabajaba yo seis meses en el brócoli y seis meses en el apio. Entonces ya hubo un contratista que me dijo que si quería trabajar con él de mayordomo. Le dije: “Pues yo tengo muchos amigos, no me gusta malquistarle”, le digo, “tú corres gente y yo no estoy impuesto a correr gente, como voy a correr a mis amigos”. Y: “No”, dice, “tú vas a mandar ahí”, dice, “yo te respaldo”. “Bueno pues, ándale”. Pues ahí anduve como cinco años de mayordomo, seis meses en el apio de mayordomo y luego me iba al brócoli. Todo el invierno me la pasaba en el brócoli. Y empezó a correr gente el contratista, empezó a decir, de los cheques me empezaron a reclamar. Y: “Tú los tienes”. “No”, le digo, “no los tengo”. “Y pues vine allá con el Frank Vargas”, dice, “que te dio los cheques el señor”. “No”. “Entonces vénganse”, me dice. Yo estaba en el cuarto, ahí donde yo me dormía, estaba la oficina ahí. Y: “No”, les digo, “espérense, deje que vengan”. Y ya vino: “Véngase, vámonos, ¿cuáles cheques me ha dado aquí?”. Se los quería robar pues no tenían papeles y ellos pensaban que ya se habían ido. Entonces así él jugaba así y fui y le dije: “Oye tú Frank”, le digo, “¿cuáles cheques me has dado a mí? ¿Cuáles cheques qué?, cuál, ¿qué cheques?”. “Pues esta gente me está pidiendo los cheques, tú dices que me los distes a mí tú no me has dado ningunos cheques”. “Tú me das los cheques pa la gente pa que los reparta, pero yo no, yo no tengo cheques de ellos ni nada”. “Déjame ver”, aquí quién sabe qué, “yo pensaba que te los había dado, ya dispénsame”. Que quién sabe qué. Ya una disculpa les pidió ahí, esos los sacó y se los dió. Dije: “Ah, caramba, esto está mal”. Empezó a correr gente y me echaba la culpa a mí el mayordomo. “Dice el mayordomo que esto y esto otro y ten tu cheque y vete, fulano te corrió, el mayordomo”. Y no, venían conmigo. “Pues yo no te corrí, éntrale, trabaja”, le digo. “Si no me va a pagar”. “Pues te tiene que pagar, yo no te corrí”, le dije, “él te dio cheque”. “Sí”. “Pues si quieres éntrale”. Deja que venga. No, no venía, pero me lo agarraba con ellos y le decía: “Oye, yo no corrí a este hombre. ¿Por qué me echa la culpa que yo lo corrí?”. “Pues es que no sirven”. “Pero no me digas que yo, di que tú lo corres, tú traes la gente, tú córrelo”. Ya de ahí agarre la Main Pack, agarró toda la compañía y al contratista ese no. Ahí duré como veintitantos años trabajando con la Main Pack por contrato. Ya de ahí ya veintitantos años duré ahí, ya de ahí cuando salí, pues ya me salí a pensionarme nomás. Ya después me pensioné y todo y anduve trabajando, por ahí anduve trabajando. Ya después últimamente ya me metí de guardia, ahí en una escuela pasando muchachillos. (risas) Y el año pasado se acabó el programa y a todos nos mandaron a volar y ya no hubo fondos, ya se acabó todo. Y no había trabajado y me operaron de un ojo, de éste, y ya me alivié y todo. A lo mejor me busco un trabajito para de vez en cuando desaburrirse uno. Anduve ahí con la policía, siempre hace falta el chequecito.
SV: Ah, sí.
GS: Parece que no, pero nos pagaban bien. Pagaban a $12 dólares la hora, no estaba mal.
SV: ¿Usted trabajó como bracero casi diez años?
GS: Sí, pues de eso me mantenía casi, ¿verdad? De eso me mantenía.
SV: Y la primer vez que fuiste, ¿fuiste solo o fuiste con tus amigos, con familia?
GS: Fuimos puros amigos de todos, todos conocidos del pueblo, todos. Y hasta eso todos nos tocó juntos a todos. Uno que otro se fue desbalagando. Pero no, todos no van juntos, ahí es, dicen: “Tanta gente pa acá y se va y tanta gente”. Pero nosotros estábamos todos juntos y ahí nos tocó a todos juntos y la otra parte pues quién sabe pa dónde se iría. Se fue a Arkansó, [Arkansas] porque era, ¿cómo te dijera?, viene siendo como aquí Salinas, el valle, reparte La Asociación.
SV: Sí.
GS: A los rancheros, a las compañías, igualmente, no le toca a uno junto. Pero nos tocó puros del pueblo, ansina, y hay veces que no toca con nadien, solos.
SV: Solos.
GS: Pero pues ahí se hace amigo uno con los otros. Y ya decía, no necesita uno, nomás que se siente uno como no se conocen, anda uno medio triste.
SV: Después de ese tiempo en el ejército, ¿pensó en trabajar en los Estados Unidos antes?
GS: Antes, bueno, antes pos estaba yo chico, cuando los braceros yo estaba chiquillo, pero sí, pues nos daba, ya estaba yo grandecillo siempre. Nos daban ganas de salir de, pues de no estar en el pueblo, porque no hay vida, no hay nada, pues, así es que, pero todavía vivía mi papá. Así es que mi papá pues nos mantenía, pero cuando se murió, yo tuve que venirme. Me mantenía de aquí de Estados Unidos de bracero, hasta que me emigré, ese era casi mi fuerte, ya cuando me emigré, ya al poco tiempo se acabó la bracereada y de milagro fue que emigré.
SV: ¿Hizo una amistad con uno de los rancheros o uno de los de la compañía?
GS: Sí, sí, pos ansina, pues se habla uno nomás así, se habla. Está uno así con mayordomo, conoce los mayordomos, pos está platicando uno con ellos y los rancheros, son rancheros, pues también andan ahí con uno así platicando también. Si son de compañías, pues nomás los conoce uno, porque son muchos, muchas cuadrillas, mucha gente. Cada quien trae sus mayordomos, cuadrillas de treinta, cuarenta así, que sí los conocían los patrones nomás. Van a hablar con uno, pero no a platicar ni nada, los mayordomos ahí andábanos, andábanos todo el día con ellos platicando. Pos hay malos mayordomos también, sí, pero yo no, conmigo no, será porque, ni nunca, casi no me llamaban la atención mucho ni nada de eso, porque fui un hombre que nunca me ha gustado que me llamen la atención por flojo, nada de eso. Me gusta hacer las cosas como debe de ser, como las quieren, se las hago. Y hasta eso, por eso nunca casi me llamaron la atención así. Pues, no da uno motivo, cuando da motivo o le cae mal al mayordomo también, porque hay veces que les cae mal uno. Y no a todos los mayordomos… Pero el hombre que trabaja no pueden correrlo de todos modos, ni nada de eso, porque los necesitan, trabaja, aunque no lo quieran, si es usted buen trabajador. Y por eso yo nunca, no tuve nada de eso y así.
SV: Y, ¿qué hizo, qué hacía en su día de descanso o sus días libres cuando estabas trabajando como bracero?
GS: Oh, como bracero, pues trabajábamos menos los sábados. Bueno, los sábados, los domingos nomás trabajábamos, pues a lavar y el que podía se iba a las máquinas, ya había máquinas.
SV: ¿En el campo o en el pueblo?
GS: En el campo había máquinas, algunos y si no, pues a mano. Unos ahí a mano lavaba uno su ropa uno, se echaba uno un bote, el sábado con agua y jabón. Y de ahí los lavaba uno en los lavaderos ahí. Pero ya después dieron el poner máquinas, ya de todos modos los domingos, unos salíanos los sábados, y el mismo sábado se ponían, nomás nos bañábamos y pos las máquinas así, pues muchos se esperaban al domingo a lavar y ya lavábamos y todo. Íbanos pal pueblo ahí a, pos un rato a hacer compras así, comprar para estar listos para, pues un pantalón, una camisa, así compraba uno, y ya cuando quería ir, se le cumplía el contratado ya estaba el veliz bien lleno, lleno de ropa. Ese era… No había tiempos libres pa uno entonces, casi no. Nomás el domingo pues pa lavar la ropa y andar un rato ahí, ir a las tiendas a pueblillos cercas así y un pantalón, una camisa, algo, puro pa echarle al veliz.
SV: Y, ¿cómo era la gente del pueblo?, ¿estaban felices que estabas ahí?
GS: No pos claro, pues era comercio. Claro, pues que al bracero lo querían porque iba a comprar, ¿eh? A veces que yo, ¿cómo te dijera?, decía: “Yo compro”, pero era pa llevar pa México. Así es que pues todo el comercio estaba contento. Era el comercio, se acabó la bracereada y pos todo el que era bracero se emigró, emigraron al bracero, eso fue lo que pasó. En lugar de traernos de braceros, los emigraron y ahí fue donde nos tocó a muchos de nosotros emigrarse. Pero el comercio estaba bien, fíjate muchos, se acabó la bracereada y ya entonces el comercio ya se fue abajo. Cerraron tiendas, bastantes, había falluca, los árabes no se diga, esos, traían falluca de ropa, de radios y todo terminó. Se acabaron los braceros, se acabó el comercio, así es que pues cómo no, pues eran miles y miles de braceros y todos con sus velices, las máquinas Singer era lo que se llevaban los braceros más. Así es que nomás no los cargaban a nosotros y echábamos al tren y hasta donde, donde quería uno, el tren cargaba todos. Ese era la vida del bracero, llevar lo que se, lo que puede uno.
SV: Y, ¿mandaste un poco de salario a su familia y cuánto?
GS: No, no, claro que sí, no, no, hay mucha gente de los braceros que malgastaron, muy poco. De los que iban a la cantina, los que iban a la cantina se iban sin ni un centavo. Pero pues yo casi todos, cheque que nos pagaban por quincena y algunos por semana, pero casi por quincena. Pero ya después ya nos pagaban por semana, entonces de quincena pues nos rendía, agarrábamos buen cheque. Y ese mismo, nomás nos venía un sábado, agarrábamos la quincena y vuélatelos pa allá. No, mi mamá cada mes le mandaba yo todo lo que ganaba, sáquetalas, nomás dejaba un cheque y una feria de por las dudas. No sabía uno el tiempo y si un contratiempo dice: “Vamos”. Ahí trae uno unos $100 dólares o poquito más y, pero así como agarraba el cheque hacía el money order y vámonos, cada mes, cada mes.
SV: ¿Como cuánto sería en esos diez años?
GS: Pos mira, me costó mucho dinero las, ¿cómo dijera?, la escuela me costó, pos yo estaba sosteniendo de aquí la casa, mandándoles para el estudio de ellos y pa que vistieran, pa que comieran. Yo lo más bien que pudieran, pues, uno al alcance y yo ahorraban poquito. Así es que, pues mi mamá siempre alcanzó a tener cuatro casitas, que compró, ¿eh?
SV: ¿Con su dinero de bracero?
GS: No, pues yo a ella yo no le hacía cuentas, yo se lo mandaba, yo no tenía familia, todavía no me casaba ni nada. Así es que todo pa ella, ella sabía lo que hacía. Y yo cuando me quería irme, yo hacía puros money orders a nombre mío y los iba guardando. Ya cuando llegaba allá, ya también llevaba yo mi dinero. Y de pronto mi mamá lo gastó o algo, pues yo se los doy pa qué… Pos no me gustaba a mí decirle: “Haz esto, haz esto”. Yo era un hombre de que todo lo que le mandaba, ella sabía todo lo… Ya ella, y pues nomás ella es y yo no tengo familia, pues que gaste lo que quiera. Y pues ahí las muchachas bien vestidas, les di estudio bien, se formaron y a mí me costó todo, buen esa fue la cosa.
SV: Sus recuerdos de bracero, ¿son positivos o negativos?
GS: No, pues siempre uno sí se acuerda uno y cuando recuerdo, me da gusto recordar cuando era yo bracero. Parece que no, pero me da gusto de pues, que fui bracero, le serví aquí cuando necesitaban. Fue cuando la Segunda Guerra Mundial, necesitaban gente, pues me tocó dar servicio aquí con mis brazos y me siento orgulloso de haber sido bracero y me siento orgulloso de estar aquí también, de haberme emigrado y ahora soy ciudadano, ¿qué más pido?, ¿eh? Tengo mis hijos, mi familia, todo, ya me quedé solo, nomás yo y la vieja, así es que, ¿qué puedo pedir más? Nomás…
SV: Una pregunta más, ¿cuándo te casaste entonces?, ¿te casaste cuando eras bracero o ya después?
GS: No, ya estaba emigrado.
SV: Bien.
GS: Sí, yo me casé viejo por motivo de que tenía que mantener a mi mamá y a mis hermanos y en el pueblo no hay vida, es un pueblo chico sin vida, no hay fábricas y hasta la fecha no hay, no hay una fábrica. Así es que por eso todos se vienen para acá, por que todo el que va creciendo pues se viene pa acá, ¿qué hace en el pueblo? Taba así de gente y puro ejidatario, gente que tiene su terrenito, pues vive y el que no, no hay una fábrica ahí en ese pueblito, tiene que salirse uno a fuerza. Pues se hace uno la necesidad pues, ¿de qué se mantiene? Si le toca suerte acá con familiares, con unos amigos. “Ayúdame”. Y pues órale. Todavía así, pues antes me pedían ayudas a mí y yo les daba. Pues sí, porque uno no puede criticar como los que vienen de sin papeles ni nada, a uno le tocó suerte estar aquí. Si no le hubiera tocado suerte, anduviera uno igual que ellos, navegando. Y muchos, pues algunos se crecen, pero no es bueno nada de eso porque si no se hubiera emigrado, uno anduviera uno igual como ellos, esa es la cosa. No, me casé ya viejo también, ya le digo.
SV: La última pregunta, al haber sido bracero, ¿cambió su vida de alguna manera?
GS: De haber sido bracero, pues sí cómo no. Es muy distinto, bueno, ser un bracero, pues estoy orgulloso de haber sido bracero y, pero de que, cuando me emigré, pues tiene que cambiar todo mucho. Y ahora que me hice ciudadano cambió más todavía. Porque es un progreso lo que viene uno aquí, a progresar y a mí me gusta progresar. A mí no me gusta irme pa atrás, no, pa delante lo que se pueda, así es que tuve, fui bracero, me mantuve de tantos años de bracero, era mi fuerte. Me emigré, me fue bien, ahí progresé de bracero a migrar, progresé. Después dejé la mica, me hice ciudadano y me fue más bien, (risas) eso fuera pues un progreso que no me quejo, no me, no me lamento nada.
(entrevista interrumpida)
GS: Pues quiere y lo puede hacer todo, ya el que nos dio mucho la mano fue Cesar Chávez, subió los sueldos. Cuando vino Cesar Chávez subió él los sueldos…
(entrevista interrumpida)
GS: No había escusados ni nada de eso, uno que otro escusado así. Los hizo que pusieran escusados, higiene y todo. Pagaron más bien, nos tratan bien, y si entonces fue cuando…
(entrevista interrumpida)
GS: Nos dio la mano, yo estuve trabajando como quince años con la Unión de Campesinos, y pues estábamos bien. Nos pedía una ayuda, con gusto se la dábamos, porque él nos daba mucho dinero también, aparte de eso, en noviembre, en diciembre…
(entrevista interrumpida)
SV: So, se iba.
GS: Mira, César Chávez. Nos daban cheque en diciembre y otro cheque cada mes nos daban y en diciembre, en enero o en febrero me daban $800 a $1,000 dólares más. Ése era cada año, cada año y nuestros cheques para él no, nos dijo que si le dábamos un por ciento, con todo gusto. Dice: “No les pido más que eso”. Pero él nos daba más, todo, nos tenía clínicas, ¿qué más queríamos con él?, ese hombre. Yo trabajé hace…
SV: Mucho gusto, muchas gracias por su entrevista.
GS: No, pues gracias a usted.
SV: Gracias.
GS: Pues no, eso es todo lo que tengo que decir, ya más, ya no tengo yo, ¿cómo dijera yo?, represarías. Yo no nunca tuve yo no nada de eso. Ni pleito con los mayordomos, pleito con los patrones, no nunca tuve yo nada de eso, yo por eso hay gente que tiene suerte, hay gente que no tiene, a mí nunca… Yo por eso le digo, yo nunca me han discriminado ni nada de eso.
SV: No, pues…
Fin de la entrevista
Interviewer
Velásquez, Steve
Interviewee
Solís Aguilera, Gabino
Location
Salinas, California
File Name Identifier
Solis_Aguilera_SALC006
Citation
Velásquez, Steve and Solís Aguilera, Gabino, “Gabino Solís Aguilera,” Bracero History Archive, accessed November 28, 2024, https://braceroarchive.org./items/show/155.